Exploración de Técnicas Pictóricas: Pastel y Acrílico

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El Pastel: Historia, Técnica y Aplicaciones

El pastel es una técnica pictórica que se inventó en Francia e Italia a finales del siglo XVI, aunque fue utilizada previamente por Leonardo da Vinci. Alcanzó su edad de oro en el siglo XVII, gracias a sus colores francos y su capacidad para reproducir fielmente tejidos, texturas y luces, convirtiéndose en un medio inseparable del arte del retrato. Fue empleado por numerosos pintores como Charles Le Brun, Robert Nanteuil o Joseph Vivien.

El siglo XVIII marcó su apoteosis, siendo el medio de moda para pintar retratos, a menudo en técnica mixta con gouache. Algunos pintores son especialmente reconocidos por su maestría en el pastel. Símbolo de la gracia del Antiguo Régimen, cayó en desuso tras la Revolución Francesa en favor del neoclasicismo y la pintura al óleo. A pesar de no recuperar su lugar prominente, continuó utilizándose, destacadamente, por los impresionistas.

En Estados Unidos, su uso fue ocasional en retratos a finales del siglo XIX. Al igual que la acuarela, la pintura al pastel se popularizó en el arte moderno debido a su amplia gama de colores brillantes. Pertenece a las técnicas secas, ya que, a diferencia de la pintura al agua, no utiliza disolventes y se aplica directamente sobre la superficie de trabajo.

Como soporte, es común utilizar papel de buena calidad, de buen gramaje, color neutro (no blanco) y ligera rugosidad, aunque la técnica es lo suficientemente versátil para emplearse sobre otras superficies. Los papeles de lija y los soportes de cartón o madera imprimados también son adecuados, dada la gran porosidad del pastel. La combinación de texturas de los soportes con las cualidades de cada tipo de pastel ofrece una infinita variedad de formas expresivas.

Esta técnica es rápida y permite correcciones con facilidad, siendo elegida por muchos artistas. Además de su comodidad y capacidad para copiar la realidad, aporta un color vibrante y vivo. Se puede combinar con otras técnicas como acuarela, acrílico, óleo, collage, entre otras. Permite añadir capas, pero no en exceso, ya que la sobrecarga puede estropear el papel de forma irreparable.

El pastel es poco resistente a la luz debido a su alta proporción de pigmento. Además, está compuesto por sustancias orgánicas que actúan como aglutinante, lo que causa oxidación con el tiempo. Sin embargo, estas pinturas suelen conservarse entre cien y trescientos años. Existen pasteles secos de diferentes durezas, cada uno con sus cualidades, lo que permite mezclas extraordinarias.

El Acrílico: Versatilidad y Modernidad en la Pintura

La pintura acrílica es una clase de pintura de secado rápido que contiene un material plastificado, donde los pigmentos están contenidos en una emulsión de un polímero acrílico. Aunque solubles en agua, una vez secas son resistentes a la misma. Destaca por su rápido secado y una ligera modificación del tono al secar, más notoria que en el óleo.

La pintura acrílica data de la primera mitad del siglo XX, desarrollada en Alemania y Estados Unidos. Está compuesta por látex, lo que permite su aplicación sobre madera, papel, lienzo y otros soportes. Generalmente, el contenido de sólidos de los látex acrílicos es del 40-60%, aunque se ha ido aumentando para reducir costos de transporte y tiempo de secado. Se denomina acrílica a cualquier pintura con el pigmento integrado en una resina sintética.

El desarrollo del acrílico como medio artístico se produjo en los años 20, cuando un grupo de pintores mexicanos buscaba colores para grandes murales en edificios públicos, algunos exteriores. La investigación se centró en el desarrollo de un medio adecuado, utilizando los mismos pigmentos pero aglutinados con medios polimerizados, desarrollando así la resina acrílica.

Esta técnica permite añadir más pintura a una superficie sellada, repintar o aplicar veladuras con seguridad. En los años 50, las pinturas acrílicas ya estaban en el mercado, desempeñando un papel importante en las técnicas de los artistas. En Europa, su uso comenzó más tarde.

Las pinturas acrílicas se adaptan a diversas superficies y son más fáciles de usar que los medios tradicionales en las primeras fases del trabajo. Se pueden aplicar sobre casi cualquier soporte absorbente (lienzo, madera, metal, aglomerado, cartón o papel), pero es conveniente aplicar una imprimación acrílica con blanco de titanio. Una paleta amplia no es siempre una ventaja; con doce o quince colores se logran infinitas posibilidades, y muchos pintores usan incluso menos.

Normalmente, se emplean los mismos pinceles y espátulas que para el óleo. Si se usan diluidos, se requieren pinceles de acuarela. Los pinceles deben lavarse inmediatamente después de su uso, ya que la pintura se seca rápidamente. El agua caliente disuelve mejor la pintura. Las paletas, caballetes y tableros de dibujo para óleo y acuarela también sirven para acrílicos, existiendo también paletas de plástico.

Los acrílicos tienen ventajas y limitaciones, y es tarea del pintor decidir cómo aprovecharlas. Poseen una luminosidad y delicadeza que invita a diluirlos con agua o un medio acrílico. Se utilizan diversas técnicas como base, veladuras, color opaco, a pinceladas, pincel seco, pintura sobre pintura húmeda, dibujo con línea, barnizado y limpieza.

Esta técnica ofrece ventajas como añadir más pintura a una superficie ya pintada (incluso con otra técnica) y es muy estable, presentando pocos problemas de conservación.

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