Evolución y Tendencias de la Agricultura en España: Un Enfoque en la Producción y la Sostenibilidad
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Usos Agrarios del Espacio Rural en España
La superficie ocupada por usos agrarios en España (2006) se reparte entre los cultivos, que tienden a decrecer (34,78%). Crece el porcentaje de las superficies (16,99%) debido a la implantación de usos no agrarios en el espacio rural y a la extensión de los espacios naturales protegidos, aunque hay marcadas diferencias entre las comunidades autónomas. La distribución de cada uso a la producción final agraria (PFA) ha evolucionado desde un claro predominio de la producción vegetal sobre la animal a un peso relativo situado entre un 60-65% y un 40-35% respectivamente. Existen variaciones anuales debidas a circunstancias meteorológicas y marcados contrastes entre comunidades autónomas.
Agricultura Tradicional y Moderna
La agricultura tradicional se basaba en el policultivo, utilizaba técnicas atrasadas y sistemas de cultivo extensivos, que ocasionaban bajos rendimientos. Como consecuencia, la producción se orientaba al autoconsumo o a la venta de excedentes en el mercado nacional. La agricultura actual ha experimentado importantes transformaciones en la estructura y la producción, que han permitido incrementar los rendimientos y orientar la producción a la venta en el mercado.
Estructura Agrícola y Transformaciones
A) La agricultura tiende a especializarse en los productos mejores de cada región.
B) El cultivo incorpora técnicas modernas:
- Se utilizan semillas seleccionadas y cultivos transgénicos o manipulados genéticamente para dotarlos de ciertas propiedades e incrementar los rendimientos.
- El consumo de pesticidas y fertilizantes ha crecido, especialmente en los regadíos, mucho más exigentes.
- El uso de maquinaria, incrementado desde los años sesenta, alcanza niveles aceptables. Parte de ella se encuentra envejecida e infrautilizada dado el reducido tamaño de muchas explotaciones y la escasa extensión de su uso colectivo a través de cooperativas o de empresas de servicios.
- Se emplean diversas técnicas para superar los condicionantes naturales. El acolchado cubre el cultivo con bandas de plástico y los invernaderos con estructuras fijas de plástico o cristal, creando un microclima cálido y húmedo que permite anticipar y multiplicar las cosechas anuales. El enarenado prepara el terreno con una capa de estiércol y otra superior de arena; esta filtra la humedad y el estiércol la retiene y la devuelve poco a poco a las plantas, actuando además como abono. El cultivo hidropónico, o sin suelo, sujeta la raíz de las plantas con grava, arena o ceniza y las alimenta con soluciones de sales inorgánicas.
C) La agricultura intensiva gana peso respecto a la extensiva gracias a la disminución del barbecho en los secanos y la ampliación del regadío.
- El barbecho es una práctica agrícola tradicional que consiste en dejar descansar la tierra un tiempo variable. Durante este, hay que arar el terreno para que recoja mejor el agua de lluvia y eliminar las malas hierbas, que a su vez sirven de abono al suelo. Las tierras en barbecho rotan con las cultivadas, permitiendo recuperar la fertilidad del suelo. La superficie de barbecho ha retrocedido en España debido a la generalización del medio barbecho o barbecho semillado, que consiste en reducir el periodo de descanso sembrando un cultivo primaveral de ciclo corto que se recoge antes del verano. También contribuye a su reducción la utilización de fertilizantes y la extensión del regadío. La distribución espacial del barbecho muestra claros contrastes: escasa incidencia en el norte peninsular y elevados valores en Castilla-La Mancha y Aragón. La ventaja principal del barbecho es permitir el descanso natural de la tierra, pero tiene el problema de reducir la producción agrícola en las áreas afectadas.
- El regadío es una práctica agrícola que consiste en aportar a los cultivos agua adicional a la proporcionada por las precipitaciones, procedente de las aguas superficiales o subterráneas. Para ello se emplean diversos sistemas, como el riego por gravedad, por aspersión o por goteo. Los regadíos pueden ser intensivos o extensivos. Los regadíos intensivos, al aire libre o en invernadero, proporcionan varias cosechas anuales, entre las que destacan, por su interés económico, las extratempranas y tempranas; se dedican a frutas y hortalizas y, en algunos casos, a cultivos tropicales. Los regadíos extensivos proporcionan una sola cosecha en la misma época que la de los secanos vecinos; se dedican a idénticos cultivos que estos, aunque con un rendimiento muy superior, y también a los cultivos industriales y forrajeros. La superficie regada ha conocido un notable incremento a lo largo del siglo XX gracias a la realización de obras estatales de gran envergadura, como embalses, canales y trasvases. En la actualidad, el Plan Nacional de Regadío contempla extender la superficie regada y crear regadíos sociales en zonas deprimidas para evitar su despoblamiento. La distribución espacial del regadío en España muestra claros contrastes entre su escasa incidencia en el norte peninsular húmedo y su importancia en el clima mediterráneo de precipitaciones escasas e irregulares. Dentro de esta última, se diferencian dos zonas: en el litoral mediterráneo predomina el regadío intensivo, que se beneficia de condiciones favorables, tanto físicas como humanas; en el interior peninsular destaca el regadío extensivo, que se beneficia del agua aportada por los grandes ríos peninsulares, de la mecanización total que permite en sus cultivos y de la creciente demanda de cereales pienso y de determinados productos industriales. Las ventajas del regadío, sobre todo del intensivo, son numerosas. En el terreno económico, estabiliza la producción al independizarla de los ciclos de sequía, e incrementa los rendimientos productivos, los ingresos y la renta de los agricultores y del país, dada la importancia de sus productos en las exportaciones. Los problemas del regadío incluyen la sobreexplotación de aguas superficiales y subterráneas.
Producción Agrícola y sus Transformaciones Recientes
La producción agrícola aporta el 60-65% de la producción final agraria española. Las transformaciones experimentadas por los distintos tipos de cultivo se han debido a la necesidad de competir en el mercado europeo y mundial. La PAC ha impuesto cuotas de producción y ha implantado un nuevo sistema de ayudas desligado de la producción.
- Los cereales: son cultivos herbáceos destinados a la alimentación humana, a la alimentación del ganado, a la elaboración de piensos y a la obtención de biocarburantes. Su área de cultivo son los secanos del interior peninsular, aunque hay excepciones.
- Las leguminosas: son cultivos herbáceos destinados al consumo humano en verde o en seco, o a la alimentación del ganado. Su área de cultivo coincide con la de los cereales. La producción se enfrenta a dificultades de mecanización y a los bajos rendimientos.
- La vid: es un cultivo arbustivo de secano que produce uvas destinadas al consumo en fresco y, principalmente, a la elaboración de vino. Su área principal es Castilla-La Mancha. La producción se caracteriza por los bajos rendimientos, dado que en muchas zonas el viñedo ocupaba áreas marginales poco aptas para otros cultivos.
- El olivar: es un cultivo arbóreo de secano que produce aceitunas destinadas al consumo en fresco, a las aceitunas de mesa y el resto para aceite. Su área son las campiñas andaluzas (Jaén). La producción es muy variable, dado que el olivo es un árbol vecero que alterna buenas y malas cosechas.
- Los cultivos hortofrutícolas: se destinan al consumo en fresco o a la industria conservera. Su área productora principal son los regadíos peninsulares e insulares y, secundariamente, los secanos húmedos (manzano) y cierta área de la España seca (almendro). La producción creció con el nivel de vida. En la actualidad, se exporta en gran parte.
- Los cultivos industriales: se destinan a la transformación industrial, como el girasol, la remolacha, el algodón y el tabaco. Su área son los regadíos de la mitad meridional peninsular. La producción se encuentra muy relacionada con la industria, que muchas veces es quien proporciona las semillas.
- Los cultivos forrajeros: se destinan a la alimentación animal. Su área se concentra en los secanos de la mitad septentrional de la península, por su clima húmedo, y los regadíos extensivos. La producción ha crecido paralelamente a la actividad ganadera y la demanda de alimentos para el ganado.