Evolución del Teatro Gallego: Desde la Posguerra hasta la Generación Abrente

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El Teatro Gallego Durante la Dictadura y la Emigración

La Guerra Civil y la posterior dictadura franquista provocaron el exilio de la producción teatral gallega. En Galicia, el teatro, al igual que otras manifestaciones literarias y culturales, se vio relegado de los escenarios, con muy pocos autores activos. Entre 1936 y 1952, solo se publicaron tres obras dramáticas en gallego. El nacimiento de la Editorial Galaxia supuso un impulso para la recuperación de la literatura dramática gallega. Desde los años 50 hasta el final de la dictadura, la literatura dramática gallega se desarrolló siguiendo estas líneas estéticas:

  • Teatro costumbrista o de comedia urbana y de enredo amoroso.
  • Piezas que continúan las tendencias modernizadoras del teatro de preguerra (Simbolismo, Expresionismo), escritas por autores como Otero Pedrayo (O desengano do priorio) o Jenaro Marinhas.
  • Obras existencialistas que reflejan teatralmente las angustias y problemas de la época, conocidas como la "Escola da Tebra". Destacan Carballo Calero (Auto do prisioneiro) y Manuel María (Auto do taberneiro).
  • Teatro histórico basado en momentos del pasado colectivo gallego, como Daniel Cortezón (Prisciliano) o Manuel María (Unha vez foi o trebón).
  • Piezas de teatro social crítico, como Díaz Pardo (Midas).

En este contexto, la obra más original y acertada es O incerto señor don Hamlet, príncipe de Dinamarca (1959) de Álvaro Cunqueiro. Con un rico lenguaje dramático y una recreación mítica, Cunqueiro reinterpreta el mito del príncipe Hamlet desde una nueva perspectiva: Hamlet no es hijo del rey, sino hijo oculto de Halmar, el usurpador. De este modo, al matar al usurpador, Hamlet asesina a su padre, convirtiéndose en un Edipo.

La Generación de los 50 y el "Teatro para Leer"

La Generación de los 50 desarrolló su teatro durante la dictadura franquista, cuando la representación de sus piezas era prácticamente imposible. Por ello, la mayoría de sus obras quedaron como "teatro para leer" o inéditas. Manuel María es autor de una extensa obra teatral que incluye textos infantiles, autos, farsas y dramas épicos. Entre sus autos destacan Auto do taberneiro, Auto do labrego, Auto do mariñeiro y Auto da costureira, que son poemas dramatizados. También escribió piezas teatrales para niños, como Barriga verde (1968). En otras obras predomina el carácter reivindicativo, como en Farsa de Bululú, donde critica el régimen franquista. María Xosé Queizán, promotora en Vigo del Teatro Popular Galego, escribió la tragedia Antígona, a forza do sangue (1989), una revisión del personaje mítico de Sófocles. Bernardino Graña es autor de diversas piezas, entre las que destaca Os burros que comen ouro nunca cabalos serán, premiada en 1979 en el VII Certamen Abrente. Sus obras comparten una visión crítica sobre el poder y el dinero. La revisión crítica de momentos importantes de la historia de Galicia es el eje central del teatro de Daniel Cortezón.

El Teatro Independiente y la Mostra de Ribadavia

A partir de los años 60, las actividades dramáticas resurgen gracias al asociacionismo cultural, a los Teatros de Cámara y al llamado Teatro Independiente, una constelación de pequeños grupos que, desde 1965, desempeñaron un papel importante en la política antifranquista, apostando por el uso del gallego. Trabajaron para rescatar el teatro de las salas convencionales y acercarlo al pueblo, tanto en el ámbito urbano como en el rural. En 1973, la Agrupación Cultural Abrente de Ribadavia convocó la Primera Mostra y el Primer Certamen Abrente de Teatro Galego. Ribadavia se convirtió en el punto de encuentro para los interesados en el mundo del teatro en Galicia. Por primera vez, los grupos tuvieron la oportunidad de contrastar opiniones de público y críticos. Los autores encontraron en el Certamen un poderoso estímulo para la creación y la garantía de que sus producciones se representarían. Una serie de dramaturgos lograron renovar y consolidar el teatro gallego en los años 70 y principios de los 80. Por su destacada participación en las Mostras y Certámenes teatrales de Ribadavia, son conocidos colectivamente como la Generación Abrente.

Manuel Lourenzo

Manuel Lourenzo es ensayista, actor, autor, director, traductor y creador de grupos como O Facho. Su obra dramática original consta de unos 150 títulos y puede agruparse en varios ciclos: ciclo mítico, el de las mujeres apasionadas, el mitológico gallego, el del teatro por dentro, el ciclo experimental y el de las corruptelas sociales. Podemos destacar títulos como Veladas indecentes y As dunas.

Euloxio Rodríguez Ruibal

Euloxio Rodríguez Ruibal, miembro de la Real Academia Galega e investigador de la historia teatral gallega, es uno de los dramaturgos más prestigiosos y renovadores. Sus primeras obras, Zardigot y O cabodano, conjugan las tendencias europeas de la época con la tradición gallega y el compromiso social y político. En obras posteriores como O son da buguina y Labirinto da memoria, Ruibal continúa retratando la sociedad gallega contemporánea y reflexionando sobre la condición humana.

Roberto Vidal Bolaño

Roberto Vidal Bolaño dedicó su vida al teatro y fue homenajeado en el Día das Letras Galegas de 2013. Su estética innovadora combina elementos de la cultura teatral popular gallega, de la dramaturgia de vanguardia y del lenguaje cinematográfico. Con una visión ácida y pesimista, denuncia la situación político-social y aboga por la lucha por ideas transformadoras de la sociedad. Inicia su andadura con Laudamuco, señor de ningures (Premio Abrente 1976), obra que, en clave grotesca, desvela los mecanismos psicológicos que explican la sumisión al poder. En Ladaíñas pola morte do Meco habla de las injusticias, la represión y la rebelión contra la dictadura. En Bailadela da morte ditosa (Premio Abrente 1980), el autor reflexiona sobre la muerte como único camino de liberación. Sus personajes suelen ser marginales, antihéroes y fracasados, creando un "teatro de derrota y dignidad" que se plasma en piezas como Doentes y Rastros.

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