Evolución de la Política Ambiental Global: Hitos y Desafíos del Desarrollo Sostenible

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Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente: Un Recorrido Histórico

Introducción a la Agenda Ambiental Internacional

En las últimas tres o cuatro décadas, el medio ambiente se ha insertado de forma paulatina en la agenda de las relaciones internacionales. Debido a la progresiva degradación de los sistemas ecológicos y a un cierto nivel de catastrofismo, se ha propiciado un estado de ánimo favorable a las políticas de protección del medio ambiente en los países del Norte.

Amenazas Ambientales y la Emergencia de la Conciencia Global

A lo largo del siglo XX, las amenazas ambientales han tomado cuerpo: la temperatura global ha aumentado entre 0,4 y 0,8ºC. El clima está cambiando a una velocidad muy superior a la propia de los ciclos naturales a causa de la acumulación en la atmósfera de gases de efecto invernadero, especialmente CO2. Existe sobreexplotación de algunas especies con valor comercial y destrucción de hábitats. También se ha observado un importante retroceso de los bosques.

La Agenda 21 (expresión acuñada en la Cumbre de la Tierra – Río, 1992) es el Plan de Acción para el desarrollo que los estados deberían llevar a cabo para transformar el modelo de desarrollo actual, basado en una explotación de los recursos naturales como si fueran ilimitados y en un acceso desigual a sus beneficios, en un nuevo modelo de desarrollo que satisfaga las necesidades de las generaciones actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras. Según este Plan, las grandes preocupaciones de la agenda ambiental desde la década de los 90 hasta el momento tienen que ver con la protección de la atmósfera, incluyendo el cambio climático, la capa de ozono y la lluvia ácida.

Las cuestiones ambientales se introdujeron en la agenda de las relaciones interestatales, en la actividad de las organizaciones internacionales y entre las prioridades de muchos actores transnacionales durante las décadas de los sesenta y setenta. Estocolmo, Johannesburgo y Río hicieron posible dos tipos de cambios: en la agenda política internacional del medio ambiente y en las relaciones Norte-Sur y sus discursos sobre el desarrollo.

Conferencia de la ONU sobre el Medio Ambiente Humano (CNUMAH) - Estocolmo 1972

Esta conferencia acentuó la tendencia de lo ambiental a abandonar la esfera técnica para entrar en la política, contribuyendo decisivamente a la introducción de los problemas ambientales en la agenda internacional. Se creó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), y se adoptó una declaración con 26 principios y un plan de acción con 109 recomendaciones, aunque sin vinculación jurídica alguna.

La CNUMAH legitimó las cuestiones ambientales como un tema de preocupación internacional y permitió que el medio ambiente ocupara un lugar en muchas agendas nacionales. Indicó para los siguientes 30 años los grandes rasgos de las negociaciones ambientales en el ámbito internacional. El Sur planteó batallas que parece haber ganado, al trasladar a los países industrializados la responsabilidad por el deterioro medioambiental y la batalla de enlazar la protección del entorno con el desarrollo.

Conferencia de la ONU sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CNUMAD) - Río 1992

Esta conferencia dejó claro que las negociaciones ambientales ya no tienen que ver tan solo con el medio ambiente. Las cuestiones relacionadas con el desarrollo y concernientes a la pobreza, pautas de consumo y asentamientos humanos se consideraron conjuntamente con los temas ambientales, dando paso a la época del llamado «desarrollo sostenible».

Se demostró que el medio ambiente y el desarrollo están íntimamente relacionados. Hubo un cambio de enfoque entre Estocolmo y Río: en los 20 años que separan a estas dos reuniones, la atención pasó de cuestiones menos regionales a más globales, y de un enfoque centrado en los estados desarrollados a uno que abarcaba el conjunto del planeta. Apareció, pues, el concepto de desarrollo sostenible. También en Río se observó el crecimiento explosivo de la participación de las ONGs en temas ambientales.

En lo constitucional, si el PNUMA fue el resultado de Estocolmo, Río alumbró el nacimiento de la Comisión para el Desarrollo Sostenible (CDS). En cuanto a logros, se consiguió abrir a la firma de los estados un convenio sobre el cambio climático y otro sobre la protección de la biodiversidad. Ambos documentos requerían ser desarrollados mediante otros protocolos. Se impulsó de forma significativa al medio ambiente hacia los puestos altos de la agenda internacional, pero no llegó a cubrir expectativas concretas al no lograr compromisos firmes.

Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible (CMDS) - Johannesburgo 2002

Con el objetivo de revisar éxitos y fracasos desde la CNUMAD, esta cumbre se insertó en un contexto más conflictivo. Se definió como «la cumbre de acción» y se estructuró en cinco áreas básicas que reflejan el cambio sufrido por la agenda internacional del medio ambiente desde Estocolmo hasta Johannesburgo:

  • Agua y saneamiento
  • Energía
  • Salud y medio ambiente
  • Agricultura
  • Biodiversidad y gestión de los ecosistemas

Tuvo resultados concretos: dos documentos, una breve declaración política con elementos de interés y un «Plan de Implementación». Además, acogió la firma y el anuncio de más de 220 acuerdos de colaboración entre estados, empresas, universidades y fundaciones con proyectos concretos.

Balance y Desafíos de la Cooperación Ambiental Internacional

En suma, durante los 30 años que separan 1972 y 2002, el medio ambiente se ha insertado en la agenda internacional. Aunque las experiencias de cooperación internacional han funcionado de forma desigual, junto a éxitos de consideración razonable, hay otros acuerdos que aún no cuentan con la capacidad de frenar la degradación ambiental, como el régimen internacional sobre el cambio climático y el convenio sobre la biodiversidad.

En algunos casos, la solución es sencilla, por ejemplo, una simple sustitución tecnológica; y en otros, de mucho mayor calado. El 4 de junio de 1992 se abrió a la firma de los Estados el Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), cuyo objetivo último es lograr la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero a un nivel que impida interferencias antropogénicas peligrosas en el sistema climático. Este convenio divide a los estados en dos grupos: los países del Norte, en los que recae un mayor grado de compromiso, y los del Sur, que reciben ayudas para hacer frente a los efectos.

Durante la COP-3 (1997) se adoptó el Protocolo de Kioto, que compromete a los estados del Norte a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 5,2% por debajo de los niveles de 1990 para los años 2008-2012. Mientras la UE debía reducir un 8% (repartido desigualmente entre sus miembros), Estados Unidos se comprometía a reducir un 7%.

Para su entrada en vigor, era necesario que 55 estados lo ratificaran y que sumaran el 55% de las emisiones. Debían ratificarlo Estados Unidos, la UE y Rusia. Si bien la UE se ha mostrado siempre favorable a Kioto, Estados Unidos anunció que no lo ratificaría y Rusia lo demoró hasta 2004.

Este Protocolo nació débil y con dificultades. El hecho de que Estados Unidos, principal estado emisor de gases de efecto invernadero, se haya opuesto a una aproximación ambiciosa al cambio climático, ha dificultado enormemente y ha provocado que el problema aún se encuentre en vías de solución.

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