Explorando la Creación y la Contingencia: Un Enfoque Metafísico
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La Creación: Un Problema Fundamental
La creación, en el contexto cristiano, se entiende como la creación ex nihilo, es decir, de la nada. Este concepto es crucial y sirve como base para otros entendimientos teológicos y filosóficos.
Es importante no confundir la creación con la génesis o generación griega, que implica un movimiento sustancial donde algo se transforma en otra cosa (por ejemplo, la madera que se convierte en mesa). Esta confusión puede llevar al panteísmo.
El Principio de Parménides y la Intervención Divina
Existe un principio lógico que se remonta a Parménides: ex nihilo nihil fit (de la nada, nada se hace). Sin embargo, en la perspectiva cristiana, nada puede hacerse sin la intervención de Dios.
El mundo, desde esta perspectiva, es contingente; no posee una razón de ser intrínseca, sino que la recibe de un Ser Necesario: Dios.
[Contingente es lo no necesario, lo que puede no ser, lo que existe pero podría no existir. Por el contrario, necesario es lo que no puede no ser, lo que no depende para existir de ninguna otra causa o condición].
Dos Modos de Ser: Creador y Creación
Este planteamiento establece dos modos de ser: el Creador (Ser Necesario) y la Creación (Ser Contingente). La reconciliación de estos dos es el proyecto metafísico central del cristianismo.
Inicialmente, se afirma dogmáticamente que Dios existe porque es un Ser Necesario, que no puede no existir. La filosofía cristiana se enfrenta entonces al desafío de justificar racionalmente esta afirmación, lo que lleva a las demostraciones racionales de la existencia de Dios. El "argumento ontológico" es una de las más relevantes.
[El “argumento ontológico” es un argumento elaborado por Anselmo de Canterbury que pretende demostrar racionalmente la existencia de Dios. Tal argumento parte de una definición de Dios: Dios es el ser mayor, esto es, el que tiene más perfecciones (el que tiene más realidad) que podamos pensar. Aceptada esta definición, se concluye que Dios existe, pues, de lo contrario, podríamos pensar un ser mayor, uno que incluya la existencia entre sus perfecciones. Pero, por la definición antes dada, ese sería Dios. argumento conduce a sostener que de la esencia de Dios se deduce su existencia].
La Relación de Dependencia entre el Mundo y el Creador
La relación de dependencia entre el mundo creado y el Creador varía. Inicialmente, el mundo no se basta a sí mismo y necesita el concurso continuo de Dios, no solo como creador, sino también como conservador. El fundamento óntico del mundo reside en Dios, y la supeditación del mundo a Dios es total.
Sin embargo, al final de la Edad Media, se entiende que ya no es necesaria esa creación continuada; el mundo ya no necesita ser conservado. Sigue siendo un ser dependiente del Creador, pero el ser que Dios le da en la creación le permite seguir existiendo por sí solo. Dios deja de cooperar en la conservación del mundo.
La Autonomía del Mundo y sus Consecuencias
El mundo adquiere autonomía, como criatura abandonada a sus propias leyes. La consecuencia de esto es la posibilidad de entender el mundo como un mecanismo autónomo de Dios.