Explorando la Filosofía de la Mente, Identidad y Personalidad: Un Enfoque Integral

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La rama de la filosofía de la mente es relativamente nueva, aunque algunos conceptos y temas ya estaban presentes en la filosofía antigua. Aparece en el siglo XX con la consolidación de las ciencias cognitivas y adquiere mayor relevancia en la segunda mitad. Teniendo en cuenta estos desarrollos científicos y a partir de métodos propios filosóficos, la filosofía de la mente se ocupa de la relación entre mente y cuerpo, y por ende, mente y conducta, así como del conocimiento. También aborda la naturaleza o realidad de los estados mentales y los *qualia*, sobre la existencia de la propia conciencia y de otras mentes, sobre el problema de la identidad y permanencia a través del tiempo, sobre el peso de las sensaciones y de las emociones frente al de la racionalidad, sobre el papel de la intencionalidad y la motivación, y sobre la importancia de la libertad.

En conclusión, si nos fijamos en el objeto de estudio de la filosofía de la mente, podemos observar que toca muchos de los principales temas de la filosofía, aunque sea de forma sucinta y parcial, puesto que todos giran en torno a la cuestión del conocimiento de la mente.

Identidad: Un Doble Concepto

Compartimos algunas características físicas y necesidades que nos hacen similares, por ello podemos formar parte de una colectividad y una comunidad. Todos iguales y diferentes. Únicos e irrepetibles. Hay una doble realidad que se traduce en una doble identidad.

Identidad personal: Apariencia y forma de ser, comportamiento, creencias, actitudes. Esta identidad es un proceso subjetivo de construcción personal a través del cual el individuo se reconoce a sí mismo como un ser independiente, separado del mundo circundante y con conciencia de sí mismo a lo largo del tiempo, que permanece pese a los cambios. Esta construcción se hace con elementos propios de cada individuo, pero también con elementos externos característicos del ambiente al que pertenece.

Identidad social: Conciencia de uno mismo como individuo que toma parte en un colectivo o grupo. Por lo tanto, está muy determinada por la sociedad en la que se vive. Así, identificarse con un grupo implica compartir con sus integrantes una serie de creencias, valores, normas... De esta manera hablamos de identidad cultural, política, religiosa, etc.

Resumen: La Identidad como Concepto Dinámico

La identidad es el concepto que tenemos de nosotros mismos, resultado de la unión de la identidad personal y social. No es un concepto fijo o variable. El ser humano es libre como tal, durante su vida va tomando decisiones que conciernen a su proyecto vital, y por tanto, va haciéndose y dotándose de una identidad. En consecuencia, la identidad no es estática, sino dinámica, cambia con las experiencias de la vida y con la interacción sociocultural. En la relación con otros, el individuo no solo observa modelos y pautas que ayudan a construir su identidad, sino que forma una imagen de sí mismo producida por su propio juicio y por el que los demás tienen de él. Es un proceso de crecimiento personal y cambio que nos proporciona un sentido de pertenencia.

Personalidad: Expresión de la Individualidad

A través del proceso en el que adquirimos nuestra identidad desarrollamos la personalidad. La personalidad es el conjunto de rasgos psicológicos que tiene todo ser humano, que expresan la particular forma de ser y actuar de cada cual, por tanto, *who we are*. Todas las personalidades son diferentes, aunque hay características comunes. Definitivamente, la personalidad es el modo característico y habitual en que cada uno siente, piensa y se comporta, identificándose ante los demás y ante nosotros mismos. Además, es estable y dinámica a la vez, pues algunas características pueden ir cambiando conforme construimos nuestra identidad. No es cuantificable, no hay personas que tengan más o menos personalidad. Cuando alguien tiene mucha personalidad, en verdad tan solo tiene algunas características muy marcadas.

Voluntad: El Motor de la Identidad

Voluntad: Capacidad de elegir libremente cómo ser. Por la voluntad elegimos qué queremos y hacemos. Para llevar a cabo nuestro proyecto de vida escogemos unos valores con los que guiarnos o el modo de enfrentarnos a situaciones a partir de nuestro propio temperamento y carácter.

Base: Es la memoria porque permite tener una idea clara del Yo a través del tiempo. Ayuda a interpretar el entorno, adaptarnos a él, y por tanto a escoger para nuestra personalidad aquellos rasgos viables.

La voluntad actúa sobre el carácter para que controle el temperamento en la persecución de las metas escogidas. Así, el temperamento, carácter y voluntad constituyen la estructura de la personalidad y contribuyen a la construcción de la identidad.

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