Explorando las Éticas Materiales: Un Camino hacia la Felicidad
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Eudemonismo
El eudemonismo fue desarrollado por Aristóteles. En su ética de la felicidad, presupone que el bien supremo que todos los seres humanos perseguimos es la felicidad, y la tarea de la reflexión ética será investigar en qué consiste. El ser humano es feliz cuando se autorrealiza como tal. La única actividad que es propia y exclusiva de las personas es la capacidad de pensar y razonar. Así que seremos buenos y felices si conseguimos que nuestra vida sea lo más racional posible. El medio para lograrlo es respetar dos tipos de normas, a las que Aristóteles llama virtudes:
- Virtudes éticas o morales: El hábito de mantener nuestras emociones, sentimientos y deseos en un término medio. En nuestra conducta cotidiana, debemos practicar estas virtudes que crean hábitos.
- Virtudes intelectuales: El fin de estas virtudes es la aprehensión de los principios racionales: prudencia y sabiduría.
Hedonismo
El hedonismo fue desarrollado por Epicuro, para quien el bien supremo es el placer. La prioridad de nuestras vidas es aumentar el placer y disminuir el dolor. La ataraxia es ese estado de placer que implica ausencia de dolor. La persona sabia es aquella que sabe hacer el cálculo y sabe a qué placeres decir sí y hasta dónde. Para poder hacer el cálculo, distingue tres tipos de deseos:
- Deseos naturales y necesarios: Son necesidades primarias y biológicas: alimentarse, beber, dormir.
- Deseos naturales y no necesarios: Nacen del deseo de los seres humanos de variar y obtener más placer de la vida, como satisfacer el apetito con caviar. Estos deseos debemos moderarlos.
- Deseos no naturales y no necesarios: Lujo, poder, riqueza. Debemos renunciar a ellos, ya que no se sacian nunca.
Estoicismo
El estoicismo fue desarrollado por Zenón. Para él, todo el universo y cuanto en él sucede está regido, dirigido y determinado por una ley, principio o razón universal que todo lo controla y domina. El ser humano debe someterse a la necesidad de la naturaleza: "vive de acuerdo con la naturaleza". Esta aceptación del destino nos lleva al ideal ético: la tranquilidad y la imperturbabilidad. Nuestro objetivo es la no resistencia a lo que es y no puede ser. Es decir, comprender y aceptar lo que no podemos cambiar. La norma moral para lograrlo es un férreo dominio de la voluntad.
Ética Cristiana
El máximo representante de la ética cristiana fue Tomás de Aquino, con la formulación del concepto de ley natural, es decir, hacer el bien y evitar el mal. En este concepto, hay otros tres preceptos secundarios:
- Precepto de conservar la vida: Es bueno lo que conserva la vida y malo lo que la acaba.
- Precepto de procrear y cuidar la especie: Tendencia que compartimos todos los animales.
- Precepto de buscar la verdad: Sobre todo, buscar la suma verdad, que es Dios.
Utilitarismo
Los representantes del utilitarismo son Bentham y Stuart Mill. Nuestra conducta debe regirse por el principio de utilidad o de interés de la mayoría. De ahí el principio utilitarista por excelencia: una acción es buena cuando produce la mayor felicidad para el mayor número de personas. El principio básico de moralidad y justicia es que la felicidad de los individuos debe ser compatible con la felicidad del conjunto.