Expansión del Fondo Oceánico y Magnetismo Terrestre: Evidencias y Descubrimientos
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La Expansión de los Fondos Oceánicos
La expansión de los fondos oceánicos. En 1956, la exploración del fondo oceánico reveló la enorme longitud, continuidad y la simetría de la dorsal oceánica. En 1960, Hess propuso que la expansión del fondo oceánico era activa a lo largo del eje de la dorsal mesooceánica y que a lo largo de dicha línea, magma ascendente del manto estaba produciendo continuamente corteza oceánica nueva que se desplazaba a ambos sentidos del eje de la dorsal. En la misma época, Dietz describió un mecanismo muy parecido y añadió el concepto de que la expansión implica una litosfera gruesa que se extiende hacia el manto.
Conocimientos Derivados del Magnetismo de la Tierra
Actualmente se acepta para el campo magnético terrestre el modelo de la geodinamo, según el cual, dicho campo se origina por la formación en el núcleo externo, líquido, de corrientes de convección. El rasgo más característico del campo magnético terrestre es que se alinea bastante exactamente con el eje de rotación de la Tierra. Sin embargo, la separación que existe entre el polo magnético y el geográfico es variable a lo largo del tiempo, recibiendo ésta el nombre de ángulo de declinación magnética. Una pregunta que se puede plantear es si han variado los parámetros magnéticos a lo largo del tiempo geológico. Esta pregunta tiene una respuesta afirmativa, respuesta que se ha obtenido del estudio del paleomagnetismo de las rocas.
Las rocas basálticas, además de silicatos, contienen pequeñas proporciones minerales magnéticos. Cuando los magmas están fundidos los minerales ferromagnéticos se orientan según el campo magnético de ese momento y al enfriarse y solidificar, la orientación queda almacenada en las rocas. Estudiando este magnetismo remanente en la actualidad podemos obtener información acerca de la dirección y la orientación del campo magnético en el pasado. Las antiguas posiciones del polo se han determinado con rocas de todos los periodos y eras geológicas. Tomando un continente que se comporta como una sola placa rígida, se pueden situar en un mapa o en el globo las posiciones del campo geomagnético en el transcurso del tiempo geológico. Las posiciones representadas se conectan con una curva continua, la llamada curva de migración polar.
Las primeras curvas de migración que se estudiaron fueron las de América del Norte y Europa. Ambas tenían forma parecida, pero la curva calculada para Norteamérica quedaba situada más al oeste que la calculada para Europa. Esto planteaba la situación de que o bien había que hablar de la existencia de dos polos magnéticos independientes o bien había que ajustar la posición de los continentes hasta que las partículas magnéticas de sus rocas apuntasen, en una misma época, al mismo polo magnético. Trabajos posteriores han confirmado esta posibilidad última como la verdadera y han demostrado que, por lo menos para un periodo de 200 millones de años las curvas están separadas por una anchura exactamente igual a la actual del océano Atlántico.
La hipótesis planteada por Dietz y Hess no fue aceptada por la comunidad científica hasta que se interpretaron las anomalías magnéticas oceánicas. Vine y Matthews, en 1963, examinaron los datos magnéticos de los fondos oceánicos bajo la óptica de la hipótesis de la expansión del fondo oceánico llegando a la conclusión de que estas anomalías se deben a la creación de corteza oceánica combinada con el fenómeno de las inversiones del campo magnético terrestre.
La Edad de la Corteza Oceánica
La edad de la corteza oceánica. Cuando mediante técnicas de datación radiactiva se analizan muestras de sondeos obtenidos de los basaltos de la corteza oceánica se encuentran rocas de edades iguales situadas, más o menos simétricamente a distancias semejantes del centro de la dorsal. Esto se corresponde con lavas que se extendieron, en un momento dado, a ambos lados de la dorsal. Por otro lado, la edad de las rocas aumenta con la distancia a que están