Explorando la Experiencia Humana: Un Viaje a Través de la Psicología de Laing
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En el primer capítulo, se aborda la experiencia como fuente primordial de toda teoría, destacando la inaccesibilidad de la experiencia ajena. Laing considera que esta experiencia, antiguamente denominada “alma”, es fundamental. Al reconocer la inaccesibilidad de la experiencia de otros, comprendemos que solo nuestra propia experiencia es evidente para nosotros. Según Laing: “La psicología es el logos de la experiencia, es la estructura de la evidencia, y, en consecuencia, la ciencia de las ciencias.”
Las ciencias naturales carecen de conocimiento sobre la relación entre la experiencia y el comportamiento, ya que la primera no plantea un problema “objetivo”. Actualmente, no existen métodos desarrollados para comprender esta relación. Laing explora diversas modalidades de la experiencia, argumentando que percepción, fantasía, ensueños, imaginación, memoria y sueños son simplemente distintas formas de experiencia, sin ser intrínsecamente más internas o externas.
Vivimos en dos mundos: el externo, ampliamente explorado, y el interno, del cual poco se habla. Para Laing: “El mundo interno será, pues, nuestro modo personal de experimentar nuestro propio cuerpo, los demás, el mundo animado e inanimado: la imaginación, los sueños, la fantasía y, detrás de todo eso, cualquier alcance de nuestra experiencia.”
Nuestra experiencia se encuentra mistificada y alienada, requiriendo un proceso de “desaprendizaje” de modos y conductas que nos han llevado a esta alienación. Solo así podremos experimentar el mundo con sinceridad e interés. Aceptamos una alienación “normal” en aquellos que actúan como la mayoría, mientras que las “formas alienadas” que se desvían de este estado común son consideradas “patológicas”. Laing afirma: “La condición de estar alienado, dormido, inconsciente, de estar fuera de la propia mente, es la condición del hombre normal.”
Actuamos según nuestra experiencia; nuestra conducta es una función de ella. Si esta última está distorsionada, mistificada u oprimida, nuestro comportamiento será similar.
Otro punto relevante es la validación de la fantasía como una forma legítima de experiencia. La primera forma de experimentar el mundo es lo que los psicoanalistas llaman “fantasía”. Tradicionalmente, se considera que esta fantasía se convierte en un “inconsciente” aislado y sin desarrollo. Laing argumenta que esta concepción es una forma más de alienación. Para él, la fantasía es una “forma especial de relacionarse con el mundo”.
Muchas de nuestras acciones son destructivas, tanto para nuestra propia experiencia como para la de los demás. Los “mecanismos de defensa” psicoanalíticos son formas en que una persona se aliena inconscientemente. Estas acciones son producto de su experiencia y se denominan “mecanismos” debido a la disociación fundamental de dicha experiencia. La persona siente que los “padece”, convirtiéndose en “paciente”, una víctima invadida por ellos.
La Experiencia Psicoterapéutica
En el segundo capítulo, “La Experiencia Psicoterapéutica”, Laing analiza los postulados y métodos de la psicoterapia. Plantea la necesidad de desarrollar una teoría crítica basada en conceptos que indiquen la interacción y la interexperiencia entre dos personas, ayudando a comprender la relación entre la experiencia de cada individuo y su comportamiento dentro del contexto de la relación entre ambos.
El objetivo es una teoría que proporcione una visión total de la “estructura ontológica del ser humano”. Laing afirma que “La psicoterapia debe seguir siendo un intento obstinado de dos personas para recuperar la totalidad del ser humano a través de la relación entre ellas.”
La Mistificación de la Experiencia
El tercer capítulo, “La Mistificación de la Experiencia”, se centra en la idea de que, una vez destruida la propia experiencia y la de los demás, la alienación debe ocultarse a sí misma. Esto constituye la mistificación de la experiencia. La violencia se disfraza de amor, justificándose e incluso volviéndose deseable. Esta violencia destruye nuestras primeras experiencias del mundo.
Actuamos según nuestra experiencia, a menudo a requerimiento de otros, aprendiendo a comportarnos con ellos y obedeciendo sus órdenes. Se nos enseña qué experimentar y qué no, al igual que se nos enseñan los movimientos y sonidos que debemos hacer. Laing compara este fenómeno con lo que sucede en las ciencias sociales.
Debemos adaptar y constreñir la potencialidad de nuestra experiencia a límites preestablecidos. La esquizofrenia, por ejemplo, se considera un intento fallido de adaptación. Laing sugiere que, en realidad, puede ser un “...feliz intento de no adaptarse a las realidades pseudo sociales.”
Nosotros y Ellos
El capítulo siguiente, “Nosotros y Ellos”, aborda la necesidad de lograr un “acuerdo”, de pensar y actuar conforme al “sentido común”, excluyendo cualquier experiencia distinta. La destrucción en la que nos hemos envuelto no se detendrá hasta que comprendamos que todos corremos el mismo riesgo y vivimos la misma alienación. La división entre “Nosotros” y “Ellos” es, en esencia, un espejismo.