Explorando la Fe y la Razón según San Agustín

Enviado por Chuletator online y clasificado en Filosofía y ética

Escrito el en español con un tamaño de 3,84 KB

La Relación entre Fe y Razón en el Pensamiento de San Agustín

Por tanto, el conocimiento necesita de la razón. Cada uno de nosotros puede mirar en sí mismo y alcanzar estas verdades y alcanzar a Dios por la razón. No se trata de creer sin más, sin reflexión, porque eso San Agustín afirmaba que hay que creer para comprender y comprender para creer:

  • Comprende para creer: La fe se vale de la razón, ya que la comprensión racional de la doctrina cristiana es la forma más elevada y auténtica de la fe. La verdadera fe del cristiano no debe limitarse a la fe ciega del ignorante.
  • Cree para comprender: La fe ilumina a la razón, ya que es preciso creer para poder entender, puesto que la razón humana es limitada y solo la fe permite entender todas las preguntas relativas a Dios, al mundo y al hombre.

El hombre sabio es aquel que intenta, por la razón, comprender lo que le viene dado por la fe y que, igualmente, se sirve de la fe cuando la razón llega a su límite. La existencia de Dios para San Agustín es una cuestión tanto de fe como de razón y es necesario que lleguemos a Dios por ambas vías.

La Teoría de la Iluminación y el Ejemplarismo Divino

Para San Agustín, la verdad es algo que se encuentra en el propio proceso de reflexión del ser humano y, por tanto, podemos decir que el conocimiento es para él el encuentro cognoscitivo del alma consigo misma; es una actividad vital. La teoría del ejemplarismo divino determina que los ejemplares están en la mente de Dios, son coexistentes y consustanciales, no son diferentes. Por lo que Dios crea el mundo respecto a esas ideas. Podemos decir que las ideas están en nosotros, por lo que son innatas. El conocimiento, sin embargo, no es recuerdo, por lo que niega la reminiscencia. En resumen, sí hay lo innato, pero no el recuerdo. En este caso, la reminiscencia nos llevaría a la preexistencia del alma (herejía). Las ideas en nosotros están en nosotros, pero no las hemos generado nosotros, ya que las ideas son infinitas, inmateriales, perfectas y eternas. Y nosotros somos materiales, imperfectos, finitos, por lo que no hemos creado las ideas y alguien las ha puesto en nosotros: Dios. Esto prueba la existencia de Dios y de que Él nos ha creado.

Concepto Central de la Ética: Libre Albedrío

El mal moral está derivado de la conducta humana. Al abordar el tema del mal moral, San Agustín va a tratar el tema de la libertad y, con ello, el de la gracia. Como hemos visto, el alma del ser humano es un producto del pecado original que es transmitido de generación en generación. Es esta caída del ser humano la que da sentido a la encarnación de Cristo y a su sacrificio como algo necesario para la redención humana.

Más allá de la doctrina teológica del pecado original, San Agustín cree que el mal radica en la capacidad humana del libre albedrío: Dios no nos ha hecho ni buenos ni malos, nos ha hecho libres. El libre albedrío es la posibilidad de elegir voluntariamente entre el bien y el mal, aunque debido a la caída del ser humano, muchas veces tendemos a errar en la acción. Al habernos concedido el libre albedrío, los conceptos de la responsabilidad, el castigo y la recompensa cobran sentido. Se debe castigar aquella conducta que es fruto de una mala elección libre y se debe recompensar al que obra justamente.

Por tanto, no es mejor que el mal no existiera, sino que es mejor tener este libre albedrío (aunque ello signifique a veces pecar), pues confiere mérito a la acción humana y da sentido al premio y al castigo. Por eso Dios nos ha concedido este regalo, aunque a veces se traduzca en decisiones incorrectas. Sin libertad, no habría, como tal, acción moral, pues nuestras acciones serían ya fruto de algo que está determinado de antemano.

Entradas relacionadas: