Evolución del Teatro Español: De la Posguerra a la Renovación Contemporánea
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El Teatro Español: De la Posguerra a la Renovación Contemporánea
Al terminar la Guerra Civil, el teatro español se había quedado huérfano: Federico García Lorca y Ramón María del Valle-Inclán habían muerto, y muchos otros, como Max Aub, Rafael Alberti y Alejandro Casona, se marcharon al exilio. Del lado de los vencedores quedaban Jacinto Benavente y los hermanos Álvarez Quintero.
Así, mientras en los escenarios de Europa triunfaban autores como Bertolt Brecht, Samuel Beckett e Ionesco con el teatro del absurdo, en España la censura y el gusto conservador habían impuesto un teatro comercial y nada innovador. Era un teatro de evasión, conformista e intranscendente. También abundaban las representaciones del Siglo de Oro.
Frente a esto, algunos autores luchaban por abrirse camino con obras más innovadoras, como es el caso de Antonio Buero Vallejo, quien con su obra Historia de una Escalera (que pudo ser representada por recibir un premio) inició el camino de la renovación teatral.
El Teatro en los Años 40 y 50: División y Tendencias
La literatura, como España, después de la Guerra Civil, quedó dividida: por un lado, los vencedores y, por otro lado, los vencidos que se marcharon de nuestro país para salvarse.
El Teatro de los Vencedores
El lado de los vencedores cultivaba un teatro cómico (comedias de salón) y dramas burgueses con personajes de clase media. El autor que destaca es José María Pemán, quien se especializó en el drama burgués con su obra Hermanos del Hijo y una comedia de costumbres titulada La Casa.
El Teatro del Exilio (Los Vencidos)
El teatro de los vencidos estaba fuera de España y destacan autores como Max Aub, Rafael Alberti y Alejandro Casona. Escribieron obras que fueron desconocidas en nuestro país hasta años después. Podemos destacar:
- Max Aub con La vida conyugal
- Rafael Alberti con El adefesio
- Alejandro Casona con La dama del Alba
El Teatro en los Años 50 y 60: Censura y Compromiso
En la primera mitad de esta etapa, la censura fue implacable. Las obras que más se representaron fueron las comedias de evasión, aunque empezó a despertar un teatro con temas más comprometidos.
La Comedia de Evasión: Jardiel Poncela y Miguel Mihura
Los máximos representantes de la comedia de evasión son Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura. Se caracterizan por:
- Humor más intelectual
- Situaciones inverosímiles
- Lenguaje con doble intención
La obra más conocida de Jardiel Poncela es Eloísa está debajo de un almendro.
Miguel Mihura: Ingenio y Descontento
Miguel Mihura fue el fundador de La Codorniz (revista de humor) y colaboró con Luis García Berlanga en el guion de Bienvenido, Mr. Marshall.
Como autor teatral, se caracteriza por su lenguaje ingenioso que le sirve para ocultar su descontento con el mundo. Su primera obra fue Tres sombreros de Copa, que no llegó al público. Escribió otras más cercanas como Minette y su señor de Murcia y Melocotón en Almíbar.
El Teatro Social: Conciencia y Realidad
El teatro social se consolidó con dos obras clave: Historia de una Escalera de Antonio Buero Vallejo y Escuadra hacia la muerte de Alfonso Sastre. Ambas son la muestra de un teatro distinto y comprometido.
Historia de una Escalera (Antonio Buero Vallejo)
Pudo estrenarse por haber obtenido el premio Lope de Vega. En esta obra se nos muestra el mundo gris de unos vecinos llenos de ilusiones y de fracasos, deseosos de abandonar el mundo mezquino que les rodea (la escalera es como una cárcel).
Esta obra fue escrita por Antonio Buero Vallejo, natural de Guadalajara, encarcelado y condenado a muerte por sus ideas. El régimen franquista intentó reorientar su obra, pero no lo consiguió. Siempre ha mantenido una coherencia temática y su objetivo: obligar al espectador a enfrentarse con la cruda realidad.
Escuadra hacia la muerte (Alfonso Sastre)
Muestra un conflicto entre el principio de la autoridad y la libertad entre unos soldados que son testigos de la muerte de un cabo en la que todos han participado.
Su autor es Alfonso Sastre. Su teatro va dirigido a un público lo más amplio posible, a la inmensa mayoría, para despertar las conciencias.
A finales de los años 50, la censura se relaja y se toleran algunas obras innovadoras. Además, hay un público nuevo: el universitario.