Exploración de Conceptos Clave en Descartes, Kant, Nietzsche y Habermas

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Descartes - Dios

Descartes aborda la cuestión de Dios como parte central de su filosofía, buscando superar la duda radical que plantea en su método. Para él, la existencia de Dios es crucial no solo para fundamentar el conocimiento, sino también para establecer la realidad del mundo externo. A través de su método de duda metódica, Descartes suspende provisionalmente todo conocimiento, incluso las creencias sobre la realidad material, para luego reconstruir un sistema de conocimiento basado en la certeza.

La primera fase de su método implica la duda sistemática de todas las creencias, incluso las más fundamentales. Esto incluye dudar de la existencia del mundo externo y de las verdades racionales. Sin embargo, Descartes encuentra que incluso en la duda, no puede dudar de la existencia de su propio pensamiento: "Cogito, ergo sum" ("Pienso, luego existo"). Este es el punto de partida para reconstruir su sistema de conocimiento.

En la fase de síntesis o deducción, Descartes utiliza la existencia de Dios como una piedra angular para justificar la fiabilidad de nuestro conocimiento. Argumenta que la idea de Dios como ser perfecto no puede ser generada por un ser finito como él mismo, por lo que debe haber sido puesta en su mente por un ser perfecto: Dios. Por lo tanto, la existencia de Dios es necesaria para explicar la existencia de nuestras ideas innatas y la fiabilidad de nuestra facultad de conocer.

Una vez que establece la existencia de Dios, Descartes puede salir de la duda metódica y demostrar la existencia del mundo externo utilizando el principio de causalidad, argumentando que Dios, como causa perfecta, no puede ser engañoso y, por lo tanto, garantiza la existencia de un mundo externo real.

El Dios de Descartes es un Dios deísta de la época moderna, un Dios que establece el orden del universo pero no interviene directamente en él, en contraste con el teísmo providencialista que atribuye a Dios un papel activo en el mundo. En resumen, la cuestión de Dios en Descartes es fundamental para reconstruir el conocimiento y establecer la realidad del mundo externo en su sistema filosófico.

Kant - Conocimiento

Kant aborda el problema del conocimiento en su "Crítica de la Razón Pura", donde analiza los límites y posibilidades del entendimiento humano. En su obra, Kant distingue entre la razón, que impone la forma y la universalidad a la ciencia, y la experiencia, que aporta el contenido concreto. Esta síntesis entre racionalismo y empirismo es fundamental para comprender su enfoque.

Kant introduce la distinción entre juicios analíticos y sintéticos, así como entre juicios a priori y a posteriori. Los juicios científicos, según Kant, son sintéticos a priori, lo que significa que van más allá de la mera definición y son independientes de la experiencia empírica. Esto es válido en campos como la matemática y la física, pero surge la pregunta: ¿son posibles los juicios sintéticos a priori en la metafísica?

Para abordar esta cuestión, Kant realiza una crítica de la sensibilidad y del entendimiento. En la sensibilidad, distingue entre intuiciones puras, como el espacio y el tiempo, y las intuiciones empíricas, que resultan de la experiencia. En el entendimiento, identifica las categorías lógicas, como la causalidad, que se aplican a los fenómenos empíricos, pero no pueden trascender el ámbito de la experiencia sensible.

En la crítica de la razón, Kant aborda las ideas de Dios, alma y mundo como totalidad, que son objeto de la metafísica. Sin embargo, concluye que estas ideas solo pueden ser pensadas, no conocidas, y que la metafísica no puede ser considerada una ciencia. Los juicios sintéticos a priori no son posibles en la metafísica, ya que las categorías lógicas solo pueden aplicarse al mundo fenoménico.

Kant propone un uso regulativo de las ideas en el quehacer científico, reconociendo su importancia en la orientación de la investigación y el pensamiento, pero estableciendo límites claros en cuanto a su capacidad de proporcionar conocimiento verdadero. En resumen, Kant revoluciona la filosofía al abordar el problema del conocimiento y establecer los límites y posibilidades del entendimiento humano de manera rigurosa y sistemática.

Nietzsche - Ser humano

En la visión de Nietzsche, el ser humano occidental, influenciado por la razón metafísica y la moral tradicional cristiana, es considerado débil y cobarde. La moral religiosa cristiana, basada en valores que niegan los instintos vitales, se presenta como una inversión de los valores antiguos de Grecia y Roma, una rebelión de esclavos orientales que desvaloriza el mundo terrenal y la vida en favor de un más allá inexistente. Dios ha sido el fundamento de esta moral, pero Nietzsche argumenta que su muerte es necesaria para dar valor a la vida y abrir la puerta al surgimiento del superhombre.

El concepto del superhombre representa la evolución del hombre débil y racional hacia un ser fuerte, instintivo y creativo, capaz de transmutar los valores y crear su propio sentido de la existencia. Esta evolución se da a través de tres estadios: el camello, que aún sigue deberes racionales; el león, el nihilista que se rebela contra los valores establecidos; y finalmente, el niño, que adopta una actitud vital de juego y creación artística, representando al superhombre que acepta la vida como un eterno retorno.

El superhombre, en contraposición a la moral tradicional, se basa en la voluntad de poder y la aceptación de la vida en su totalidad, incluyendo su aspecto trágico. Frente a la pasividad y el sinsentido del nihilismo, el superhombre busca una exaltación vital que le permite sufrir frente a lo terrible y gozar frente a lo bello, convirtiendo su propia vida en una obra de arte. En resumen, Nietzsche propone una visión del ser humano como un ser en constante evolución, capaz de trascender los valores tradicionales y crear su propio sentido de la existencia a través de la voluntad de poder y la aceptación de la vida en su totalidad.

Habermas - Ética

Habermas propone una ética basada en la racionalidad comunicativa y el diálogo, donde la búsqueda del entendimiento y el acuerdo intersubjetivo son fundamentales. Para él, toda acción humana o social debe estar respaldada por argumentaciones racionales que busquen la universalidad, lo cual se traduce en discursos éticos.

El concepto de "situación ideal de diálogo" es central en la ética de Habermas. Este modelo, aunque ficcional, sirve como un estándar regulativo para evaluar la justicia de las normas sociales y legales vigentes en las sociedades contemporáneas. En esta situación ideal, todas las partes afectadas por una decisión estarían presentes, sin coacción ni desigualdades en la capacidad de decisión. Las decisiones justas serían aquellas que alcanzaran un consenso basado en el acuerdo unánime y que priorizaran los intereses universales sobre los particulares.

Habermas enfatiza la importancia del diálogo como medio para llegar a un entendimiento común y establecer normas éticas que guíen la acción humana. Su ética discursiva busca superar los enfoques éticos basados en la utilidad o en la voluntad individual, proponiendo en su lugar un proceso deliberativo donde las personas puedan participar en igualdad de condiciones y en búsqueda de un bien común. En resumen, la ética de Habermas busca fundar principios éticos universales a través del diálogo racional y la deliberación intersubjetiva, promoviendo así una sociedad más justa y democrática.

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