Explorando el Feminismo: Orígenes, Conceptos Clave y Evolución
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Feminismo: Introducción
El movimiento feminista es profundamente complejo, diverso y cultural. Se hace palpable a medida que vamos descentrando las ideas preconcebidas, ofreciendo relatos diversos sobre la opresión de la mujer, las claves para su emancipación y la respuesta a la pregunta de qué es la mujer. En la medida en que el feminismo, tal y como sostiene Beatriz Preciado, es uno de los dominios teóricos y prácticos sometidos a mayor transformación y crítica reflexiva, no deja de inventar imaginarios políticos y de crear estrategias de acción. Encontrar sus rasgos comunes no es un ejercicio fácil. A pesar de que el feminismo es un movimiento complejo en planteamientos y con larga tradición teórica e histórica, se va a centrar en las categorías con las que vamos a operar, en los embarques que ha autorizado, en la transformación de planteamientos y relatos que esa dialéctica interna ha ido provocando. Por eso, debemos comenzar con la premisa de que lo personal es político.
Lo personal es político como tradición humanista feminista
Entrados los años 60 del siglo XX, la repercusión de la obra El segundo sexo de Simone de Beauvoir era inminente. Esta obra continuó de alguna forma con la tradición humanista feminista que había inaugurado el feminismo ilustrado protagonizado por Mary Wollstonecraft. Sin embargo, hubo que esperar al denominado feminismo de la segunda ola para detectar las claves fundamentales que ayudaron al movimiento feminista a identificar cuál era la naturaleza de los problemas que afectaban a las mujeres y en qué medida las soluciones debían ser distintas. El movimiento de mujeres contemporáneo consiguió dar publicidad a muchos temas y prácticas que se consideraban demasiado triviales, domésticos o privados para la discusión pública. Lo personal es político implica que esas cuestiones consideradas exógenas a lo político eran susceptibles de ser politizadas. Los estudios de Foucault sobre el poder fueron revolucionarios porque permitieron entender que las relaciones de pareja podían analizarse desde esa óptica del poder, y que esas relaciones de poder eran la expresión de pautas estructurales de desigualdad y de subordinación que nacían del corazón mismo del patriarcado. El analizar todos los problemas desde la dimensión del poder ayudó a resignificar los espacios de lo público y lo privado. Contribuyó a sacar determinados problemas del ámbito privado y llevarlos también a la esfera pública y a la democracia. La crítica feminista trata de poner en evidencia, primero, que la división público-privado es una construcción eminentemente política y, segundo, que esa división se nombra en masculino-femenino y expresa una división de fondo más profunda: la dicotomía entre razón y sentimiento. Esta dicotomía aparece en la teoría política moderna para ordenar el ámbito público de la soberanía del Estado, frente a otro doméstico y privado de necesidades, sentimientos y deseos. Ese ámbito público racional e imparcial se consigue a condición de expulsar la particularidad, los deseos, las emociones, los sentimientos y aquellos sujetos relacionados con ellos.