Explorando las Funciones del Arte: Perspectivas y Propósitos
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El arte por el arte. Algunos autores, sobre todo contemporáneos, han sostenido que cuestionarse acerca de la función que desempeña el arte es una pregunta ilegítima. El arte no cumple ni debe cumplir ninguna utilidad. El arte, según los defensores de esta conocida postura, debe tener como único objetivo el arte mismo. Esta postura constituye, en definitiva, la reivindicación de un arte ajeno a cualquier propósito didáctico o moralizador, y la defensa de un arte radicalmente puro.
El arte como necesidad de la naturaleza humana. Los defensores de esta postura coinciden con los partidarios de la anterior en que el arte no cumple ni debe cumplir ninguna utilidad o función. Sin embargo, las razones son algo distintas. Su valor reside en la satisfacción de una necesidad humana. El ser humano siente la necesidad de expresar su personalidad y sus vivencias de forma artística, aunque de ello no extraiga aparentemente ninguna compensación material. Y es que, según esta postura, la producción de arte y su contemplación son actividades que deleitan por sí mismas porque responden a una íntima y profunda inquietud característica del ser humano. Siente la necesidad de expresarse mediante símbolos, pudiendo llevar a cabo dicha labor de una manera artística y creativa.
El arte como evasión. Según esta postura, una de las utilidades que proporciona el arte, tanto al artista como a su público, es ser un medio para huir de una realidad que no les satisface. Escapar a otro mundo extraordinario y bello, capaz de hacer olvidar al espectador su insignificante vida.
El arte como purificación. Una de las funciones que cumple el arte es purificar al espectador de ciertas pasiones que podrían serle perjudiciales si no se liberase indirectamente de ellas. Esta concepción de la función que cumple el arte surgió en la Antigüedad clásica, en concreto de la mano de Aristóteles. Según este filósofo, en la tragedia y en la música, el espectador se conmueve y revive las pasiones que mueven a los personajes. Este contagio de sentimientos consigue la catarsis: liberarle de esas mismas pasiones, que, vividas personalmente, serían desastrosas.
El arte humanizador. En el extremo completamente opuesto a la postura que vimos en primer lugar. Para algunos pensadores, el arte sí posee una función o finalidad. Esta función, en la que reside el auténtico valor y dignidad del arte, consiste en la transmisión y promoción de valores éticos, sociales, culturales, etc. El artista debe intentar que esas mismas formas bellas logren educarlo moral, social y humanamente. Precisamente, porque el arte logra agradar y divertir por sí mismo, debe someter esa capacidad a un fin más elevado: enseñar deleitando o educar divirtiendo.
5/r PA 6/(-p^q)->-r RB 2 7/-r->(p^q) RB 2 8/-(-p^q) MT 5,6 9/--p(^)-q DM 8 9/p(^)-q DN 9 10/p(^)-q DN 9 11/p SD 3,10
12/-p->q RB 1 13/q->-p 14/-q MT 11,13 15/q^-q IC 3,14 16/r->(q^-q) PC 5,15 17/-r R.ABS 16