Evolución de la Poesía Culta Catalana: Del Renacimiento a la Renaixença
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La poesía culta del Renacimiento (siglo XVI) empieza a reflejar sentimientos y a relacionarse con los americanos a través del comercio. El hombre se convierte en el centro de atención. Se aprecia un grado de castellanización, como se observa en la obra de Juan Boscán. En la lengua catalana, destaca la influencia de Ausiàs Marc, quien intenta introducir innovaciones métricas provenientes de Italia, como el decasílabo. Colabora con el aire tradicional. Entre los poetas de la época, destacan Pere Serafí y Joan Pujol, quienes cultivan una poesía mixta, utilizando tanto el catalán como el castellano. Pere Serafí, en su obra "Dos libros", recoge más de 170 poemas, mostrando la tradición ausiasmarquista, la influencia de la poesía popular y la incorporación de elementos de la poesía de Petrarca. Joan Pujol, por su parte, mantiene una actitud conservadora, sintonizando con la Contrarreforma y buscando recuperar la autoridad moral de la Iglesia.
La Poesía Culta del Barroco
En la poesía culta del Barroco, predomina la estética barroca, con una fuerte imitación de modelos poéticos castellanos, especialmente de Luis de Góngora, tanto en el aspecto métrico como en la vertiente retórica y en la expresión lingüística. Francesc Vicent Garcia, conocido como el Rector de Vallfogona, es el máximo representante de la poesía barroca catalana. Su obra, a menudo humorística y escatológica, incorpora la métrica castellana y crea una poesía artificiosa y elegante.
Recuperación de la Poesía Culta durante la Renaixença
La Renaixença es un período de recepción del Romanticismo europeo en Cataluña. Se considera que se inició en 1833 con la publicación de la oda "La patria" en la revista romántica "El Vapor", escrita por Bonaventura Carles Aribau, escritor, economista y político que vivió en Madrid y ocupó cargos de responsabilidad. En este poema, Aribau transporta su espíritu y promueve el cultivo de la lengua catalana.
Ocho años más tarde, Joaquim Rubió i Ors publica "Poesías" bajo el seudónimo de Lo Gaiter del Llobregat. En el prólogo de la obra, propugna la restauración de los Juegos Florales, buscando la recuperación de una literatura culta en catalán, independiente de la castellana. El certamen poético anual se restauró en 1859 en Barcelona, imitando los juegos de Tolosa y teniendo su origen en la Edad Media. Se otorgaban tres premios: la Englantina para el tema patriótico, la Viola para el tema religioso y la Flor Natural para el tema amoroso. Quien obtenía los tres premios era reconocido como Maestro en Gai Saber.
Hacia el final de la década de los años cincuenta, dos antologías poéticas muestran la consolidación de la Renaixença: Los trovadores nuevos, de Antoni Bofarull, basada en el criterio lingüístico, y Los trovadores modernos, de Víctor Balaguer, que intenta integrar autores progresistas y republicanos en el movimiento de la Renaixença.
Jacint Verdaguer, proveniente de una familia campesina, conocía la lengua popular y estudió literatura y retórica clásica. En 1865, obtuvo un premio en los Juegos Florales de Barcelona. Fue sacerdote y vicario, y posteriormente pasó al servicio de los marqueses de Comillas en Barcelona. Fue un poeta vocacional que cultivó tanto la épica como la lírica.