Explorando la Ética: Conceptos Clave y Corrientes Filosóficas Esenciales

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Introducción a la Ética: Conceptos Fundamentales

La ética, una rama esencial de la filosofía, se dedica al estudio de la moral, el comportamiento humano, las costumbres y los principios que rigen la conducta individual y colectiva. A diferencia de disciplinas como la sociología o la psicología, que describen fenómenos sociales o psicológicos, la ética es una disciplina prescriptiva y normativa. Busca establecer lo que es bueno o malo, correcto o incorrecto, y cómo deberíamos actuar. Es, además, una construcción cultural dinámica que se manifiesta en diversas corrientes y enfoques.

Enfoques Clásicos en la Ética Normativa

Ética Teleológica o de Fines

Esta corriente ética se centra en el estudio de los fines últimos o los objetivos finales de las acciones humanas. La bondad o maldad de un acto se determina por si este contribuye o no a la consecución de un fin deseado o un bien supremo. Si las acciones realizadas son adecuadas para alcanzar dicho fin, se consideran buenas; si son un obstáculo, se califican como malas. Por ejemplo, para aprobar un examen, estudiar diligentemente es una acción correcta que conduce al fin deseado.

Ética Formal o Deontológica

En contraste con la ética de fines, la ética formal, cuyo máximo exponente es Immanuel Kant, postula que la moralidad de un acto no reside en sus consecuencias, sino en la intención con la que se realiza y en el cumplimiento del deber. Los conceptos fundamentales son el deber y la obligación. Un acto es moralmente bueno si se realiza por respeto a la ley moral universal, independientemente de los resultados que pueda generar.

Ética Axiológica

La ética axiológica se enfoca en el estudio de los valores morales (axiología). Propone que la bondad o maldad de los actos se mide en relación con una jerarquía o "tabla" de valores preexistentes. Aunque no necesariamente rechaza por completo las éticas de fines o formales, su énfasis principal radica en la comprensión y aplicación de los valores como fundamento de la moralidad.

Niveles de Estudio de la Ética

Ética Teórica o Descriptiva

Esta rama de la ética se encarga de describir y explicar los fenómenos morales tal como se presentan en las diferentes culturas y sociedades. No busca prescribir cómo deben ser las normas, sino comprender su origen, evolución y función. Constituye la base teórico-filosófica que puede servir de fundamento para el estudio de las normas éticas.

Ética Normativa

La ética normativa es la parte de la ética que se ocupa de formular principios generales y criterios morales que justifiquen los sistemas normativos. Su objetivo es establecer qué acciones son correctas o incorrectas, y por qué se deberían adoptar determinadas normas o valores. Es el nivel que busca responder a la pregunta: "¿Qué debo hacer?".

Metaética

La metaética es el nivel de la ética que se dedica al análisis del lenguaje moral, la naturaleza de los juicios éticos y la fundamentación de las teorías éticas. No se pregunta qué es bueno o malo, sino qué significa "bueno" o "malo". Examina cuestiones como la objetividad o subjetividad de los valores morales, la posibilidad de conocer la verdad moral y la relación de la ética con otras disciplinas como la lógica, la metafísica o la epistemología. Tiene por objeto los enunciados que contienen los conceptos del lenguaje moral.

Corrientes Éticas Históricas y Filosóficas

Ética Socrática

Considerado uno de los fundadores de la ética occidental, Sócrates (c. 470-399 a.C.) postulaba que la virtud es conocimiento y que nadie obra mal a sabiendas (intelectualismo moral). Para él, la libertad es esencial para la acción ética. La búsqueda de la verdad, opuesta al dogmatismo, se logra a través de la reflexión y el diálogo, conocido como el método mayéutico. Sócrates sostenía que la sabiduría, la virtud y la felicidad (eudaimonía) están intrínsecamente ligadas: obrar bien conduce a la felicidad.

Ética Hedonista

Las éticas hedonistas son aquellas corrientes cuyo fin es alcanzar el placer y evitar el dolor. La felicidad se identifica con el placer. Dentro del hedonismo, existen diversas variantes; por ejemplo, el epicureísmo, que no aboga por el placer desenfrenado, sino por la ataraxia (ausencia de perturbación) y la aponía (ausencia de dolor físico), logradas a través de la moderación y el equilibrio entre las personas y la razón. La felicidad, en este contexto, consiste en este equilibrio.

Ética Naturalista

Según esta ética, las acciones que nos suceden en la vida transcurren necesariamente, y las personas debían tener una conexión con el ambiente para encontrar la razón. Por lo tanto, el ser humano tiene que estar en armonía con la naturaleza de su ambiente. Esta perspectiva a menudo se asocia con el estoicismo, que busca la virtud y la felicidad a través de la aceptación del orden natural y el desarrollo de la razón.

Ética Utilitarista

El utilitarismo es una corriente ética consecuencialista que establece que la moralidad de una acción se determina por su utilidad o por la cantidad de felicidad o bienestar que produce. Un acto es considerado bueno cuando procura el mayor bien para el mayor número de personas afectadas. Solo son útiles los actos que tienen utilidad práctica y contribuyen a la maximización del bienestar colectivo.

Ética Espiritual o Trascendente

Esta perspectiva ética se refiere a aquellas corrientes en las cuales el fin de la conducta es alcanzar un estado de felicidad plena, salvación o vida eterna, que se sitúa más allá de la vida del ser humano como individuo orgánico. A menudo, estas éticas están ligadas a sistemas de creencias religiosas o espirituales que postulan una dimensión superior de la existencia.

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