Evolución Política y Social de España 1898-1939: Restauración, Dictadura y República
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La Crisis del Sistema Liberal Conservador y el Reinado de Alfonso XIII (1898-1923)
La crisis del sistema liberal conservador de la Restauración coincide con la primera etapa del reinado de Alfonso XIII. El punto de partida fue el “Desastre del 98” y sus consecuencias: la pérdida de las últimas colonias ultramarinas (Cuba, Puerto Rico, Filipinas…) y el desarrollo del Regeneracionismo, corriente intelectual y de opinión que criticaba abiertamente el sistema y exigía una profunda modernización y europeización de España dirigida por el Estado (“cirujano de hierro”), encabezado por Joaquín Costa. Sus ideas llegaron incluso a los partidos dinásticos que, desde el poder, intentaron promover reformas significativas:
- El conservador Maura, durante el “gobierno largo” (1907-1909), puso en marcha su “revolución desde arriba”: limpieza electoral, lucha contra el caciquismo, creación del Instituto Nacional de Previsión… Fracasó como consecuencia de la Semana Trágica de Barcelona (1909), protesta popular contra el envío de reservistas a Marruecos que derivó en una amplia insurrección acompañada de acciones anticlericales. La dura represión del gobierno y el asesinato de Ferrer i Guardia provocaron su dimisión.
- El liberal Canalejas pretendió secularizar la vida política (Ley del candado) e impulsar importantes reformas económicas y laborales. Su asesinato en 1912, por un terrorista anarquista, acabó con las esperanzas de regenerar el sistema desde dentro.
Otro problema fue la progresiva descomposición del turnismo (uno de los pilares del sistema). La falta de liderazgo en los partidos dinásticos, su división interna y la constante intervención del rey en la vida política agravaron la situación.
Alfonso XIII, jefe supremo de las Fuerzas Armadas, fortaleció su relación con los mandos militares más conservadores, descontentos por la derrota del 98, el fortalecimiento del movimiento obrero revolucionario y el auge de los nacionalismos periféricos, sobre todo el catalán. Ya en 1905, un grupo de militares asaltaron las sedes de dos publicaciones catalanistas, el Cu-Cut! y La Veu de Catalunya, por sus críticas satíricas. Al año siguiente, la Ley de Jurisdicciones consiguió que las ofensas contra la Patria y el Ejército fuesen juzgadas por tribunales militares. Ello puso de manifiesto la renovada intervención de las Fuerzas Armadas en la vida política.
Al mismo tiempo, las fuerzas políticas y sociales antisistema crecían y se movilizaban con más fuerza, exigiendo cambios políticos, sociales y económicos:
- El carlismo: legitimista (Jaime I), antiliberal y defensor de los fueros se organizó como un partido de masas.
- Los republicanos: antimonárquicos, demócratas y laicistas tuvieron escasa presencia parlamentaria pero un importante peso local en las grandes ciudades (Barcelona, Valencia…).
- Los nacionalismos periféricos cobraron fuerza frente al centralismo de la Restauración. El catalán, dominado por la Lliga Regionalista (Cambó, Prat de la Riba) experimenta un gran crecimiento electoral y consigue, en 1913, la Mancomunitat. El vasco, vive una notable expansión del PNV y la creación del sindicato ELA-SOV. El gallego, hasta la creación de las Irmandades da Fala en 1916, siguió siendo una fuerza política marginal, con resultados electorales muy escasos.
- El movimiento obrero estaba dividido. Los anarquistas defendían la desaparición del Estado, el poder de los sindicatos -CNT- y la huelga revolucionaria para emancipar a la clase obrera. Una rama defendió el terrorismo, protagonizando importantes magnicidios (fallidos como el de Maura y Alfonso XIII o el asesinato de Canalejas). Los socialistas: su sindicato, UGT, luchaba por la mejora de la clase obrera, al tiempo que el PSOE inició la vía reformista como fuerza política parlamentaria, uniéndose a los republicanos y consiguiendo, en 1910, el primer escaño para Pablo Iglesias.
Los problemas se multiplicaron con el impacto de la I Guerra Mundial (1914-1918), a pesar de la neutralidad oficial. España vivió un notable crecimiento económico al suministrar todo tipo de productos a los países en guerra y el enriquecimiento de ciertos sectores (empresarios industriales, grandes comerciantes, terratenientes).
Pero también sufrió el desabastecimiento del mercado interior y un proceso inflacionista que afectó gravemente a las clases populares y generó una fuerte conflictividad social. Esta situación desembocó en la triple crisis del verano de 1917:
- Militar: a los problemas del Ejército se sumó la guerra de Marruecos. Los reveses militares y la división entre africanistas (ascensos por méritos de guerra) frente a peninsulares (por antigüedad), que acusaron más los efectos de la inflación. Así formaron las Juntas de Defensa para presionar al Gobierno reclamando mejores salarios y ascensos por rigurosa antigüedad.
- Política: La Asamblea de Parlamentarios en Barcelona, reunión de catalanistas, socialistas y republicanos que reclamaba un Gobierno provisional, la reforma de la Constitución y la autonomía para Cataluña.
- Social: la huelga general convocada por UGT y CNT tuvo un gran seguimiento en las principales ciudades y centros industriales. A las reivindicaciones salariales se sumaron las políticas (elecciones libres, democracia…). Fue brutalmente reprimida por el Ejército.
A partir de la triple crisis del 17 la Restauración se degrada rápidamente.
La Quiebra del Turnismo y los Gobiernos de Concentración (1917-1923)
Desde 1917 formar gobiernos fue una tarea difícil debido a la ruptura del sistema de turnos. El fin del turnismo dará paso a los gobiernos de concentración. El rey recurre a la formación de estos gobiernos, presididos por el líder del partido del sistema pero con ministros de otras tendencias políticas, excepto republicanos y socialistas. El más relevante fue el llamado Gobierno Nacional, impulsado por Maura en 1918, con la participación de los líderes dinásticos y de la Lliga Regionalista catalana. Las diferencias internas provocaron que fuesen gobiernos débiles, incapaces de hacer frente a los problemas y con escasa duración. La inestabilidad política crece, generando una clase política cada vez más desprestigiada. Estos gobiernos fueron el último intento de regeneración del régimen político de la Restauración.
Conflictividad Social y el Desastre de Annual
La conflictividad social (“el trienio bolchevique” en Andalucía, y la guerra social en Cataluña: enfrentamiento entre la CNT y la patronal que se tradujo en huelgas, lock-out, pistolerismo …).
La guerra de Marruecos. La Conferencia de Algeciras de 1906 establecía los límites del protectorado español en el Norte de Marruecos. Desde entonces la ocupación española contó con la fuerte resistencia de las tribus del Rif. En 1921, el intento español de ampliar la ocupación militar en el entorno de Melilla acabó con una grave derrota ante las fuerzas indígenas de Abd El Krim, el “Desastre de Annua" (enormes pérdidas de material, unos 12.000 soldados muertos). El desastre militar tuvo graves consecuencias políticas: en el Parlamento se debatió duramente sobre la política africana y la oposición, sobre todo los socialistas, exigieron responsabilidades políticas que incluían al mismo Rey. El Gobierno encargó al general Picasso una investigación sobre el asunto. El informe resultante (el expediente Picasso) acusaba a los mandos militares de una total incompetencia. Una comisión parlamentaria investigó sobre las responsabilidades políticas, pero no llegó a terminar su informe porque, en septiembre de 1923, tenía lugar el golpe de Estado del general Primo de Rivera. Comenzaba, de esta manera, la primera dictadura militar del siglo XX en España, bajo el amparo de Alfonso XIII.
La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
Entre 1923 y 1930, España estuvo sometida a la autoridad dictatorial del General Miguel Primo de Rivera. Fue presentado como un intento de regenerar la vida política y de resolver los graves problemas que el país arrastraba desde principios de siglo: la inestabilidad política, la crisis social, la guerra de Marruecos… Amparado por Alfonso XIII, el nuevo régimen no fue un hecho aislado en el contexto internacional de entreguerras.
El Golpe de Estado
El 13 de septiembre de 1923, el Capitán General de Cataluña, Primo de Rivera, encabezó un golpe de Estado con el apoyo de los círculos militares, preocupados por el problema marroquí y la cuestión de las responsabilidades, y de amplios sectores de la burguesía catalana, que reclamaban el restablecimiento de la paz social. La actitud de los líderes políticos fue pasiva o expectante. La acogida de la opinión pública, harta de una situación política y social progresivamente degradada, pareció bastante favorable. Cuando el presidente del Gobierno, el liberal García Prieto, solicitó al Rey la destitución de los sublevados este se negó, con lo que no tuvo más opción que dimitir. Alfonso XIII, al nombrar a Primo de Rivera jefe de Gobierno y al negarse a reabrir las Cortes, contribuyó a legitimar el golpe.
El Directorio Militar (1923-1925)
Primo de Rivera formó un gobierno constituido exclusivamente por militares, el Directorio Militar. En la práctica, fue un órgano consultivo, pues era el dictador quien concentraba el poder político y la relación directa con el Rey. Iba a tener, en palabras del dictador, un carácter provisional. Se consideró el “cirujano de hierro” que España necesitaba. La acción del Directorio Militar, muy influenciada por el Regeneracionismo, se dirigió hacia 4 objetivos fundamentales:
- El “descuaje del caciquismo”: las redes caciquiles fueron debilitadas, pero no eliminadas, por la desaparición del régimen parlamentario, la desaparición de los partidos políticos (en 1924 se creará el partido único, la Unión Patriótica) y por la radical reforma de la administración local.
- El restablecimiento del orden público: con la declaración del Estado de guerra, los derechos y libertades constitucionales fueron suspendidos y las autoridades adoptaron medidas represivas contra las organizaciones obreras, sobre todo contra la CNT. La central anarquista fue ilegalizada y sus sindicatos disueltos. La clandestinidad reforzó el influjo de los sectores más radicales del anarquismo que, en 1927, crearon la Federación Anarquista Ibérica (FAI). El somatén catalán, una antigua milicia cívica creada para mantener la seguridad en el campo y revitalizada por la patronal para luchar contra las organizaciones obreras, fue extendido, sin demasiado éxito, a todo el territorio español.
- La afirmación de un nacionalismo unitario españolista: La Dictadura pretendió reforzar el sentimiento nacionalista español y el centralismo contra los nacionalismos periféricos. La Mancomunitat catalana fue disuelta en 1925. Se restringió notablemente el uso de las lenguas y de los símbolos identificativos (bandera, himnos) de las comunidades con personalidad propia, especialmente Cataluña.
- La resolución del conflicto de Marruecos: El golpe de Estado había dejado en el aire la cuestión de las responsabilidades tras el Desastre de Annual. El Directorio Militar las resolvió rápidamente: algunos de los encausados fueron juzgados y los condenados posteriormente indultados. En Marruecos, Abd el Krim, tras consolidar sus posiciones en el Rif, decidió extender su acción militar a la zona bajo protectorado francés. Esto permitió al Directorio concertar una alianza militar con Francia para acabar con la rebelión rifeña. El desembarco de Alhucemas (1925), una operación militar de gran envergadura, tuvo un éxito notable. En 1926, Abd el Krim pedía la paz y se rendía a los franceses.
El Directorio Civil (1925-1930)
La victoria africana hizo crecer la popularidad del dictador. En diciembre de 1925, tras solicitar permiso al monarca, nombraba un nuevo gobierno formado por militares y civiles, el Directorio Civil.
La obra política. Fracasará en su intento de institucionalizar el régimen. La Unión Patriótica, nace para convertirse en el partido único, pero no consiguió ser el instrumento político de la dictadura, ya que se caracterizó por su indefinición y falta de funciones claras. La Asamblea Nacional Consultiva (1927) tenía por objeto la redacción de un proyecto constitucional que nunca vio la luz. No se trataba de un órgano representativo de la soberanía popular, más bien un órgano consultivo. No obstante, la Dictadura promovió una notable renovación de las élites dirigentes respecto a la Restauración.
La política social. La Dictadura impulsó una activa política social, influenciada por las doctrinas corporativistas del fascismo italiano. Para superar los conflictos sociales, las relaciones laborales en cada uno de los sectores productivos debía corresponder a una corporación que integrase a empresarios y trabajadores, actuando el Estado como árbitro y garante. Así, se crearon en cada oficio comités paritarios, formados a partes iguales por patronos y obreros. La Organización Corporativa Nacional (1926) los agrupó en una estructura piramidal. Paralelamente, la Dictadura promovió la construcción de viviendas obreras y una amplia legislación social (Código del Trabajo, 1926), contando con la eficaz colaboración de la UGT en los primeros años.
La política económica. (Calvo Sotelo) La Dictadura profundizó en 2 líneas de política económica iniciadas a finales del siglo XIX:
- El nacionalismo económico: evitar la dependencia exterior tanto en la propiedad de las empresas como en la producción, a través de medidas de apoyo fiscal, la protección arancelaria y la concesión de subvenciones.
- El intervencionismo económico estatal, avanzó claramente en diversos sentidos:
- La estricta regulación del mercado interior (precios, producción).
- El impulso de las obras públicas que incluía el apoyo a las empresas ferroviarias, la mejora de la red de carreteras (creación del Circuito Nacional de Firmes Especiales en 1926), grandes obras hidráulicas para el regadío y el aprovechamiento eléctrico (creación de las Confederaciones Hidrográficas en 1926).
- La creación de monopolios para la gestión de nuevos sectores económicos susceptibles de producir notables ingresos para el Estado. Este es el caso de la CTNE (Compañía Telefónica Nacional de España) o de CAMPSA (Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos).
La dictadura se benefició de la expansión económica internacional de los años 20. Pero esta política económica supuso un notable incremento del gasto público y, consiguientemente, del endeudamiento del Estado.
La Descomposición y Caída de la Dictadura
A partir de 1928, los síntomas de descomposición del régimen son cada vez más evidentes:
El fortalecimiento de la oposición al régimen. Con el paso del tiempo las críticas al dictador aumentaban: los antiguos partidos dinásticos reclaman la vuelta al orden constitucional, algunos sectores del Ejército (conflictos por el sistema de ascensos, la Sanjuanada: intento de pronunciamiento militar contra la Dictadura), el nacionalismo catalán, el mundo intelectual y universitario (Unamuno, Ortega y Gasset…), las fuerzas republicanas desde la clandestinidad (Azaña y Lerroux formarán una Alianza Republicana) y el movimiento obrero (anarquistas, socialistas) que había sido duramente reprimido. Muchas de estas fuerzas coincidían en sus deseos de liquidar la dictadura y la monarquía y proclamar una República.
La caída de Primo de Rivera. El fortalecimiento de la oposición, la crisis económica internacional de 1929, la incapacidad de dar una salida constitucional y política al régimen y la ruptura con los sectores que inicialmente lo apoyaron, provocaron la caída de la Dictadura. En enero de 1930, tras una consulta a los capitanes generales sobre su continuidad, Primo de Rivera presentó al rey su renuncia.
La Caída de la Monarquía. La Dictablanda
Alfonso XIII encargó el gobierno al General Berenguer, con la intención de restablecer el viejo orden constitucional. Sin embargo, la desarticulación de los partidos monárquicos, el desprestigio de la monarquía y el fortalecimiento de la oposición anunciaban el difícil éxito de este gobierno. En agosto de 1930, la oposición (catalanistas, republicanos y socialistas) firma el Pacto de San Sebastián comprometiéndose a luchar en favor de la República y la autonomía catalana. El boicot que se hizo a la convocatoria electoral de Berenguer provoca su dimisión, siendo sustituido por el almirante Aznar en febrero de 1931. Éste, convocó elecciones municipales para el 12 de abril, como plebiscito sobre el régimen. En ellas, a pesar de que la victoria fue de los partidos monárquicos, la oposición republicano-socialista ganó en la mayoría de las capitales de provincia, grandes ciudades y regiones industriales. El 14 de abril se proclamó la II República y el Rey abandonaba el país. El Comité Revolucionario del Pacto de San Sebastián formó el Gobierno Provisional de la República, dando paso a la segunda experiencia democrática de la Historia de España.
La Segunda República Española (1931-1936)
La II República se desarrolló entre 1931 y 1936. El fracaso de la dictadura de Primo de Rivera contribuyó al desprestigio de la monarquía. El resultado de las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 supuso la victoria de las fuerzas antimonárquicas en las principales ciudades, capitales de provincia y zonas industriales. El 14 de abril se proclamaba la Segunda República, al tiempo que el Comité Revolucionario del Pacto de San Sebastián (republicanos, socialistas y nacionalistas) asumía el Gobierno Provisional y Alfonso XIII abandonaba el país. El cambio de régimen fue recibido en un ambiente de fiesta popular. Sin embargo, el segundo intento de instaurar un régimen democrático en España encontró graves dificultades que frustraron la experiencia republicana y derivaron en la Guerra Civil. Entre estos problemas destacan:
- Un contexto internacional poco favorable: En España se implanta un sistema democrático mientras Europa está viviendo el auge del autoritarismo político, fórmula que tendrá en los fascismos su expresión más clara.
- Los problemas económicos: Las consecuencias de la crisis de 1929 acabaron con la etapa de expansión económica alcanzada durante la Dictadura.
- El agravamiento de los conflictos sociales: En una sociedad muy polarizada, dividida y enfrentada, crecía en el movimiento obrero el influjo de las orientaciones revolucionarias (anarquistas, comunistas, socialistas radicales). La agitación social obligará a recurrir a duras medidas de represión por parte de los gobiernos.
- La deslealtad con el régimen democrático de importantes instituciones y sectores sociales y políticos: La Iglesia, importantes sectores del Ejército (africanistas), la derecha política (fascistas, monárquicos, la CEDA), empresarios y terratenientes. También en la izquierda obrera revolucionaria -anarquistas, comunistas, socialistas revolucionarios- fueron frecuentes los comportamientos desleales con el nuevo régimen intentando implantar la revolución social. Tampoco sería siempre fácil la integración dentro de las instituciones republicanas de las demandas de los nacionalismos periféricos.
Un mapa político extremadamente fragmentado y polarizado provocado por una excesiva y constante división del mapa político que impidió la formación de gobiernos estables y el consenso en temas de Estado. Destaca la formación de los siguientes grupos políticos:
- Derecha: JONS, Falange Española, Renovación Española, CEDA.
- Centro: Nacionalistas (Lliga Regionalista, PNV) y republicanos (Partido Radical y Partido Liberal Republicano).
- Izquierda: Republicanos progresistas (ORGA, Alianza Republicana, Izquierda Republicana) nacionalismos (ERC, Partido Galeguista) obreristas ( PSOE, PC, POUM).
Gobierno Provisional y Elecciones de Junio de 1931
Con la proclamación de la República el 14 de abril de 1931 accedió al poder el Comité Revolucionario del Pacto de San Sebastián, convertido en Gobierno Provisional bajo la presidencia de Niceto Alcalá Zamora. El nuevo ejecutivo incluía a representantes de las principales fuerzas republicanas, nacionalistas y socialistas. El Gobierno Provisional convocó elecciones a Cortes Constituyentes, que tendrán lugar en junio de 1931, y aprobó un gran número de disposiciones reformistas para modernizar y democratizar España, que continuará el bienio social-azañista. Las votaciones del 28 de junio de 1931 dieron una amplia mayoría parlamentaria a la coalición gubernamental republicano-socialista. Las fuerzas monárquicas y conservadoras, desorganizadas, obtuvieron una mínima representación. Estos resultados daban una falsa apariencia de unanimidad sobre el nuevo régimen.
La Constitución de 1931
El proyecto constitucional fue encargado a una comisión presidida por el catedrático socialista Jiménez de Asúa. La nueva ley fundamental, que definía España como una República de trabajadores, sería aprobada por las Cortes el 9 de diciembre de 1931. Los aspectos más destacados de este texto:
- Reconocimiento del principio de Soberanía Popular como base del sistema político.
- Una amplia relación de derechos y libertades individuales, extendidos también a las mujeres. La Constitución de 1931 no se limitaba a los derechos civiles (propiedad, igualdad jurídica, seguridad...) y políticos (sufragio universal masculino y femenino, asociación, reunión, expresión...) si no que también incluye una regulación precisa de los derechos sociales y culturales. Se sentaban, por lo tanto, las bases legales de un Estado social y democrático de derecho.
- La cuestión religiosa adquirió especial relevancia en el texto constitucional afirmando la libertad de cultos y una radical separación entre Iglesia y Estado: eliminó el presupuesto estatal de culto y clero, disolvió la Compañía de Jesús y sus bienes fueron nacionalizados. Se prohibió a las congregaciones religiosas ejercer la enseñanza, la industria y el comercio. Esta política religiosa iría acompañada de otras medidas, como la Ley del divorcio o el matrimonio civil, que contribuyeron a secularizar la sociedad.
- La división de poderes: el Poder legislativo tendrá una notable primacía sobre los demás. Este residía en unas Cortes unicamerales. El poder ejecutivo correspondía al Gobierno, con un Presidente designado por el Presidente de la República y sometido a la confianza y control de las Cortes. El poder judicial se confiaba a jueces independientes y al jurado popular.
- La Constitución establecía, además, unas instituciones arbitrales: La Presidencia de la República, elegida cada 6 años y con un papel simbólico, Tribunal de Garantías Constitucionales, árbitro en los conflictos entre los diferentes poderes e instituciones del Estado.
- La nueva organización territorial del Estado pretendía superar la vieja confrontación unitarios-federalistas y acoger las demandas de los nacionalistas periféricos. La Constitución definía a la República como un Estado integral compatible con la autonomía de municipios y regiones. Enumeraba asimismo las condiciones para el acceso de esas regiones a la autonomía.
Al aprobarse la nueva Constitución en diciembre de 1931, se ponen en marcha las instituciones republicanas en ella definidas. Alcalá Zamora fue elegido Presidente de la República y propuso para encabezar el gobierno a Manuel Azaña. Éste formaría un ejecutivo apoyado por los grupos republicanos de izquierda, ERC y socialistas. De esta manera, los radicales de Alejandro Lerroux pasaban a la oposición. Durante casi dos años, los gobiernos social-azañistas profundizarían en la política de reformas con las que se pretendía modernizar y democratizar España, reformas que serán frenadas durante el “bienio negro” y que aumentan la confrontación que llevará a la consolidación de las “dos Españas” que provocará la Guerra Civil en julio del 36.
Las Reformas del Bienio Progresista (1931-1933) y la Reacción Conservadora
La Reforma Autonómica
Se asumen las demandas de los nacionalismos periféricos, sobre todo del catalán. La fórmula del Estado integral compatible con las autonomías recogida en la Constitución de 1931, permitió comenzar los procesos autonómicos en Cataluña, País Vasco y Galicia.
- Cataluña: El gobierno central permite el establecimiento de una Generalitat provisional tras frenar el intento de proclamación del Estat Catalá. El Estatuto de Nuria de 1931, retrasó su aprobación por las Cortes hasta septiembre de 1932, debido a su contenido federalista. A partir de ese momento, se pusieron en marcha las instituciones autonómicas bajo la hegemonía de ERC. Maçía sería el primer President de la Generalitat hasta su muerte en diciembre de 1933. Le sucedería en el cargo Ll. Companys.
- País Vasco. El proceso de autonomía vasco sufrió las consecuencias de la falta de entendimiento entre el PNV y las Cortes. El Estatuto de Estella, negociado entre el PNV y los carlistas en 1932. El proceso se retrasa hasta octubre de 1936, ya iniciada la Guerra Civil, cuando las Cortes lo aprobarán en pago a lealtad del PNV a la República.
- Galicia. El avance del proceso autonómico en Galicia estuvo representado por el Partido Galeguista. El proyecto de Estatuto fue aprobado por una Asamblea de Concellos (Santiago, 1932). Fue plebiscitado en junio de 1936. Las Cortes republicanas lo admitieron a trámite en un gesto simbólico, en la abadía de Montserrat en 1938, durante la última reunión en territorio español antes de partir hacia el exilio.
Estas tres comunidades consiguieron el reconocimiento de comunidades históricas. La reforma autonómica generó la oposición de gran parte del Ejército y de la derecha política centralista.
La Reforma Agraria
Impulsada por Marcelino Domingo, la política agraria republicana pretendía incrementar la productividad de la tierra (reforma agraria técnica) y, sobre todo, favorecer un reparto más equitativo de la propiedad de la tierra (reforma agraria social). Se centró en aquellas regiones (Andalucía, La Mancha, Extremadura) donde la tierra estaba concentrada en manos de unos pocos latifundistas, para mejorar las condiciones de los jornaleros y pequeños arrendatarios. En este sentido destacamos:
- Las medidas en favor de la estabilidad de los contratos agrarios.
- El Decreto de Términos Municipales (1931), que privilegiaba la contratación de los jornaleros dentro de su municipio.
- La Ley de Bases de la Reforma Agraria (1932), que pretendía la expropiación, previo pago de una indemnización, de los grandes latifundios para asentar en ellos a jornaleros sin tierras en régimen de arriendo. La puesta en marcha se encargó al Instituto de Reforma Agraria y, para financiar todo el proceso, se creó el Banco Nacional Agrario.
La norma afrontó una dura oposición parlamentaria, que retrasó su aprobación hasta septiembre de 1932. Los resultados de la aplicación serían desalentadores: a finales de 1932 sólo había sido expropiado el 5% de las tierras previstas y el número de jornaleros asentados era de 12.000. Las razones de este fracaso son múltiples: la fuerte oposición de los latifundistas, la escasez de recursos económicos y la excesiva complejidad del proceso legal. El fracaso de la reforma agraria provocó una enorme frustración entre los jornaleros sin tierras y contribuyó a radicalizar los conflictos sociales en el campo.
La Oposición a las Reformas
Casi desde el principio, las autoridades republicanas debieron hacer frente a problemas nacidos de diferentes frentes de oposición a la Constitución de 1931 y a las reformas.
- La oposición católica, encabezada por el cardenal Segura, contra la política secularizadora y las acciones anticlericales llevadas a cabo por los grupos más radicales.
- Los sectores más conservadores del Ejército se oponían a la reforma militar y a la autonómica. En agosto de 1932 fracasa la sublevación del general Sanjurjo (La Sanjurjada), intento de golpe de Estado para derribar la República.
- Los empresarios y patronos reaccionan contra las reformas sociales y agrarias, ya que veía amenazados sus intereses y propiedades.
- La derecha política, contraria a las reformas, se reorganiza creando en 1933 la CEDA.
- Finalmente, la oposición revolucionaria de anarquistas y comunistas se traduce en una sucesión de huelgas generales e insurrecciones armadas. Los sucesos de Casas Viejas (enero de 1933) provocan una durísima campaña de desprestigio contra el Gobierno Azaña.
Azaña, ante la presión de la oposición y la ruptura de la coalición de gobierno (republicanos de izquierdas y socialistas) que él presidía, presenta la dimisión al presidente de la República en septiembre de 1933.
Tras las elecciones de noviembre del 33 se produce la victoria de la derecha (bienio radical-cedista, “bienio negro”). El gobierno de Lerroux con el apoyo de la CEDA (Gil Robles) paraliza las reformas iniciadas en el bienio anterior. Las reformas se retomarán tras la victoria, en febrero del 36, del Frente Popular. Esta reactivación de las reformas provocará el rechazo de la derecha y agravará la división de las “Dos Españas” que se enfrentaron en la Guerra Civil (1936-1939).
La Guerra Civil Española (1936-1939)
La Guerra Civil tiene lugar entre el 18 de julio de 1936 (alzamiento militar) y el 1 de abril de 1939 (victoria del bando sublevado). Fue una guerra fratricida protagonizada por dos concepciones irreconciliables de entender nuestro país: la España Republicana (defensora de la Constitución democrática de 1931 y las reformas del primer bienio: el Estado laico, las autonomías, los derechos de las mujeres y los trabajadores...) versus la España Nacional (defensora de los valores tradicionales: catolicismo, unidad de la Patria, familia tradicional, propiedad privada…). Con la guerra, finaliza el intento de apertura y modernización impulsado durante la II República, que pretendía equiparar España con las democracias occidentales. Se le consideró el preludio de la II Guerra Mundial, debido a las implicaciones internacionales apoyando a cada bando y al pulso entre los dos modelos políticos que dominaban en Europa: fascismo versus democracia.
Las Causas de la Guerra Civil
Entre sus causas destacamos:
- El contexto adverso, tanto nacional como internacional, que rodeó a la República desde su proclamación (auge de los totalitarismos, Gran Depresión, conflictividad social...).
- El fracaso de la convivencia democrática.
- La polarización política y social agravada desde la revolución de octubre de 1934.
- La amplia conspiración antirrepublicana, iniciada al conocer el triunfo electoral del Frente Popular en febrero de 1936 con la reactivación de las reformas.
Con la llegada al poder del gobierno izquierdista, se extendió una amplia conspiración cívico-militar para derribar la República y establecer una dictadura militar encabezada por Sanjurjo y organizada por el general Mola (el director). En ella participaron militares conservadores, encabezados por algunos generales (Goded, Fanjul, Franco, Queipo de Llano...) y numerosos mandos intermedios (coroneles, comandantes, capitanes...); amplios sectores de la derecha política (falangistas, monárquicos alfonsinos y carlistas, dirigentes de la CEDA); figuras destacadas de la oligarquía agraria y financiera (J. March). La respuesta de las autoridades republicanas, encabezadas por Casares Quiroga, resultó insuficiente. Ciertos sospechosos fueron sometidos a vigilancia, algunos generales considerados desleales (Franco, Goded, Mola...) fueron destinados a puestos secundarios.
El asesinato de Calvo Sotelo (13-VII-36), como respuesta al del teniente Castillo, puso fin a las dudas de los militares menos decididos e hizo irreversible la decisión de terminar con la democracia republicana. Los implicados preveían un golpe de Estado rápido que daría paso a una dictadura militar de rasgos poco definidos. La sublevación. El 17 de julio de 1936 comenzó en Melilla. El 18 se extendió a Canarias, Baleares y a la Península. El 19 Franco volaba desde Canarias a Tetuán para ponerse al mando del Ejército de África. A finales de julio, el alzamiento militar había triunfado en Marruecos, Canarias, Baleares (excepto Menorca), Galicia, Castilla, Álava, Navarra, oeste de Aragón y Andalucía occidental. Había fracasado en Asturias (excepto Oviedo), Cantabria, Vizcaya y Guipúzcoa, este de Aragón, Cataluña, Levante, Extremadura, Madrid, La Mancha y Andalucía oriental. En definitiva, la rebelión triunfó en las zonas agrarias de pequeños propietarios y fracasó en las zonas industriales y mineras y en gran parte de la España latifundista. En estas áreas, la resistencia popular organizada por los partidos y sindicatos de izquierda y, sobre todo, la lealtad a la República de militares (especialmente la aviación yla marina) y miembros de las fuerzas de seguridad (Guardia de Asalto, Carabineros) hicieron fracasar el golpe.
En un balance inicial de fuerzas, la mayor parte del territorio, las zonas más pobladas y los recursos económicos estaban en el bando republicano; sin embargo, la mayoría de los mandos militares y el grueso del Ejército (incluyendo el Ejército de África) se alinearon con el bando sublevado provocando la desarticulación de la organización militar.
Bandos en conflicto Desarrollo de la guerra: Desde el punto de vista de las operaciones militares, la Guerra Civil se puede dividir en 4 grandes fases: De Julio del 1936 a marzo del 1937. El avance de los sublevados fue rápido ocupando la mitad occidental, aunque fracasó en su objetivo prioritario: la conquista de Madrid. De Marzo a octubre del 37. La campaña del Norte, que culmina con las conquistas de Bilbao y Gijón. Destacan acontecimientos como el bombardeo de Guernika. De Octubre del 37 a enero del 39. La campaña del Este. Tendrá lugar la batalla más dura y larga de la guerra, la batalla del Ebro, que agotó y dejó dividida a la España Republicana. De Enero a abril del 39. Tras la caída de Cataluña, Azaña y el resto del Gobierno republicano se exilian a Francia. A finales de marzo cae Madrid. El 1 de abril, Franco firma en Burgos su último parte de guerra.
Organización de los bandos: En la España nacional se configurará la dictadura franquista gracias a la progresiva concentración de poderes en manos de Franco desde octubre de 1936: Generalísimo de los Ejércitos y Jefe del Estado, dirigiendo el poder ejecutivo y legislativo, dándole al nuevo régimen un carácter marcadamente personalista. Contará con importantes apoyos: 1.-la Iglesia legitimó la rebelión con la Carta Colectiva del Episcopado (julio 1937), calificándola de cruzada contra el mal; 2.-con el Decreto de Unificación de 1937 se formaba el partido único FET-JONS, bajo el liderazgo de Franco; los demás partidos eran ilegalizados. 3.-importantes grupos políticos y sociales (empresarios, terratenientes, derecha política…) identificados con el catolicismo y la defensa del orden, la unidad de la Patria,la propiedad privada y la familia tradicional. El bando franquista llevó a cabo una brutal represión política y social (más de 75000 muertos, cientos de miles de presos…) convirtiendo el terror en un instrumento esencial del asentamiento del nuevo régimen.
En la España Republicana se produjo una profunda división como consecuencia de la revolución social que, en el verano del 36, desarticuló el Ejército y las instituciones republicanas. Las organizaciones sindicales promovieron un proceso de colectivización de la economía (tierras, industria, servicios públicos…) y una brutal represión contra todos los sospechosos de apoyar la rebelión militar (religiosos, terratenientes, burgueses...) que alcanzó los 50.000 muertos. Mientras POUM, CNT-FAI y algunos sectores de la UGT querían profundizar en el proceso revolucionario, los republicanos, comunistas y la mayoría de los socialistas defendían reforzar las instituciones republicanas para poderganar la guerra. A pesar de los esfuerzos de los gobiernos de Largo Caballero (septiembre 1936-marzo 1937) y de Juan Negrín (marzo 1937-marzo 1939) por reconducir la situación, el avance militar de los nacionales y el desgaste y la división del bando republicano, llevarán al final de la guerra el 1 de abril de 1939.
Las dimensiones internacionales del conflicto: En septiembre de 1936, Francia y G. Bretaña promovieron el Comité de No Intervención, al que formalmente se adherían Bélgica, Alemania, Italia, la URSS y Portugal. Suponía que las democracias europeas abandonaban a la República a su suerte. En los EE.UU., Roosevelt declaró su neutralidad en el conflicto. Sin embargo, algunas grandes empresas norteamericanas suministraron regularmente petróleo (TEXACO) y vehículos (Ford, General Motors) a los nacionales. Los apoyos internacionales de la República se redujeron a dos Estados: México y la URSS. Las ayudas del primero se limitaron a una valiosa colaboración diplomática y el envío de algún armamento ligero. Más importante fue el apoyo soviético: el envío de instructores militares y la entrega masiva de suministros y material bélico. Esta ayuda tuvo que ser pagada en efectivo y al contado recurriendo a las reservas del Banco de España (el oro de Moscú). Además, bajo su dirección, la Internacional Comunista organizó el reclutamiento de voluntarios extranjeros de hasta 50 nacionalidades (Las Brigadas Internacionales), mayoritariamente comunistas que, hasta un máximo de 60.000, combatieron en el ejército republicano entre 1936 y 1938.
También numerosas personalidades del mundo de la cultura (A. Einstein, T. Mann, W. Faulkner, G. Orwell, O. Paz) manifestaron su apoyo a la República. Muchas acudirían en 1937 al Congreso Internacional de Intelectuales Antifascistas, celebrado en Valencia bajo la presidencia de A. Machado. La España Nacional contó, desde el principio, con las potencias fascistas (Alemania e Italia). Suministraron regularmente material bélico a crédito e instructores y unidades militares como el Cuerpo de Tropas Voluntarias italiano o la Legión Cóndor alemana, que tuvo una participación importante en varios momentos de la guerra (bombardeo sobre Guernica, abril del 37). El Portugal de Salazar prestó un destacado apoyo logístico y envió algunos voluntarios (Los Viriatos). Combatieron también con las tropas franquistas algunos reducidos contingentes procedentes de otros países. Escasos intelectuales fascistas, ultraconservadores y católicos (P. Claudel, E. Pound) declararon públicamente su apoyo a la España nacional.
La Guerra Civil dejó un saldo de más de 500.000 muertos, cientos de miles de exiliados y encarcelados, enormes destrucciones materiales, hambre y aislamiento internacional tras la derrota de los totalitarismos en la II Guerra Mundial. Supuso la destrucción de la democracia republicana y la implantación de un régimen autoritario, la dictadura franquista, que duraría casi 40 años.