Evolución del Rol Empresarial: Desde el Capitalista al Líder Innovador

El Empresario

Evolución Histórica del Empresario

Siglo XVIII: El Empresario Capitalista

El empresario capitalista es concebido como el propietario de los medios de producción (según Adam Smith). En la época de la Revolución Industrial, el empresario es una figura individual. Según los economistas de la escuela clásica, el empresario coincide con el propietario del capital y realiza la función de controlador de los medios de producción. El empresario se define como el sujeto que compromete su capacidad al funcionamiento de la empresa y afronta el riesgo patrimonial de la actividad.

Siglo XVIII - XIX: El Empresario como Hombre de Negocios

En este periodo, el empresario es visto como un hombre de negocios (según R. Cantillon y J.B. Say). Cantillon es el primero que entiende la figura del empresario como un hombre de negocios (un agente que compra medios para producir y los revende a un precio incierto). Es una persona que asume negocios y riesgos sin saber a qué precio recuperará su inversión. Say considera que el valor de la producción ha de ser capaz de pagar los costes de todos los factores de producción y conseguir ganancias.

Siglo XIX: El Empresario como Organizador

La figura del empresario es definida como organizador (por Marshall). Aparecen grandes sociedades debido a la necesidad de más capitales; en ellas, diversos propietarios financian conjuntamente la empresa. En el siglo XIX, la concepción de la figura del empresario cambia como consecuencia de la adaptación de la empresa al cambio social. El capital obtenido se confía a un empresario profesional. Se llega a una etapa de capitalismo en la cual el capital se fracciona entre un amplio número de accionistas y se elige al empresario en función de su capacidad. El empresario afronta la continuidad en su puesto de trabajo. Los objetivos empresariales son: los accionistas (persiguen la obtención de unos frutos por su inversión) y el empresario profesional (busca la continuidad e incrementar su poder). Para Marshall, el empresario es la persona que organiza, planifica y dirige los factores para satisfacer necesidades, y distingue el beneficio empresarial.

Siglo XX: El Empresario como Asumidor de Riesgos (F.H. Knight)

Según F.H. Knight, el empresario es la persona que asume el riesgo derivado de la actividad económica y que ha de ser recompensado con un beneficio. Identifica dos tipos de riesgos (uno más técnico y otro más económico). Justifica su beneficio con el riesgo, ya que el dinero que pone es real y no sabe si lo recuperará. Knight diferencia dos tipos de actividades que la dirección realiza en la empresa:

• Director o empresario profesional: Da órdenes de gestión de la empresa y desarrolla la función de organización.
• Empresario patrimonial: Asume el riesgo y elige al empresario profesional, pero el riesgo lo asume él.

Siglo XX: El Empresario Innovador y el Tecnócrata (Schumpeter y Galbraith)

En este periodo, el empresario es visto como una persona innovadora (según J.A. Schumpeter), donde el riesgo es la innovación y el proceso técnico. También surge la figura del empresario tecnócrata (según J.K. Galbraith). Aparece el concepto del derecho del poder restringido (la tecnoestructura); este poder lo ostentan los directivos.

Siglo XX - XXI: El Empresario Líder (W.G. Bennis)

Según W.G. Bennis, el empresario líder tiene que ser innovador, además de ser líder y un buen estratega para escoger los caminos que le permitan conseguir los objetivos.

Definición Actual del Empresario

El empresario es la persona que debe tomar decisiones en la empresa para conseguir unos objetivos marcados en unas condiciones de riesgo. Encontramos dos tipos de empresario: el empresario profesional y el empresario patrimonial.

Funciones del Empresario

• Planificar o diseñar un plan de acción.
• Gestionar: Dirigir los elementos que forman la empresa hacia la obtención del objetivo previamente marcado o planificado.
• Organizar y coordinar: Los elementos de la empresa disponibles.
• Controlar: Para poder conocer en qué medida se están cumpliendo los objetivos marcados y así poder corregir posibles desviaciones.