Evolución de la Poesía Española desde los años 60

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I. La Poesía de la Década de los 60

La poesía social de los años 50 sigue cultivándose durante buena parte de la década de los 60. Sin embargo, en estos años una nueva generación de poetas busca orientaciones distintas: José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma, Ángel González, José Ángel Valente o Félix Grande. Comparten con los poetas sociales su oposición al régimen franquista; pero su compromiso político pasa a un segundo plano.

Estos poetas, con su obra, no pretenden combatir o transformar la realidad española, sólo analizarla o reflejarla con un enfoque más frío, menos personal e, incluso, con cierta dosis de humor e ironía. Además, cultivan también la poesía intimista: un vehículo para expresar sus vivencias íntimas. Se abre así un abanico más amplio de temas: la evocación de la infancia y adolescencia, la amistad, el amor, el paso del tiempo… El estilo es más elaborado que el de la poesía social.

II. La Poesía Experimental de los años 70

En 1970 se publica una famosa antología poética de 9 autores titulada “Nueve novísimos poetas españoles”, que tuvo una enorme repercusión y se convirtió en una especie de manifiesto de una nueva concepción de la poesía. Sus cultivadores se alejan de la poesía comprometida e intimista y adoptan una estética cercana a las Vanguardias literarias de los años veinte.

En los contenidos recrean asuntos de otras épocas y otras culturas (la Antigüedad Clásica o la Anglosajona) e, incluso, procedentes de otras artes: el cine, el cómic. Desde un punto de vista formal, se aprecia el influjo del Surrealismo (en la escritura automática), del Modernismo (en la métrica) y de la poesía barroca (el estilo artificioso).

Los autores de esta poesía experimental pertenecen a una nueva generación literaria que se ha denominado de diferentes maneras: Generación de los 70 o Generación de los Novísimos (por su vinculación con la antología antes mencionada). En general, son escritores con una gran formación y con marcados influjos extranjeros y de otras artes: Guillermo Carnero, Ana María Moix, Vicente Molina Foix. A partir de la segunda mitad de la década de los 70, emprenden un giro hacia otro tipo de poesía que da entrada al intimismo y a asuntos de la vida cotidiana, al mismo tiempo que se suaviza o enfría la fiebre experimental.

III. Últimas Tendencias de la Poesía Española

La poesía española de los últimos treinta años presenta un panorama muy complejo por la variedad de autores y tendencias cultivadas. Junto con autores ya consagrados en años anteriores, otros jóvenes empiezan a consolidarse. También dificulta cualquier intento de clasificación el carácter individualista de estos autores, que no se adscriben de una manera definitiva a una determinada corriente.

De todas las últimas tendencias la que parece tener mayor repercusión es la denominada “poesía de la experiencia”. Este tipo de poesía no se centra tanto en transmitir lo que el autor siente, sino en comunicar lo que le pasa, los hechos cotidianos que suceden a su alrededor. Desde un punto de vista estilístico hay una preferencia por un estilo directo, conversacional, con un léxico común, coloquial. Uno de sus máximos representantes es el poeta Luis García Montero.

Poesía Española desde la Guerra Civil hasta finales de los años 50

I. Década de los 40

En los años 40 coinciden diferentes corrientes poéticas, destacan dos fundamentalmente: la poesía arraigada y la poesía desarraigada. Esto no quiere decir que no existieran otras alternativas.

La Poesía Arraigada

Es la tendencia de un grupo de poetas partidarios de una estética clásica, que busca el equilibrio, la perfección y la belleza. Cultivan una poesía conformista, expresan una visión optimista del mundo, alejada de la realidad. Sus temas son el amor idealizado, un firme sentimiento religioso, la belleza de un paisaje… Formalmente, adoptan un lenguaje sencillo, pero con gran rigor métrico. Entre sus principales representantes podemos citar a Luis Rosales, Dionisio Ridruejo, Leopoldo Panero…

Poesía Desarraigada

Sus representantes tienen una concepción negativa del mundo y de la existencia humana; por eso, sus poemas tratan sobre el dolor de vivir, la angustia, la desesperanza… Formalmente emplean un lenguaje poético directo, dramático y hasta bronco, acorde con el desasosiego interior del poeta.

En ocasiones resulta desgarrado, cercano al grito. En el punto de partida de esta tendencia hay que situar el libro de Dámaso Alonso “Hijos de la Ira”. Otros autores como: Gabriel Celaya y, Blas de Otero en sus primeros poemarios que recopiló bajo el título de “Ancia” (“Angel firmemente humano” y “Redoble de conciencia”).

Otras Tendencias

Paralelamente a las dos tendencias anteriores, se desarrollan otras corrientes poéticas que tuvieron menor repercusión. Es el caso del grupo “Cántico” de Córdoba, que cultiva una poesía elaborada y culta; y del movimiento del “Postismo”, que pretende enlazar con los movimientos de Vanguardias anteriores a la Guerra.

II. Década de los 50

A mediados de los cincuenta, los autores de la poesía desarraigada evolucionaron hacia la llamada “poesía social”. Siguen teniendo como máxima preocupación los problemas del hombre, pero ahora abandonan la expresión de las angustias íntimas, de las preocupaciones personales para dar testimonio y denunciar lo que pasa en la calle: las injusticias sociales, los problemas del mundo laboral, la falta de libertad, la marginación… En realidad, son aspectos parciales de un gran tema general: el tema de España.

Esta poesía responde a una concepción útil y comprometida de la literatura: la poesía no debe buscar solo el placer estético, tenía que convertirse en un instrumento que denunciara los conflictos sociales y transformara el mundo. Estos poetas buscan compartir sus versos con el pueblo, con la mayoría; con este fin, emplean un lenguaje poético sencillo, claro, e, incluso a veces, intencionadamente prosaico.

Sin embargo, la repercusión de esta poesía no fue la esperada. El desencanto y el agotamiento de la poesía social se harán patentes desde mediados de los años 60, cuando surjan otras tendencias que la sustituyan.

Los representantes son casi los mismos que cultivaron la poesía existencialista: Blas de Otero, Gabriel Celaya… junto con otros autores como José Hierro o José Luis Hidalgo.

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