La Expedición de Ciro el Joven en Persia

Enviado por Chuletator online y clasificado en Griego

Escrito el en español con un tamaño de 4,12 KB

La Sucesión y la Ambición de Ciro

1. De Darío y Parisátide nacen dos hijos, el mayor, Artajerjes, el pequeño, Ciro. Después de que Darío enfermase y sospechase el final de su vida, quería que sus dos hijos estuviesen a su lado. El mayor, en efecto, estaba allí por casualidad (literalmente, le coincidió allí). Hace venir a Ciro de la provincia de la cual le había hecho sátrapa y lo nombró general de todos cuantos se reunían en la llanura de Castolo. En efecto, Ciro parte llevando a Tisafernes como amigo (literalmente, en calidad de amigo).

2. Cuando murió Darío y Artajerjes subió al trono, Tisafernes denuncia a Ciro ante su hermano, como si presuntamente conspirase contra él. Artajerjes es persuadido y arresta a Ciro como para matarlo, pero su madre, Parisátide, reclamándolo, lo envía de vuelta a la provincia. Ciro, como partió corriendo peligro y deshonrado, decide que nunca más estará sometido a su hermano (literalmente, bajo su hermano), sino que, si puede, reinará en lugar de aquel. Ciertamente, Parisátide, la madre, favorecía a Ciro, queriendo a este más que a Artajerjes, que reinaba.

La Marcha Hacia Babilonia

3. De allí marcha tres jornadas, veinte parasangas, hasta Celenas, ciudad habitada de Frigia, grande y próspera. Allí, Ciro tenía un palacio real y una gran finca llena de animales salvajes, los cuales cazaba a caballo (literalmente, desde el caballo). Por el centro de la finca discurre el río Meandro. Las fuentes del mismo están en el palacio real (literalmente, están desde el palacio real). Fluye también a través de la ciudad de Celenas.

4. De allí marcha tres jornadas, quince parasangas, hasta el río Éufrates. Y allí mismo estaba situada una ciudad grande y próspera, de nombre Tápsaco. Allí permaneció cinco días. Y Ciro, haciendo llamar a los caudillos de los griegos, dijo que la marcha sería contra el gran rey, a Babilonia, y ordena que ellos digan esto a los soldados y que los convenzan a seguirle.

5. De allí marcha a través de Arabia, teniendo el río Éufrates a la derecha, cinco jornadas por despoblado (literalmente, desierto), treinta y cinco parasangas. En este lugar el terreno (literalmente, la tierra) era una llanura toda plana como el mar, llena de ajenjo. Si había algo de matorral o de arbusto, todo era fragante como el perfume. No había ningún árbol, pero sí animales de todo tipo: muchísimos asnos salvajes, muchas grandes avestruces. Había también avutardas y corzos. Los jinetes perseguían de vez en cuando a estos animales salvajes.

La Batalla y sus Consecuencias

6. Ciro, estando con estos, ve al rey (Artajerjes) y a su escolta alrededor de aquel e inmediatamente no se contuvo, sino que, diciendo: «Veo al hombre», se lanzó hacia él y lo golpea en el pecho y lo hiere a través de la coraza. Pero alguien alcanza a Ciro cuando golpeaba con una jabalina debajo del ojo con gran violencia. El propio Ciro murió y los ocho mejores hombres de su escolta (literalmente, de los de alrededor de él) yacían sobre él.

7. Pensando estas cosas y sintiéndose desanimados, pocos de ellos probaron el alimento al anochecer, pocos encendieron el fuego, muchos no fueron al campamento esa noche, sino que se echaron donde a cada uno le coincidió; no pudieron dormir a causa de la tristeza y nostalgia de sus patrias, de sus padres, de sus mujeres, de sus hijos, a los que pensaban que ya nunca verían. Sintiéndose así, ciertamente todos pasaron la noche.

Entradas relacionadas: