Explorando el Arte del Renacimiento Italiano: Botticelli, Ghirlandaio y Más
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El Renacimiento Italiano: Un Panorama Artístico
Sandro Botticelli y sus Contemporáneos
Alessandro Filippepi Botticelli (1445-1510), discípulo entre otros de Fra Filippo Lippi, se diferencia de sus contemporáneos por su carácter nervioso y sensual. Sus primeras obras reciben la influencia de su maestro, como en la Madonna de la rosa, adquiriendo su madurez a partir de 1475, con obras como la Adoración de los Magos y La Primavera, pintura ésta característica de su arte elegante y delicado. De su estancia en Roma son las pinturas al fresco de tema bíblico de la Capilla Sixtina.
En su última época se acentúa el melancolismo en la expresión (El Nacimiento de Venus) y el misticismo (La Repudiada). El principal representante de la corriente narrativa y profana es Doménico Bicordi, Ghirlandaio (1449-1494) que es además un magnífico retratista. Decora la capilla de Santa Fina (Duomo de S. Gemignano); pinta La Última Cena (Convento de Ognissanti -Florencia-) donde intenta expresar el sentimiento a través de los gestos. En Roma realiza, en la Capilla Sixtina, La vocación de los apóstoles Pedro y Andrés, donde el paisaje se hace más menudo. El mejor tratamiento paisajístico lo hace en la Adoración de los Pastores (Uffizi), en el que copia parte del tríptico Portinari de H. van der Goes. Destacan sus retratos de la familia Tornabuoni en la Historia de la Virgen, de Santa María Novella (Florencia).
Por último destacar a Filippino Lippi (1457-1504), que sigue la tendencia de su padre.
Escuelas de Siena y Umbría
En la Escuela de Siena se mantienen las tradiciones góticas del Trecento, como son los fondos de pan de oro y la expresión de las figuras. Destacan autores como Sasseta, Sano di Pietro y Matteo di Giovanni.
La Escuela de Umbría sigue durante la primera mitad del siglo a la escuela sienesa, mientras que en la segunda mitad se relaciona con la escuela florentina, destacando Pietro Vannucci, il Perugino (1446-1524), maestro de Rafael, desarrollará paisajes de horizonte bajo, figuras de rasgos tipificados de carácter goticista y una simetría regularizada.
Escuelas de Padua y Venecia
El autor más destacado de la Escuela de Padua es Andrea Mantegna (1431-1506). Sus características principales son la grandiosidad, tanto de sus figuras como de las composiciones, y el detallismo de los elementos arquitectónicos (decoración de la Cámara degli Sposi del palacio ducal de Mantua). Es uno de los primeros pintores es aplicar el escorzo en sus obras (Cristo muerto). Deben destacarse también obras como el Tránsito de la Virgen, El triunfo de César y, de su última fase, el Parnaso (Louvre).
La Escuela de Venecia destaca por la importancia de la luz y, principalmente, la riqueza cromática, hallándose influida por la escuela de Padua. Durante la primera mitad del siglo destaca Antonio Pissano, il Pisanello. En la segunda mitad del siglo trabajan los hermanos Gentile y Giovanni Bellini, ambos relacionados con Mantegna.
Cinquecento
La arquitectura del siglo XVI se distingue esencialmente de la del Quattrocento en su preferencia por el efecto de masas y por la monumentalidad de sus líneas constructivas, abandonando las ricas decoraciones del siglo anterior. Además, se utilizan los órdenes clásicos superpuestos, buscan la sencillez estructural, con obras de serena y noble majestuosidad y se busca la unidad equilibrada de las composiciones, utilizándose pilastras de altura de dos o tres pisos, se combina la sobriedad y la riqueza de las arcadas, impostas… dotándole de elegancia. El centro artístico se traslada a Roma, siendo los Papas los grandes mecenas. Los grandes artistas del período son Bramante y Miguel Ángel, destacando Vignola y Palladio.
Donato Bramante
DONNATO DI ANGELO BRAMANTE (1444-1514), autor que marca la transición entre los dos siglos, trabaja en Florencia y luego en Milán, donde realiza la iglesia de Sta. Mª de la Gracia, la iglesia de San Sátiro, la arquería del patio de San Ambrosio y el Baptisterio, siguiendo plenamente las características del Quattrocento. Se distinguió por una concepción escueta y sobria, llena de nobleza.