Experiencia Estética en el Cine: Distancia, Participación y Afecto

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¡Distancia o participación!

Gilles Deleuze hablaba sobre la “imagen-afección”, se interesó en la identificación einsteiniana del primer plano del rostro.

En el primer plano el cineasta establece una doble analogía entre la escala de planos, los modos de ver y las maneras de analizar un film.

El primer plano hace un papel revelador en una captación sensible y refinada.

Hume considera que el fundamento del gusto, en oposición a un razonamiento geométrico, tiene que ver con la experiencia práctica: la norma del gusto, adicción de las experiencias logradas.

El refinamiento estético es analítico.

La actitud estética requiere un control de la mente, la concentración sobre un objeto, con exclusión de toda perturbación, “ensoñación encantatoria”.

El objeto estético, según Kant, nos hace pensar sin que podamos necesariamente expresarlo lingüísticamente, en ocasiones.

La idea del desinterés, luego de la distancia estética o psíquica, o incluso la de la caracterización de la estética como actitud humana.

Hay una hipótesis de que la actitud estética sanciona el acceso a un estado de conciencia especial en el cual las angustias de la vida cotidiana, todo tipo de preocupaciones e ideas extrañas, estarían suspendidas en provecho de una atención voluntaria y exclusiva para con un objeto susceptible de ser captado como estético, un estado de conciencia que es llamado a veces “desinterés”.

Bourdieu identifica la noción brechtiana de “distanciamiento”, útil para pensar diversos dispositivos de reflexividad fílmica, con las de “distancia estética” o “desinterés”.

El distanciamiento, en cuanto subordina la distancia crítica del receptor a la finalidad de una toma de conciencia política, no puede ser considerado como una actitud característica de la experiencia estética en general, ni siquiera como una variedad de distancia estética.

Al considerar los diferentes parámetros fílmicos, se ve que nuestra relación estética con el film es una mezcla compleja de distancia y proximidad.

Local especializado, submotricidad del espectador, distancia a la pantalla, oscuridad de la sala, haz del proyector… (Cine) Propicia a la concentración, se injerta el film y el grado de “participación afectiva” que provoca, pone al espectador en un estado de “alucinación paradójica”: él alucina una realidad sobre la base del film, confundiéndolos en el momento, pero “esta vez alucinó lo que realmente estaba ahí: datos perceptivos.

Edgar Morin habla de la dualidad, duplicidad de la actitud estética del espectador, habla de un estado de doble conciencia.

Estamos intensamente embrujados, poseídos, erotizados… y a la vez, no dejamos de saber que nos encontramos en una butaca contemplando un espectáculo imaginario.

El placer (y el displacer) del film

El placer no se describe, se experimenta (Jacques Aumont).

Edmund Burke dice que para él, el placer y displacer son ideas suscitadas en la mente por las cualidades sensibles de los objetos, como la dimensión, la textura o la luminosidad.

El espectador es una suerte de asociado en el juego no de las historias sino de los afectos que estas cubren, inventan…

El placer o displacer que provoca la máquina cinematográfica, el espectador está perdido en alguna parte de esta máquina que gira, en estado de ingravidez.

Albert Laffay observa que, por subjetivo, puede entenderse mucho más que el ángulo de visión propia de cada individuo, la parte nebulosa de su yo que más parece pertenecerle, o sea, su memoria, sus ensoñaciones y sus sueños.

No porque un film esté clasificado en la categoría del arte legítimo, dirigido a una supuesta elite de estetas, carece de sensibilidad.

Laura Mulvey dice que el límite de esta estética fuera de la estética: si está presente el placer, no es en cuanto fenómeno estético, sino como efecto de mecanismos psicoanalíticos.

El éxito estético, en modo alguno, recompensa la ideología, así como esta, correcta o no, tampoco garantiza ni el éxito ni el fracaso de aquella.

ESTETICA DEL CINE - D. Chateau

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