Explorando el Color y la Forma: Matisse y Picasso
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Análisis de Obras Clave: Matisse y Picasso
La Habitación Roja - Henri Matisse
En La Habitación Roja, el eje compositivo es el color. Matisse emplea una gama reducida pero de gran intensidad, donde la asociación del rojo y el azul potencia las cualidades de cada tono. Se observa una continuidad entre el papel de la pared y el mantel, lo que anula la noción de espacio y elimina la perspectiva tradicional.
A diferencia del impresionismo, donde el color está sometido a la luz, aquí el color se libera. No existe una fuente de luz definida, ni natural ni artificial. El dibujo adquiere mayor importancia, caracterizado por una línea curva, sinuosa y gruesa. Los contornos de los árboles y la figura femenina se simplifican para armonizar con los motivos florales del papel y el mantel.
El jardín, con sus árboles, no busca crear una sensación de profundidad, sino que sirve como motivo para repetir los colores del primer plano y establecer relaciones estéticas. El predominio del azul y el rojo en el interior refleja la concepción de Matisse de que un cuadro es una cuestión de orden y unidad, donde cada elemento desempeña un papel crucial.
La violencia del color en esta obra originó el apelativo fauve (fiera) cuando Matisse y otros artistas expusieron juntos y recibieron esta denominación. El fauvismo defendía la utilización arbitraria del color, una premisa que Matisse mantuvo fielmente.
La Raya Verde - Henri Matisse
La Raya Verde (óleo sobre lienzo, 40.5 x 32.5 cm) es otro ejemplo del fauvismo. Los pintores de este movimiento crearon una pintura nueva, rompiendo con el uso tradicional del color, el dibujo y la perspectiva.
Matisse representa sensaciones y vivencias a través del vigor cromático, otorgando vida y luz propia al cuadro mediante contrastes. Logra la exaltación cromática empleando el rojo y tonos anaranjados, contrastando con el verde en la zona central del rostro, y un tono más austero en el fondo, que corresponde a la parte derecha del rostro.
La elección de los colores es arbitraria y no coincide con la realidad. Los colores intensos y saturados se distribuyen en áreas planas. En la figura femenina, se aprecian pinceladas sueltas que siguen un orden compositivo.
Matisse traduce la luz a colores: la parte anaranjada se refiere a la zona iluminada, y la verdosa a la zona de sombra. En este lienzo, aparece la esposa de Matisse captada de medio busto. La obra transmite calma; el artista ha simplificado las formas de su mujer.
La raya verde no está situada de forma arbitraria; la intención de Matisse no era reflejar fielmente el rostro de su esposa, sino plasmar cómo él la veía, su propia vivencia interior. La premisa era sencillez, claridad y tranquilidad. Jugó con los colores, las curvas y contracurvas para que su pintura fuera un placer visual.
La liberación del color propuesta por el fauvismo se acompañó de la ruptura con las constrictivas leyes de la perspectiva y la rigidez del dibujo. Los objetos no tenían que ser reconocibles claramente, ni su cromatismo corresponder con la realidad, acercándose así a lo abstracto.
La Vida - Pablo Picasso
La Vida (óleo sobre tela, 1.97 x 1.27 m) es, por su tamaño y simbolismo, una síntesis de la Época Azul de Picasso.
Composición y Simbolismo
- Primer plano: A la derecha, una mujer con un niño; a la izquierda, una pareja de enamorados abrazados.
- Segundo plano: Arriba, un cuadro con otra pareja unida; abajo, una figura extraña en posición fetal.
Destaca el patetismo del conjunto y el naturalismo de los personajes, cargado de una fuerte emoción. Las figuras principales simbolizan preocupaciones esenciales de Picasso: el drama ante el amor y el misterio de la maternidad. La gravedad del tema se manifiesta en el tratamiento inexpresivo de los rostros, desprovistos de emoción, gozo y con una marcada desconfianza.
El cuadro refleja un estado de soledad ligado al patetismo y la incomunicación entre hombres y mujeres en momentos de amor. La figura masculina está inspirada en su antiguo mejor amigo, Casagemas, quien se suicidó tras un engaño amoroso.
Picasso renuncia a ser un pintor academicista, volviéndose independiente y bohemio. El dolor es uno de los temas más importantes de esta Época Azul, y el cuadro está pintado íntegramente en tonos azules, reforzando la atmósfera melancólica.