Evolución del Teatro Español Antirrealista: De Azorín a Lorca
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Innovación en el Teatro Español: Hacia lo Antirrealista
La Búsqueda de lo Subconsciente y lo Onírico
Azorín luchó por un teatro **antirrealista** que incluyera lo **subconsciente**, lo **onírico** y lo **fantástico**. Destacó la importancia del **diálogo natural** y la **iluminación** para tratar los temas fundamentales de la felicidad, el tiempo y la muerte. Es famosa su trilogía Lo invisible (1928) en la que aborda el misterio de la muerte.
Recuperación de Mitos y Adaptaciones Clásicas
Un coetáneo es Jacinto Grau, quien recupera temas literarios y mitos clásicos (como Don Juan, Pigmalión...) y los adapta a la tragedia. Tuvo mucho éxito fuera de España con obras como El señor de Pigmalión (1921), en la que un artista crea unas marionetas que cobran vida y se rebelan contra su creador.
Renovación Significativa: Valle-Inclán y García Lorca
Pero la renovación realmente significativa estará representada por Ramón María del Valle-Inclán y Federico García Lorca, a quienes tratamos aparte por su importancia capital.
El Teatro en Libertad de Valle-Inclán
Ramón María del Valle-Inclán arranca su producción teatral en dramas decadentes próximos al **Modernismo** para continuar con el llamado por Ruiz Ramón su teatro en libertad, concebido más para ser leído que representado, debido a las audaces puestas en escena imposibles para la época y las acotaciones tan literarias.
Ciclos Dramáticos
Su obra se divide en:
- Dramas del ciclo mítico: Obras de ambiente gallego atemporal, regido por fuerzas primarias (poder, sexo, avaricia, miedo).
- Farsas: Introducen la ruptura con la realidad mediante personajes disfrazados y de la farándula.
Las Comedias Bárbaras y Divinas Palabras
En la trilogía de las Comedias bárbaras asistimos a la rapiña de los hijos de un aristócrata por la herencia. En Divinas palabras (1920) se narra la historia de la familia de un enano hidrocéfalo que gana dinero mostrándolo en ferias hasta que este muere por la cantidad de alcohol que le obligan a beber en una broma pesada. El ambiente es sórdido y cruel. No falta un escarnio público a una adúltera y los elementos mágicos (un trasgo cabrío y unas palabras en latín que por incomprensibles surten efecto pacificador).
Técnicas y Sátira en las Farsas
En las farsas, Valle-Inclán rompe con la realidad incluyendo personajes disfrazados, de la farándula. Introduce **técnicas cinematográficas** (enfoques de cerca, movimientos rápidos de situaciones) y hace parodias o sátiras como la de La Reina castiza (1920) sobre la corte de Isabel II.
El Esperpento: Deformación Sistemática de la Realidad
El siguiente paso es «el esperpento**», que comprende cuatro obras:
- Luces de bohemia (1920)
- Los cuernos de don Friolera (1921)
- Las galas del difunto (1926)
- La hija del capitán (1927) (publicada bajo el título Martes de carnaval junto a las dos anteriores)
«El esperpento» es una **deformación sistemática de la realidad** a través de caricaturas cómicas y macabras, producto de una visión ácida y disconforme de la sociedad.
Federico García Lorca y el Teatro Total
Federico García Lorca impulsa el **teatro total** en el cual importa tanto la **poetización del lenguaje** como los recursos escénicos visuales, acústicos y escenográficos (colorido, iluminación, volúmenes, canciones populares). Es muy vanguardista, aunque siempre partiendo de escenarios frontales.
Popularización y Temática Central
Lorca pretendía popularizar el espectáculo teatral; de hecho creó una compañía de teatro universitario, La Barraca, con la que viajó por España. Su teatro está presidido por la constante lucha entre lo que Ruiz Ramón denomina principio de autoridad y principio de libertad, de la que resulta un sentimiento de frustración que casi siempre encarna en mujeres cuyos deseos son irrealizables.
Clasificación de la Obra Lorquiana
Dejando aparte sus comienzos modernistas, su obra se clasifica en tres bloques:
- Las farsas.
- El surrealista.
- Las tragedias.
Las Farsas de Lorca
Entre las farsas, entre las que hay dos para teatro de guiñol (Tragicomedia de don Cristóbal y la seña Rosita, 1922 y Retablillo de don Cristóbal, 1930) y otras dos más complejas para actores (La zapatera prodigiosa, 1930 y Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, 1931), aparecen problemas derivados de los matrimonios de conveniencia entre un viejo y la joven.