La Evolución de la Valoración del Trabajo a lo Largo de la Historia
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El esfuerzo y la libertad delimitan el trabajo como la cara y la cruz de una misma moneda.
Junto a esta connotación negativa, el trabajo ha sido valorado también con una significación positiva.
El Trabajo en la Cultura Griega
Se ha insistido en el menosprecio que el trabajo manual despertaba en la Grecia antigua y en la baja consideración de las personas que se dedicaban a él. Igualmente, se ha reiterado la alta consideración que tenían los griegos de la vida contemplativa y de la actividad militar. Aunque esta valoración es correcta, conviene matizarla porque entraña el riesgo de convertirse en una generalización. Los griegos valoraban el trabajo como fuente de riqueza, mientras que el ocio era considerado como fuente de todos los vicios y desgracias. Hesíodo, el poeta de los campesinos beocios, hace una exaltación del trabajo, al que atribuye un origen divino, y exhorta a su hermano a trabajar de forma diligente.
La valoración negativa del trabajo alcanzó su mayor significación a partir del momento en que la economía griega se asentó sobre la esclavitud.
En la República, Platón asigna la función del trabajo no a los gobernantes ni a los guerreros, sino al pueblo llano.
Aristóteles, en su Política, aunque consideraba que la actividad productiva es necesaria en una ciudad, la califica como innoble e impropia de los ciudadanos.
Valoración Cristiana del Trabajo
La cultura europea ha recibido la tradición judía a través del cristianismo, y la Biblia es una de sus principales fuentes de comprensión del mundo y de la naturaleza humana. El Génesis ofrece las claves para comprender la naturaleza dividida del ser humano. El trabajo se entiende como una invitación de Dios para que el hombre cultive el jardín del Edén, pero también como una actividad áspera y dura.
Nuestra cultura recoge esta doble connotación del trabajo como castigo y como invitación; sin embargo, el trabajo se considera una obligación ineludible de la que nadie puede desligarse.
El sistema feudal fomentó el menosprecio por el trabajo manual y por los siervos de la tierra; sin embargo, los monasterios fundaron su organización sobre la oración y el trabajo (ora et labora).
La aparición de los burgos significó un cambio en la valoración del trabajo, facilitando la actividad artesanal y comercial.
Con la aparición de los gremios, el trabajo manual adquirió una valoración objetiva.
La Importancia del Trabajo en la Edad Moderna
La valoración del trabajo cambia de forma radical. Su interpretación no considera el trabajo como una maldición divina, sino que destaca su sentido de obligatoriedad al haber sido impuesto por Dios.