Evolución Social y Poblacional en la España del Siglo XIX: Del Antiguo Régimen a la Sociedad Liberal
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Los Cambios Sociales y Demográficos en la España del Siglo XIX
Transformación Social con el Liberalismo
Con el triunfo de las revoluciones liberales se impuso un modelo social basado en los principios del liberalismo. Teóricamente, la ausencia de movilidad social impuesta por el Antiguo Régimen fue sustituida por una nueva dinámica en la que el mérito y la capacidad eran los elementos determinantes del ascenso personal en la sociedad. Sin embargo, en líneas generales, siguió existiendo una clara correspondencia entre desarrollo socioeconómico y movilidad social. Los países desarrollados multiplicaban la posibilidad de ascenso social a partir de una red educativa y de formación en igualdad de condiciones para todos. Estos cambios no fueron tan evidentes en sociedades como la española, que conservaba muchas estructuras tradicionales. Así pues, España continuó manteniendo una estructura social rígida donde el ascenso de clase sólo benefició a un reducido número de personas, diferenciándose estructuras muy marcadas:
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La élite: Era el grupo más poderoso y concentraba en sus manos la inmensa mayoría de la riqueza. Dentro de ella se distinguían varios grupos:
- a) La nobleza del Antiguo Régimen, que continuaba reteniendo la posesión de la tierra, a la que aplicaba una ideología económica anticuada que la alejaba de la nueva economía industrial.
- b) Burguesía reforzada económicamente gracias a las desamortizaciones. Existía una próspera burguesía en Cataluña y el País Vasco, impregnada de los valores de la Revolución Industrial.
- Una clase media escasa en número, que formaba el 5% de la población. Englobaba desde los empleados públicos hasta la clase media mercantil o industrial.
- Las clases populares, que constituían la base de la pirámide social. Era un conjunto de diversa composición, con diferencias importantes entre el campo y la ciudad. Dentro de este grupo, los asalariados empezaron a configurar lentamente una conciencia de clase obrera, a través de sus propias organizaciones. De cualquier manera, tenían muchas dificultades para ascender socialmente.
El Rol de la Mujer en la Sociedad Liberal
Con respecto al papel de las mujeres, podemos decir que la revolución liberal no alteró sustancialmente el rol social ni las pautas de comportamiento de la mujer. Como centro de las estructuras familiares propias de las familias extensas, su papel consistía en organizar el conjunto familiar y maximizar el rendimiento de unas economías domésticas que eran sumamente inestables. La incorporación de la mujer a los mercados laborales fue escasa. En los núcleos rurales resultaba más habitual su presencia en las faenas agrícolas, pero en el mundo industrial desarrollaron trabajos de baja cualificación y escasa remuneración. El servicio doméstico fue su principal foco de trabajo. En los estratos medios y superiores, la mujer siguió realizando su papel de administradora del hogar con ayuda del servicio doméstico. Si era soltera o viuda, la mujer podía desempeñar una actividad económica, pero perdía su autonomía cuando se casaba, aunque siempre conservara la propiedad de la dote o las herencias incorporadas al matrimonio.
Evolución Demográfica: Del Régimen Tradicional a la Transición
Hasta 1870, el comportamiento demográfico estuvo más cercano al ritmo del Antiguo Régimen, es decir, a un régimen poblacional tradicional caracterizado por altas tasas de natalidad y de mortalidad, condicionadas por la esperanza de vida, los altos índices de mortalidad catastrófica y la abultada mortalidad infantil. La mortandad estaba muy relacionada con las precarias condiciones sanitarias, sobre todo en los barrios populares de las ciudades. La muerte catastrófica era consecuencia de las periódicas crisis de subsistencia y de la persistencia de epidemias como el cólera. Los altos índices de natalidad se debían a los comportamientos impuestos por la férrea moral religiosa. Además, los hijos eran considerados como una fuerza de trabajo que aportaba ingresos a la unidad familiar. A partir de 1870, el comportamiento demográfico inicia una transformación que se prolongará durante buena parte del siglo XX. Se produjo la llamada transformación demográfica que provocó un notable incremento poblacional, como consecuencia del aumento de la diferencia entre natalidad y mortalidad. A esto contribuyó la mejora progresiva de las condiciones de vida y la recuperación económica. Por otro lado, la mortalidad catastrófica se redujo drásticamente. La existencia de médicos mejor preparados y el desarrollo de las instalaciones sanitarias tuvieron parte importante en este descenso.
Movilidad Espacial y Migraciones
La movilidad espacial constituyó una de las grandes variables demográficas del siglo XIX, sobre todo en la segunda mitad. Se produce a causa del asentamiento de la sociedad liberal, la superpoblación rural provocada por el impacto del proceso desamortizador, la mejora de los transportes y las expectativas de una vida mejor en los núcleos urbanos, asociadas a la idea de ascenso social. Distinguimos dos formas de emigración:
- La estacional: sujeta a trabajos esporádicos, condicionados por los ritmos de las cosechas.
- La definitiva: que implica la ubicación en un nuevo espacio.
Hubo tres centros importantes de recepción de población: Barcelona y el País Vasco (espacios demandantes de proletariado industrial) y Madrid, que reclamaba población asociada a su papel de centro político y administrativo, tareas de servicio doméstico y trabajos de la construcción. Por otro lado, en el siglo XIX se intensificó la emigración que se dirigió de manera fundamental hacia América. Durante la primera mitad del siglo estuvo prohibida, salvo a Cuba, Puerto Rico y Filipinas. El motivo de la restricción era que los gobiernos establecían una relación entre riqueza y abundancia de población, por lo que tuvo que desarrollarse a través de canales clandestinos. La realidad terminó por imponerse y en 1853 empezó un proceso de liberalización que culminó en los años ochenta con la desaparición de todas las trabas legales. Se relaciona esta migración con las malas condiciones internas y con factores de atracción, como las relaciones de parentesco o de amistad con emigrantes anteriores. Desde la década de los años treinta del siglo XIX, el déficit de mano de obra de las jóvenes repúblicas atrajo a miles de españoles, que atravesaban el Atlántico sujetos a toda clase de malos tratos y en unas condiciones lamentables. Galicia fue la región española que más inmigrantes envió. Casi medio millón de gallegos se marcharon a América entre 1853 y 1900. En las mismas fechas, Asturias proporcionó 70000 emigrantes. Canarias mostró también tasas de emigración elevadas. Una pequeña porción de emigrantes consiguió hacer las Américas, formando un patrimonio económico considerable. Muchos de ellos, los denominados indianos, volvieron a España tras hacer fortuna y colaboraron activamente en el desarrollo económico, social y cultural de sus lugares de origen.