Exploración de la Prosa Barroca Española: Picaresca, Sátira y Reflexión Filosófica
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1.1 La Prosa del Barroco
La literatura del Barroco refleja cambios significativos en la sociedad y la cultura. Desaparecieron las novelas de caballerías, pastoriles y moriscas. La novela picaresca, iniciada con El Lazarillo de Tormes, alcanzó su máximo esplendor en el siglo XVII. Una gran novedad del Barroco fue la novela alegórica.
2.1 La Novela Picaresca
La delimitación y consagración del género se logra con Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán, cuyas dos partes se publicaron en 1599 y 1604. Esta novela siguió y afianzó la estructura de El Lazarillo:
- Relato de una ficción autobiográfica.
- Sucesión de memorias por episodios.
- Explicación, desde el pasado, de una situación final de deshonor (aceptado o superado por el personaje).
- Origen deshonroso del protagonista y progresivo envilecimiento del personaje.
- Lucha por la supervivencia como móvil de conducta.
Mateo Alemán añadió elementos que definieron el género:
- Intención moralizadora.
- Amargura y sarcasmo.
- Actitud social crítica.
- Transformación del realismo de El Lazarillo en una estilización deformante, casi caricaturesca.
- Evolución de la naturalidad lingüística hacia las nuevas orientaciones retóricas barrocas.
El Buscón de Quevedo brilló de modo particular:
- Rompió con el modelo de novela picaresca recién creado.
- Acumuló en el texto toda la riqueza de recursos retóricos barrocos: hipérboles, juegos de palabras, agudezas verbales y transformaciones semánticas.
2.2 La Novela Satírico-Costumbrista
La sátira de las costumbres de la época está representada por El diablo cojuelo de Luis Vélez de Guevara. En esta narración, el estudiante Cleofás libera del infierno al diablo, quien, en agradecimiento, le permite contemplar la vida social de Madrid desde los tejados.
2.3 La Novela Filosófico-Alegórica
Baltasar Gracián, uno de los escritores más geniales de la época, es el representante indiscutible de este género. Su obra más célebre es El Criticón. Esta novela filosófica culminó el proceso iniciado por Guzmán de Alfarache y continuado por El Buscón:
- Utilizó la estructura de las novelas bizantinas para narrar el peregrinaje de Critilo y Andrenio por España, Francia, Alemania e Italia, tomados como lugares alegóricos de las cuatro edades de la vida: niñez, juventud, madurez y vejez.
- Sustituyó el tratamiento realista por el simbolismo y la reflexión filosófica sobre la existencia y la condición humanas, bajo la prisma de la intención moral, la visión pesimista del mundo y el concepto de la vida como lucha llena de trampas.
- Llevó el lenguaje a la máxima expresión del artificio barroco del juego verbal.
3.1 La Prosa Satírica
En el terreno de la sátira, el maestro indiscutible fue Quevedo, quien zahería los vicios y las costumbres sociales. Muestra de ello son sus obras festivas: El siglo del cuerno o Cartas del Caballero de la Tenaza. No obstante, el punto culminante de la sátira quevedesca lo constituyen Los sueños, que consta de cinco partes: Sueño del juicio final, El alguacil alguacilado, Las zahúrdas de Plutón, El mundo por dentro y Sueño de la muerte. Quevedo buscó aunar expresivamente inteligencia, adorno literario y contenido moral.
3.2 La Prosa Moral y Didáctica
Quevedo valoró el esfuerzo humano y el poder de la voluntad para alcanzar la virtud, la sabiduría, la prudencia y el dominio de uno mismo. Tanta o mayor trascendencia tuvieron los tratados morales de Baltasar Gracián:
- En El Héroe: pretendió la formación del individuo perfecto.
- En El Discreto: realizó una profunda reflexión sobre la conducta humana en la relación social.
- En Oráculo manual y arte de prudencia: compuesta de 300 aforismos, resumió su pensamiento sobre el ser humano.
3.3 La Prosa Política
En las obras de carácter político, tratados que se refieren a aspectos de comportamiento público, administrativo o de gobierno, vuelven a destacar Quevedo y Gracián. Quevedo presentó en Política de Dios, gobierno de Cristo y tiranía de Satanás una imagen del príncipe cristiano, opuesta al príncipe renacentista de Maquiavelo. Gracián, en El político don Fernando el Católico, propuso el ideal de hombre políticamente perfecto a través del análisis de la figura del rey Fernando el Católico. Saavedra Fajardo, por su parte, escribió Empresas políticas.