Evolución del Teatro Español del Siglo XX: Desde la Posguerra a la Democracia

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Teatro Social de los Años 50

A partir de 1955 surge una orientación hacia lo social o de "protesta y denuncia", sin abandonar otras tendencias. Se producen cambios sociales: público joven con formación universitaria; relajación de la censura. Sigue manifestándose también el teatro de éxito (burgués) en el que continúan estrenando autores como Alfonso Paso y Edgar Neville. Bertolt Brecht (inspiró a este teatro español).

Teatro social realista: Trata temas sobre la injusticia social, la clase obrera y trabajadora, la vida triste de los españoles. Los personajes están marcados por su condición de víctimas. Entre los autores destaca nuevamente Antonio Buero Vallejo (1916-2000) (tercera gran pata del teatro español del S. XX), cuya obra gira en torno a la defensa de la dignidad del hombre. Técnicamente este teatro destaca por el "efecto de inmersión", a través del cual introduce al espectador en el drama.

Antonio Buero Vallejo evoluciona paralelamente a la literatura de esta época del siglo XX:

  1. Literatura existencial con Historia de una escalera.
  2. Literatura social con El concierto de San Ovidio (1962), habla sobre un episodio histórico que tiene lugar en Francia, cerca de la Revolución Francesa (por la censura, ya que hablaba sobre la explotación, el abuso y la injusticia (utilizan a una orquesta de ciegos, aquí se utiliza la técnica de inmersión, haciéndonos sentir el sentimiento del ciego al matar a ese hombre) de la época franquista, se disfraza la crítica social como episodio histórico).
  3. Experimentalismo con La Fundación (1964).

Otros autores de esta tendencia son Alfonso Sastre, autor de La mordaza (1954), Lauro Olmo con su obra La camisa (1962) y José María Rodríguez Méndez y su obra El círculo de tiza de Cartagena (1963).

Teatro Experimental y Renovador de los Años 60 y 70

Por un lado, empiezan a haber una serie de cambios, ya que no quieren continuar con el realismo, además, existe una continuación del teatro comercial anterior con autores como Alfonso Paso, Armiñán y Diosdado. Un caso especial es el de Antonio Gala y su obra Los verdes campos del Edén (1963), Anillos para una dama, esta obra cuenta la historia de Jimena (mujer del Cid), que se enamora del emisario Alvar Fáñez.

En los años setenta, la influencia de las vanguardias facilitó el inicio de un teatro que ha recibido distintas denominaciones: underground, generación simbolista, teatro maldito, teatro del silencio, teatro hermético. Se basa en el espectáculo y las técnicas audiovisuales, colocando lo literario en segundo lugar.

Entre los autores destacan Francisco Nieva, Coronada y el toro (1982), Fernando Arrabal, creador del teatro pánico, con sus obras Pic-nic (1952), un picnic de unos padres que van a ver a su hijo al campo de batalla, El triciclo (1953), El cementerio de automóviles (1957). También es destacable el hecho de que en esta época proliferaron los grupos de teatro independiente, aquí ellos mismos representan las obras autogestionándose, como Els Joglars, (Albert Boadella) con frecuentes creaciones colectivas.

Teatro a Partir de 1975

La crisis del teatro a partir de los años ochenta llevó a la desaparición de la censura y el apoyo de las instituciones. Surgió el Premio Max (inspirado por Max Estrella de Luces de bohemia). El teatro comercial continúa estrenando comedias y musicales anglosajones.

Se da un teatro oficial a través de la creación del Centro Dramático Nacional y de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, cada institución luego tiene otros teatros (Teatro Español, Teatros del Canal...). También continúan los grupos experimentales como Els Joglars, Dagoll Dagom, La Fura dels Baus, y comienzan a aparecer salas alternativas con precarios medios y reducido aforo. El teatro llega a Broadway (el mundo de los musicales).

Entre los autores destacan de nuevo Francisco Nieva (mezcla lo surrealista, onírico y fantástico). José Luis Alonso de Santos, con un teatro costumbrista: La estanquera de Vallecas (1981, basado en hechos reales) unos atracadores se metieron a un estanco a robar, y les rodeó la policía, finalmente la policía los mata. Cuenta la convivencia de las estanqueras y los ladrones, Bajarse al moro (1985) cuenta la historia de cómo unos jóvenes bajan a la zona del Rif a por droga, ambas tienen que ver con los bajos fondos madrileños de los años 80. Fernando Fernán Gómez, Las bicicletas son para el verano (1981), un joven suspende física en el verano de 1936, quiere que su padre le compre una bicicleta, pero llega la guerra, cuenta cómo se pasó la guerra en Madrid. José Sanchís Sinisterra, ¡Ay, Carmela! (1986), tragicomedia de unos artistas de variedades que actúan inicialmente en el bando republicano, pero una noche se pierden y aparecen en el bando nacional, Carmela y Paulino.

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