Evolución Política y Económica Durante la Guerra Civil Española: República vs. Bando Sublevado

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Evolución Política y Económica en las Dos Zonas de la Guerra Civil Española

La República

La evolución política y económica de las dos zonas durante la guerra fue muy compleja, evolucionando cada zona de forma diferente. Del lado de la República había permanecido la mayor parte de la Aviación, la Marina y la Guardia de Asalto, pero su organización militar quedó prácticamente desmantelada y su poder reemplazado por el de las milicias populares. La falta de una dirección política unificada y la división ideológica llevó al enfrentamiento entre los que querían terminar la guerra antes de seguir con las reformas (el gobierno y PCE), y los grupos anarquistas (CNT, FAI) y algunos comunistas (POUM) que, paralelamente a la guerra, querían una revolución social.

La zona republicana vivió en los primeros meses un clima revolucionario con la colectivización de la propiedad agraria (La Mancha, Aragón, Murcia, Andalucía y Extremadura) e industrial (Cataluña); y la aparición de grupos de milicianos que, al margen del Gobierno, pusieron en marcha una dura represión contra el otro bando con asesinatos (Paracuellos del Jarama), detenciones ilegales, saqueos y quema de iglesias.

El gobierno republicano llegó a tener seis presidentes del gobierno en tres años, destacando el republicano José Giral, quien permitió armar a las milicias populares, y el socialista Largo Caballero, que trasladó el gobierno a Valencia y se centró en unificar militarmente al bando republicano en un Ejército Popular.

Aunque la República conservaba el Banco Central y su reserva de oro, no pudo usarlo por el boicot de los países democráticos (Acuerdo de No Intervención). Controlaba las zonas industriales y urbanas, pero no las agrícolas, por lo que el gobierno tuvo serios problemas para alimentar a la población y tuvo que implantar el racionamiento. La vida cotidiana republicana estuvo marcada por el hambre, los ataques aéreos y las evacuaciones.

En los primeros meses, las mujeres actuaron como milicianas, y aunque más tarde fueron relegadas a la retaguardia, algunas, como Dolores Ibárruri o Federica Montseny, ocuparon puestos de relevancia.

El Bando Sublevado

El bando sublevado, que contaba con la mitad de los miembros del Ejército, los requetés carlistas y la totalidad de las tropas africanas, superaba en organización y disciplina al ejército republicano. Contaba además con el apoyo de todos aquellos que se oponían a las reformas de la República (católicos, falangistas, carlistas, monárquicos) junto con Alfonso XIII, grandes empresarios como Juan March y capital extranjero.

La Junta de Defensa Nacional, instalada en Burgos y presidida por Cabanellas, nombró al general Mola Jefe del Ejército del Norte y a Franco del Sur. En septiembre del 36, Franco, encumbrado por sus éxitos militares y por sus contactos con Alemania, fue reconocido como Generalísimo del Ejército y más tarde fue nombrado Jefe del Gobierno del Estado, es decir, la máxima autoridad militar y política.

A partir de aquí, el Caudillo sienta las bases de su ideal de “Nuevo Estado” autoritario:

  • La concentración de poder en un partido único llamado FET de las JONS, copiando el modelo fascista.
  • Fuerte unión Iglesia-Estado, y la definición de la sublevación como cruzada.
  • Fuerte disciplina militar mediante una fuerte y sistemática represión, y abundaron las ejecuciones dirigidas contra el otro bando, pero también contra los militares que se mantuvieron fieles a la República.
  • La Ley del Fuero de Trabajo resumía los principios básicos de la política antirrevolucionaria del régimen: propiedad, religión y orden.
  • La educación y la cultura se impregnaron de contenidos patrióticos y religiosos. La Ley de Prensa sometía a censura a todo tipo de publicaciones.

En el ámbito económico, los sublevados contaban con la mayor parte de las tierras de cultivo, por lo que no tenían problemas importantes de abastecimiento. Sus carencias industriales explican el interés mostrado desde el principio por ocupar la franja norte de la península.

La Dimensión Internacional del Conflicto

Los países que ayudaron de forma directa a los militares sublevados fueron la Italia fascista y la Alemania nazi. La ayuda italiana de Mussolini fue inmediata, proporcionando un importante contingente militar, equipos y apoyo financiero. Alemania ofreció la ayuda militar más determinante, destacando la Legión Cóndor, y una importante ayuda financiera. Portugal envió voluntarios, los “viriatos”, además de ceder el territorio para operaciones militares e introducir armamento. Sin olvidar el respaldo moral del Vaticano, que atrajo a los católicos españoles.

La República, como régimen democrático y legítimo de la nación, debería haber podido disponer de la ayuda de las democracias occidentales, pero los únicos países que la apoyaron con decisión fueron la Unión Soviética y México. La Unión Soviética inició su ayuda en octubre de 1936 y se mantuvo constante a lo largo de la guerra con aportaciones de hombres y material. A cambio, exigió las reservas de oro del Banco de España y que el Partido Comunista tuviera un importante papel en el gobierno. Al mismo tiempo, los soviéticos se encargaron de movilizar a la opinión pública de Europa y América a favor de la causa republicana e impulsaron la creación de las Brigadas Internacionales. Este cuerpo militar de voluntarios extranjeros estaba formado por voluntarios izquierdistas y comunistas con el propósito de detener el avance del fascismo. Procedían de 52 países distintos, destacando Estados Unidos, Canadá, Francia o Gran Bretaña. También México apoyó a la República con ayuda humanitaria y algunas armas.

Desde el primer momento, la Guerra Civil española tuvo una gran repercusión internacional. En España se estaba produciendo el enfrentamiento entre comunismo y fascismo, que la entendieron como un preludio de la inminente guerra mundial. La intervención extranjera en el conflicto influiría decisivamente en su evolución y determinaría la victoria.

La República intentó que la Sociedad de Naciones interviniera contra Italia y Alemania (por su intervención directa en la guerra), pero la pertinente resolución se hizo esperar y no llegó a ser aplicada. Por otra parte, Francia y Gran Bretaña crearon el Comité de No Intervención.

Pero fue un fracaso, Italia y Alemania no tardaron en saltárselo. Francia, liderada por León Blum, pretendía ayudar a la República en un primer momento, pero cedería a la presión británica, que miraba con desconfianza al Frente Popular, y su papel acabaría siendo el de país de acogida y asilo. El gobierno de Gran Bretaña, dirigido por el conservador Chamberlain, oficialmente apoyó la neutralidad, pero firmaría un acuerdo con Italia en el que admitía la presencia de tropas italianas en España, además de enviar financiación al bando sublevado. EE. UU. interpretó la guerra como un avance del comunismo en Europa, adoptando una política ambigua de no intervención, que prohibía la venta de armas en España mientras la TEXACO o General Motors abastecían al ejército franquista.

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