Expansión y Consolidación de los Reinos Cristianos en la Península Ibérica (Siglos VIII-XII)
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Los Reinos Cristianos de la Reconquista (Siglos VIII-XII)
La Creación del Reino Asturleonés
Entre los siglos VIII y XI, mientras Al-Ándalus gozaba de hegemonía, el norte peninsular, fuera del dominio islámico, vio surgir los primeros núcleos de resistencia. Estos núcleos se constituyeron en reinos y condados independientes.
Pelayo derrotó a los musulmanes en Covadonga (722). Sus sucesores, Alfonso I y Alfonso II, establecieron el Reino de Asturias, que se declaró independiente del Emirato al negarse a pagar tributos.
Alfonso III aprovechó la debilidad de los emires cordobeses para ocupar el territorio entre la Cordillera Cantábrica y el Valle del Duero. Ordoño II trasladó la capital a León en el 914, y el reino pasó a denominarse Reino de León. Se fortificaron las tierras del este de la Meseta mediante la construcción de castillos y la creación del Condado de Castilla. Fernán González, gobernador de Castilla, se declaró independiente.
Los Condados Pirenaicos
Carlomagno estableció una franja fortificada al sur de los Pirineos, la Marca Hispánica, dividida en condados y gobernada por condes dependientes del emperador.
Hacia el 817, los hispanos de Jaca crearon el Condado de Aragón. Hacia el 830, se expulsó a los gobernadores francos de las tierras navarras, dando origen al Reino de Pamplona, futuro Reino de Navarra. Así nacieron los Condados Catalanes, entre los cuales el de Barcelona se convirtió en el más extenso y poderoso.
La Consolidación de los Reinos
Tras la muerte de Sancho III el Mayor en 1035, el reino se dividió entre sus hijos: Ramiro I se proclamó rey de Aragón, Fernando I rey de Castilla y García Sánchez III monarca de Navarra. Los reinos de Castilla y León se unieron y dividieron en varias ocasiones a lo largo del siglo XII, hasta su vinculación definitiva en 1230 bajo el nombre de Corona de Castilla. El reino había visto reducido su territorio con la independencia de Portugal en 1143.
En 1137, el matrimonio de Petronila, heredera del Reino de Aragón, con Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, dio lugar al nacimiento de la Corona de Aragón, que unió el reino aragonés y los condados catalanes.
La Expansión Territorial (Siglos XI y XII)
A partir de la descomposición del Califato en reinos de taifas (1031), los reinos del norte se fortalecieron y atacaron sistemáticamente las tierras andalusíes. Los reyes musulmanes intentaron detener el avance entregando parias (cantidades de oro y objetos preciosos). Esto permitió a los reinos del norte construir castillos, aumentar el número de guerreros y mejorar su armamento.
Durante los siglos XI y XII, los reinos cristianos conquistaron los valles del Tajo y del Ebro. Los almorávides primero y los almohades después irrumpieron en la península para intentar recomponer el Estado andalusí, pero no lograron la unidad de Al-Ándalus, que se descompuso nuevamente en taifas.
Se extendió la repoblación concejil, creando nuevos municipios (concejos) y otorgando fueros y cartas de poblamiento para atraer pobladores. Los fueros otorgaban libertades a los habitantes, quienes debían garantizar su propia defensa.