Explorando el Arte Bizantino: Periodos, Arquitectura y Legado

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El Arte Bizantino: Un Legado Histórico

Arte Bizantino

Tras una profunda crisis en el mundo romano, emerge el periodo Bizantino (siglos VIII-IX). Sin embargo, antes de esta crisis, existía un arte romano-oriental. La primera gran fase bizantina coincide con el gobierno de Justiniano, donde se observa un arte que evoca la antigüedad. El arte bizantino se puede dividir en varios periodos:

  1. Paleobizantino: Desde el año 324, con la fundación de Constantinopla, hasta los inicios del siglo VI. Se caracteriza por ser un arte romano-oriental.
  2. Primera Edad de Oro: (527-565) Coincide con el reinado de Justiniano y su sucesor.
  3. Periodo de Tinieblas: (717-843) Se divide en dos fases: el fin del siglo VI, marcado por la guerra iconoclasta y la eliminación de imágenes religiosas, hasta el 843 con la dinastía macedonia, el fin de la guerra civil y el triunfo de los iconódulos, dando paso a la 2ª Edad de Oro.
  4. Imperio Medio: A partir del 843.

Los tres primeros periodos mantienen una fuerte tradición antigua.

Tras la caída de Rómulo Augusto, el Imperio Romano de Occidente se desintegra, dando paso a pueblos gobernados por bárbaros. En Oriente, Justiniano busca recuperar el Mediterráneo, logrando enfrentamientos militares. Se produce una expansión geográfica, con dominio y esplendor en todos los campos, centrando la cultura en el Mediterráneo y destacando en la calidad de los alimentos. La vitalidad se manifiesta en la capacidad de construir y crear ciudades.

Arquitectura Bizantina

Inicialmente, la arquitectura bizantina es similar a la de Occidente, con la excepción del uso de materiales locales. La innovación más significativa es el uso de la cúpula y las soluciones para sostenerla. En los primeros momentos, se observa la influencia del mundo romano-cristiano en las basílicas o iglesias, que pueden ser de dos tipos:

  1. La tradicional (del siglo IV con cubierta de madera).
  2. La que introduce la cúpula como cerramiento superior.

La transición se marca con la construcción de la Megaleiglesie de Constantinopla (Santa Sofía). Las características de la basílica clásica incluyen un atrio porticado, nártex, tres naves, con o sin crucero, y un ábside semicircular. La arquería del siglo VI es de estilo antiguo, con ábacos. En ocasiones, se forman matroneos, una estructura que se originó en las iglesias orientales construidas alrededor de las tumbas de los mártires, donde los peregrinos se subían para verlas. El ábside se separa por el iconostasio, un espacio para colocar iconos. A los lados del altar se encuentran dos sacristías: Diaconikon.

Además de elementos paleocristianos como ladrillo y piedra revestidos con mosaicos, arquerías de medio punto y columnas clásicas, se introduce la cúpula, especialmente sobre pechinas. Las bóvedas, en los primeros momentos, se construyen con hiladas concéntricas de ladrillo, concebidas como imágenes simbólicas del cosmos divino. Otra aportación es la decoración de capiteles, que incluyen diseños semejantes a avisperos, cúbicos con caras planas decoradas con relieves y, sobre todo, la decoración de un cimacio o pieza tronco-piramidal con motivos y símbolos cristianos.

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