Explorando la Filosofía Ética: Marx, Sócrates, Kant y Más

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El Ser Humano como Ser Activo: La Perspectiva de Karl Marx

La esencia del ser humano se realiza a través del trabajo, pero en la sociedad capitalista, este se presenta en condiciones de explotación, lo que provoca alienación. La alienación, del latín alienus (ajeno), significa que los productos de la actividad humana se convierten en fuerzas extrañas que dominan al individuo. De este modo, el sujeto deja de ser libre y creador para convertirse en esclavo de lo que él mismo produce, perdiendo su libertad y humanidad.

La alienación fundamental para Karl Marx es la alienación económica, que se manifiesta en el trabajo dentro de la sociedad capitalista. En lugar de ser un medio de realización, el trabajo asalariado resulta alienante y presenta cuatro aspectos principales:

  • Respecto al producto del trabajo: El obrero crea algo que no le pertenece, sino al capitalista.
  • Respecto a la propia actividad productiva: El trabajo es algo impuesto, ajeno al trabajador.
  • Respecto a la naturaleza: La naturaleza aparece como propiedad ajena, no como parte del ser humano.
  • Respecto a los demás seres humanos: Las relaciones humanas también están alienadas, especialmente entre capitalistas y obreros.

De esta alienación económica derivan otras dos formas que buscan justificar la miseria y ocultar la realidad:

Alienación Religiosa

Marx, yendo más allá de Feuerbach, afirma que la alienación religiosa es un reflejo de la miseria económica y social. La religión ofrece un consuelo imaginario frente a la miseria real, idealizando un más allá para hacer más soportable la explotación del presente. Esta es la idea detrás de la famosa frase de Marx: “la religión es el opio del pueblo”.

Alienación Filosófica

La filosofía también puede ser alienante al interpretar falsamente la realidad y justificar el poder y las condiciones injustas existentes.

Ética y Moral: Conceptos Fundamentales

Moral

Conjunto de normas, valores y conductas que una persona o grupo considera correctos.

Ética

Parte de la filosofía que reflexiona sobre la moral, es decir, sobre el conjunto de reglas, normas de comportamiento y valores considerados correctos para un individuo o un grupo.

El término moral se opone a inmoral y amoral, según el valor moral de las acciones:

  • Actos morales: Acciones consideradas buenas o correctas (ej: ayudar, pagar impuestos).
  • Actos inmorales: Acciones consideradas malas o incorrectas (ej: mentir, robar).
  • Actos amorales: Acciones sin relación con la moral, ni buenas ni malas (ej: dormir la siesta, pintar una pared).

Universalismo y Relativismo Moral

Universalismo Moral

Defiende que el bien es objetivo y universal, no depende de personas, épocas ni culturas. Filósofos como Platón, Tomás de Aquino, Habermas o Rawls defendieron esta postura.

Relativismo Moral

Afirma que el bien y el mal dependen de la cultura y del momento histórico. No existen valores universales; todo es una construcción humana. Por ello, se aboga por la tolerancia hacia diferentes morales, aunque no se coincida con ellas.

El Relativismo de los Sofistas Frente al Universalismo de Sócrates

Los sofistas fueron los primeros defensores del relativismo moral en el siglo V a.C. Afirmaban que el bien y el mal dependían de las leyes y normas de cada sociedad, ya que las leyes humanas variaban según la ciudad. Protágoras, uno de los sofistas más importantes, decía: “El ser humano es la medida de todas las cosas”, lo que implicaba que lo justo o injusto dependía de la persona o la cultura.

En contraste, Sócrates reaccionó contra este relativismo defendiendo la existencia de valores universales. Sostenía que las normas no podían ser relativas a cada persona o época. Propuso un método dialéctico para descubrir la verdad objetiva, basado en el diálogo a través de preguntas y respuestas, conocido como maiéutica. Este método constaba de dos momentos:

  • Ironía o momento destructivo: Se hacían preguntas hasta que el interlocutor reconocía su propia ignorancia.
  • Momento positivo o constructivo: Tras reconocer la ignorancia, Sócrates guiaba al interlocutor en la búsqueda de la verdad universal.

Sócrates también defendía el intelectualismo moral, que afirma que quien conoce el bien, lo practica, ya que la ignorancia es la causa del mal. Para Sócrates, nadie hace el mal a sabiendas, sino por ignorancia. Solo la sabiduría conduce a la verdadera felicidad.

Éticas de la Felicidad Frente a Éticas del Deber (Deontológicas)

Éticas de la Felicidad o Teleológicas

El fin último es la felicidad o el bienestar. La moralidad de una acción se determina por sus consecuencias. La acción moral debe buscar la felicidad o el bienestar.

Éticas del Deber o Deontológicas

Lo importante no son las consecuencias de las acciones, sino actuar por deber moral. La preocupación principal reside en la conciencia, el razonamiento y las normas u obligaciones que deben guiar la acción moral, independientemente de las consecuencias. El término “deontológico” proviene de “deontos”, que significa “deber”.

Eudemonismo: El Bien como Felicidad. Aristóteles

Aristóteles sostiene que el fin último o bien supremo del ser humano es la felicidad. La felicidad se consigue realizando la actividad más propia y natural de cada ser, que para el ser humano es la actividad intelectual, siendo la sabiduría la forma más perfecta de felicidad, concretamente la contemplación.

Sin embargo, la vida dedicada solo a la contemplación es imposible debido a las necesidades corporales, problemas económicos o interferencias sociales. Por ello, los seres humanos deben conformarse con una felicidad limitada. Para alcanzarla, Aristóteles considera necesario tener ciertos bienes materiales (salud, medios económicos) y, sobre todo, practicar las virtudes. Las virtudes son hábitos adquiridos mediante la práctica y representan el punto medio entre dos extremos viciosos (uno por defecto y otro por exceso). Por ejemplo, la valentía es el punto medio entre la cobardía y la temeridad.

Aristóteles distingue entre virtudes intelectuales o dianoéticas (que mejoran el conocimiento, siendo la prudencia la más importante) y virtudes éticas o morales (que perfeccionan el carácter y el comportamiento, como la fortaleza, la temperanza y la justicia, siendo esta última la más relevante).

El Hedonismo de Epicuro de Samos: El Bien como Placer

El hedonismo identifica el bien con el placer (del griego hedoné). Las teorías éticas hedonistas sostienen que la felicidad se encuentra en el cálculo correcto de los placeres.

Epicuro de Samos, fundador de la Escuela del Jardín en Atenas, luchó contra las supersticiones y creencias infundadas. Para él, el objetivo de la filosofía es eminentemente práctico: “inútil es la palabra del filósofo que no cura los sufrimientos”.

El cálculo correcto de los placeres implica la ataraxia (tranquilidad completa del espíritu). Para alcanzar la felicidad, Epicuro consideraba:

  • Placeres corporales: Deben buscarse con moderación para evitar dolores futuros.
  • Placeres espirituales: Son más importantes que los corporales (ej: un buen libro, la amistad).
  • Placeres compartidos: Dan más placer que los egoístas.

Epicuro proponía el tetrapharmacon (cuatro remedios) para lograr la felicidad:

  • No temer a los dioses.
  • No temer a la muerte (la muerte no es nada para nosotros).
  • El bien es fácil de conseguir (satisfacer los deseos naturales y necesarios, moderar los naturales no necesarios y rechazar los no naturales ni necesarios).
  • No temer al sufrimiento (la dor es inevitable, pero puede ser eliminada mediante la razón y la prudencia).

El Utilitarismo: El Bien como la Felicidad Colectiva. J. Stuart Mill

El utilitarismo defiende que la moralidad de las acciones depende de sus consecuencias, y que el bien moral consiste en conseguir la máxima felicidad para el mayor número de personas.

El utilitarismo critica al hedonismo individualista, pues para Mill no puede haber felicidad personal sin una sociedad feliz. John Stuart Mill defendía el hedonismo con matices importantes:

  • Diferencia entre placeres superiores e inferiores: No solo importa la cantidad, sino la calidad. Su famosa frase: “Más vale ser un Sócrates insatisfeito que un porco satisfecho”, subraya que la verdadera felicidad requiere cultura, reflexión y placeres intelectuales.
  • Hedonismo altruista: Mill propone un hedonismo al servicio de la sociedad, no egoísta. Es preciso pensar en el bienestar común.

Por tanto, las acciones correctas son aquellas que producen más bienestar para más gente, incluso si no es el mayor placer personal.

Las Éticas Deontológicas: La Ética Kantiana

Kant (siglo XVIII, Ilustración) defiende una ética deontológica, donde lo importante no son las consecuencias de las acciones, sino el deber moral. Actuar por deber es tener buena voluntad.

Kant distingue tres tipos de acciones:

  • Contrarias al deber (ej: cobrar de más).
  • Conformes al deber legal (cobrar lo justo, porque lo dicta la ley).
  • Conformes al deber moral (cobrar lo justo porque es lo correcto).

Solo la tercera es moralmente buena.

El imperativo categórico expresa el deber y tiene dos formulaciones principales:

  • “Obra de tal manera que tus actos puedan ser tomados como normas universales de conducta.”
  • “Obra de tal manera que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca como un medio.”

Autonomía Moral según Kant

Las éticas deontológicas, como la de Kant, son autónomas: las normas morales nacen de la razón del propio individuo, no vienen impuestas desde fuera.

Heteronomía en las Éticas Consecuencialistas

Por el contrario, las éticas consecuencialistas son heterónomas, porque se guían por factores externos a la razón (intereses, costumbres, placer, modas...).

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