Explorando el Dominio Mediterráneo Interior: Paisajes, Agricultura y Economía

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El Dominio Mediterráneo Interior

Este dominio comprende la Meseta y el interior de los valles del Ebro y del Guadalquivir. Su paisaje está marcado por el clima mediterráneo continentalizado, con inviernos fríos, veranos calurosos y una vegetación adaptada al entorno. Las formas de poblamiento varían según las zonas: en el norte, como en los valles del Duero y del Ebro, predominan los pueblos pequeños y cercanos, con parcelas agrícolas reducidas; en el sur, los pueblos son más grandes, están más distanciados entre sí y rodeados de latifundios dedicados al cultivo de secano, principalmente vid, olivo y cereal. En general, es una región con poca población y un notable envejecimiento demográfico.

Agricultura y Ganadería

La agricultura es diversa. En las zonas de regadío se cultivan productos como remolacha, maíz y alfalfa. En La Mancha, los cultivos de cereal han sido en parte sustituidos por el girasol, mientras que el olivo se mantiene como un cultivo clave. La producción vitivinícola también destaca, con vinos reconocidos como los de la Ribera del Duero, La Rioja y las llanuras manchegas. La ganadería complementa esta actividad agrícola. En el norte, es común la cría de ovejas, base de una importante tradición quesera. En la cuenca del Duero, también hay ganadería avícola intensiva cerca de los centros urbanos.

Las Dehesas del Oeste

Por otro lado, en el oeste, que abarca la penillanura salmantino-zamorana, Extremadura y parte de Huelva, predominan las dehesas, grandes explotaciones extensivas en suelos silíceos poco fértiles. Estas integran agricultura y ganadería, siendo especialmente importante la cría del cerdo ibérico, además del ganado ovino y bovino, que se benefician de los recursos que proporcionan encinas y alcornoques. En Extremadura, también hay amplias áreas dedicadas al cultivo del olivo. En los suelos más fértiles del oeste, aparecen cultivos de cereal, y tras la creación de embalses con el Plan Badajoz, se han introducido nuevos cultivos como arroz, hortalizas y productos industriales como el tabaco y el algodón.

El Valle del Ebro

En el valle del Ebro, los paisajes agrarios son variados. Conviven pequeñas parcelas y grandes latifundios, sobre todo en Aragón. En la cuenca alta, hay zonas con características similares a la España atlántica, junto con viñedos que producen los reconocidos vinos de Rioja. En el resto del valle, se cultivan cereales, remolacha, forrajes y hortalizas en regadío, mientras que en algunas zonas se intensifica el cultivo de frutales y la ganadería bovina, avícola y porcina.

El Valle del Guadalquivir

En el valle del Guadalquivir, las montañas, como Sierra Morena, se utilizan principalmente para actividades forestales. Las campiñas béticas son extensos campos abiertos dedicados a cultivos de secano como cereales y girasol, además de plantas industriales como el algodón. Por otro lado, el olivar es el cultivo más representativo del subbético, extendiéndose de forma continua por provincias como Jaén, Córdoba y Sevilla, configurando un paisaje agrícola característico.

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