Evolución del Pensamiento: Del Mito a la Filosofía Contemporánea
Enviado por Chuletator online y clasificado en Filosofía y ética
Escrito el en español con un tamaño de 29,58 KB
Del Mito al Logos: El Nacimiento de la Filosofía
Los mitos son un conjunto de narraciones tradicionales acerca del mundo, de los individuos, de los dioses y de la sociedad que pretenden ser una explicación completa de todo lo que ocurre. En los mitos, los elementos naturales (el fuego, el viento, etc.) están gobernados por dioses, quienes intervienen sobre los sucesos según su voluntad y capricho. Las narraciones mitológicas ofrecen explicaciones fantásticas sobre todos los hechos, pero se quedan, exclusivamente, en elementos imaginativos y sentimentales; no aportan pruebas naturales ni respuestas a los verdaderos problemas que se plantean las personas sobre el mundo y las cosas.
Poco a poco se produce el paso del Mito al Logos. Los primeros pensadores comienzan a darse cuenta de que las explicaciones míticas no dan respuesta a las preguntas que ellos se plantean sobre el universo y la naturaleza, y comienzan a desconfiar de ellas. De esta manera van surgiendo las preguntas racionales, alejadas de las respuestas basadas en los dioses. Estos primeros pensadores buscarán explicaciones lógicas para entender los hechos atmosféricos, piensan que los fenómenos se deben a causas estables y no al capricho o sentimientos de los dioses.
Se dan cuenta, además, de que otros pueblos tienen otros mitos y otras explicaciones de las cosas que parecen válidas para dichos pueblos. Se comienza a relativizar esas leyendas a la vez que surge la desconfianza. Todo esto es lo que se llama el paso del Mito al Logos, de la leyenda a la razón. Logos quiere decir palabra, lengua, ciencia, razón. Esta transición se produce gracias a unas causas políticas y sociales que se dieron en Grecia a partir del siglo VIII a. C.: aumenta la riqueza debido a la expansión de los jonios hacia otras colonias (sur de Italia); progresa la técnica militar, se consolida la polis y se impone el comercio con las nuevas colonias; se introduce la moneda y los viajes traen consigo nuevos conocimientos técnicos y geográficos. La expansión de la ciudad, unido al auge económico, afianza la figura del ciudadano, circunstancia que posibilita el surgimiento de la filosofía. Por otro lado, en Grecia no existía una casta sacerdotal defensora de un dogma religioso, imposible de ser discutido. El sabio griego es adivino, poeta, profeta, músico, médico, curandero, pero no es como el sacerdote o chamán de las religiones orientales, que mantiene en secreto sus conocimientos. Aquí se divulgan y se discuten en la plaza, y son objeto de debate público entre los ciudadanos. Esto contribuirá a que la argumentación racional triunfe sobre la iluminación sobrenatural. Este «paso del mito al Logos» lo iniciaron los llamados presocráticos, y fueron tanto filósofos como cosmólogos, físicos o, más en general, «sabios». Estos primeros filósofos buscan determinar el arjé, principio eterno del que todo se origina y todo lo compone. Quieren averiguar la naturaleza y la realidad permanente y única que está detrás de las percepciones, de lo que vemos. Entre ellos destaca Tales de Mileto, quien creía que la vida provenía del agua; Heráclito de Éfeso, que decía que el fuego era el origen de todas las cosas y que el mundo cambiaba continuamente; o Demócrito de Abdera, para quien el arjé era el átomo.
Etapas de la Filosofía
A. Filosofía Antigua
Abarca desde el siglo VI a. C. hasta la entrada del cristianismo en el Imperio Romano. Los antiguos creían que los seres humanos (mortales) y los dioses (inmortales) habían existido desde siempre. Los filósofos más destacados fueron los presocráticos (640 a. C.-370 a. C.), iniciadores del paso del mito al Logos. Ellos buscaban descubrir el arjé, principio eterno y origen de todo lo que hay (Tales, Pitágoras, Heráclito,...). Posteriores fueron los sofistas (siglo V a. C.), profesores ambulantes, centrados en el individuo, la ley y la sociedad. Otros filósofos más destacados fueron Sócrates, cuya máxima conocida fue "Sólo sé que no sé nada"; el idealista Platón (427-347 a. C.), que dividió la realidad entre Mundo Sensible (lleno de cosas que se deterioran y mueren con el tiempo) y Mundo Inteligible (compuesto de Formas o Ideas eternas, que son los modelos de esas cosas); y Aristóteles (384-322 a. C.), iniciador del método empírico-racionalista (el conocimiento a través de los sentidos tiene importancia, pero es necesario elaborar conceptos usando el entendimiento). A ellos deben sumarse corrientes éticas como los epicúreos y los estoicos, entre otros. El centro geográfico va a ser Grecia y las colonias itálicas.
B. Filosofía Medieval
La filosofía medieval se inicia en el siglo II con el encuentro entre la filosofía helenística (finales de esta) y las grandes religiones monoteístas, como el cristianismo. La filosofía en esta época depende del pensamiento religioso. Los problemas fundamentales fueron la relación entre la fe y la razón, la naturaleza y existencia de Dios, los límites del conocimiento y la libertad en el ser humano. En esta etapa se concibe a Dios como ser supremo, y el mundo y los seres humanos somos y existimos porque Dios nos ha creado. Los filósofos más representativos fueron: Agustín de Hipona (354-430), quien realiza una síntesis entre el cristianismo y la filosofía platónica, y cuyo pensamiento dominará el panorama filosófico cristiano hasta la aparición de Santo Tomás de Aquino (1225-1274). La obra de este sintetiza la filosofía aristotélica con la tradición filosófica y teológica del cristianismo. Poco a poco su filosofía se fue imponiendo paulatinamente hasta ser aceptada por las altas jerarquías de la Iglesia.
C. Filosofía Moderna
Se inicia con el intento que llevó a cabo Descartes de superar la crisis de la cultura europea del siglo XVI y acaba con la muerte de Hegel, en 1831. Se desarrolla el humanismo y la filosofía renacentista que, unido a la revolución científica (Kepler, Copérnico, Galileo), provocarán la caída de la filosofía escolástica y el surgimiento de nuevos planteamientos filosóficos. Todos los temas giran en torno al ser humano, a lo que es, a lo que puede hacer y a lo que puede pensar y conocer. Figuras destacadas fueron, entre otros, René Descartes (1596-1650), iniciador de la filosofía moderna con su afirmación sobre el valor de la razón (Racionalismo); David Hume (1711-1776), representante del Empirismo, corriente que enfatiza el valor de los sentidos; Immanuel Kant (1724-1804), precursor del Idealismo trascendental, tendencia que intenta superar las limitaciones del empirismo y del racionalismo.
D. Filosofía Contemporánea
Desde la muerte de Hegel en 1831 hasta la actualidad, la filosofía ha experimentado diversas corrientes y enfoques, destacándose que no es posible obtener conocimientos absolutos sobre Dios, el ser humano o el mundo. Entre las corrientes más influyentes están el marxismo de Karl Marx, que enfatiza la base económica para una sociedad justa; el vitalismo de Nietzsche, que elimina la idea de Dios para valorar la vida; y el existencialismo de Sartre, que antepone la existencia a la esencia. El avance científico ha sometido a la filosofía a críticas, proponiendo la ciencia como el modelo de conocimiento verdadero. Desde mediados del siglo XX, las mujeres han ganado protagonismo en la filosofía gracias al acceso a la educación. Filósofas como Simone de Beauvoir, Martha Nussbaum, Nancy Fraser, Carol Gilligan, Angela Davis y Hannah Arendt han aportado significativamente, revelando condiciones opresivas para las mujeres y desarrollando un pensamiento feminista que cuestiona las sociedades patriarcales. Rosa Luxemburgo también se destaca por sus contribuciones al marxismo.
Problemas que la Filosofía Pretende Abordar
a) Ausencia y Necesidad de Dios
La filosofía desde la muerte de Hegel ha tratado intensamente sobre la existencia y la necesidad de Dios. Por un lado, pensadores como Nietzsche señalan que la idea de Dios ha perdido relevancia en la sociedad moderna debido al avance científico y la secularización, lo que ha llevado a una crisis de valores y sentido en la vida humana. Por otro lado, hay quienes defienden que Dios sigue siendo fundamental para proporcionar un fundamento moral y un propósito último en la existencia. En resumen, la filosofía contemporánea se debate entre la ausencia y la necesidad de Dios en un mundo cada vez más secularizado y científicamente orientado.
Desde siempre, los seres humanos han creído en un Dios, al que consideraban la causa y el fin del universo. Desde hace aproximadamente dos siglos, este culto a Dios parece que va agonizando poco a poco. Para unos, este Dios ya ha desaparecido, no sienten ni notan su ausencia y vacía, no ha sido preciso tomarse la molestia para "echarlo". Sin embargo, este humanismo de indiferencia no ha sofocado todavía cierta necesidad de trascendencia en muchos individuos; es como si ese Dios se encontrara al lado de los seres humanos que todavía esperan algo de él.
b) La Ciencia y la Técnica
En la actualidad se han convertido en la referencia dominante de la sociedad. Es difícil no admirar los avances científicos: la clonación, el genoma humano, el conocimiento del cerebro, los vuelos espaciales son sólo una pequeña muestra. Sin embargo, estos progresos son, al mismo tiempo, origen de numerosas preguntas sobre el ser humano, sobre el universo. Después de oír a un biólogo hablar de la posible clonación humana o del genoma, ¿qué queda del ser humano? ¿Qué es en realidad? ¿Qué forma tiene el espacio? ¿Es infinito, ilimitado o finito? ¿Será posible conocer algún día cómo empezó?
La ciencia y la tecnología han sido temas centrales en la filosofía desde la época de Hegel. Algunas corrientes filosóficas destacan la importancia de la ciencia como fuente primaria de conocimiento, mientras que otras se centran en cómo la ciencia interpreta y cambia nuestra comprensión del mundo. También se discute cómo la tecnología afecta nuestra relación con el mundo y plantea desafíos éticos. En resumen, la filosofía explora cómo la ciencia y la tecnología moldean nuestra comprensión del mundo y nuestras decisiones éticas.
c) La Pluralidad de Valores Morales
Es un hecho la existencia de cierto relativismo moral. Al margen de la valoración que se pueda hacer de ello, no cabe duda de que ha sembrado desconcierto en educadores, políticos, padres..., a la hora de querer aplicar un proyecto educativo. A esto se une la dificultad que supone introducir el elemento de la obligación. Cuando se oye hablar de normas o valores morales, surge espontáneamente la pregunta: "¿Por qué he de sentirme obligado a hacer o cumplir unas cosas determinadas? ¿Hay normas universales? Y si las hay, ¿cuáles son?"
La filosofía ha investigado cómo los valores morales pueden variar entre culturas y personas, y ha propuesto diferentes enfoques para comprender esta diversidad. Algunos piensan que los valores morales son relativos y cambian según la cultura o el individuo. Otros se centran en desarrollar virtudes personales en lugar de reglas universales. Hay quienes defienden la coexistencia de múltiples sistemas éticos, fomentando la tolerancia y el diálogo entre diferentes perspectivas. También se destaca la importancia de las relaciones interpersonales y la consideración de las necesidades de los demás en la toma de decisiones éticas. Algunos argumentan que existen principios éticos universales aplicables a todas las personas, buscando establecer un marco común para la moralidad. En resumen, la filosofía ha explorado cómo entender y abordar la diversidad de valores morales en la sociedad.
d) El Movimiento Migratorio
Posiblemente se trata de uno de los fenómenos que mayor repercusión produce en las relaciones sociales del ámbito mundial. Hay auténticas oleadas humanas de unos países a otros. Este movimiento migratorio representa un vuelco en todos los niveles del ser humano: religioso, moral, económico, costumbres... ¿Qué hacer? Los artículos de prensa y los libros publicados muestran la importancia de este fenómeno y procuran ofrecer su interpretación. Hay tres conceptos que ofrecen otras tantas respuestas a la pregunta sobre el movimiento migratorio: el multiculturalismo, el interculturalismo y el pluriculturalismo.
En términos más simples, el "movimiento migratorio" en filosofía se refiere a cómo las ideas filosóficas se mueven y cambian de lugar en lugar, de cultura en cultura, o de contexto en contexto. Esto puede suceder cuando los filósofos viajan y difunden sus ideas en diferentes regiones, o cuando las ideas filosóficas son adoptadas y adaptadas por diferentes culturas. También puede referirse a cómo las ideas filosóficas evolucionan y se transforman con el tiempo, influenciadas por nuevos contextos y descubrimientos. En resumen, el movimiento migratorio en filosofía implica la circulación y adaptación de ideas filosóficas a través de diferentes lugares y momentos históricos.
Diferencias entre la Filosofía y Otros Saberes
a) Diferencias entre Filosofía y Ciencia
La ciencia es una actividad humana que produce un conjunto de conocimientos sistemáticos y organizados, y utiliza leyes y principios generales para intentar comprender, explicar e intervenir en la realidad. La filosofía, en cambio, es un saber que se caracteriza por la búsqueda constante del saber y de todo lo que rodea al ser humano; su metodología es muy variada, dado que depende de la perspectiva e interés de la corriente filosófica. Mientras que a la filosofía le interesa la realidad global, el mundo y el ser humano, la ciencia acota una parcela de la realidad y se encarga de su estudio en profundidad, por lo que le preocupan los fenómenos que se pueden observar y medir, es objetiva y tiene aplicaciones prácticas. Otra diferencia principal es que la filosofía es subjetiva y teórica, aunque se use la razón, sus practicantes no llegan todos a los mismos resultados y, más que tener objetivos prácticos, le interesa mejorar la vida de un modo global para darle sentido.
b) Diferencias entre Filosofía y Religión
Muchos de los interrogantes de la religión son similares a los de la filosofía; sin embargo, la religión no responde a ellos desde un punto de vista racional o empírico como lo haría la filosofía, sino que apela a la tradición (a los diversos libros sagrados), a la fe y la creencia, en definitiva, al mito. La filosofía, al contrario, mantiene una constante actitud crítica frente a toda tradición y creencia, no se conforma con lo que otros han dicho, y sigue reflexionando y preguntándose: ¿Existe un ser supremo? ¿Si existiera, podríamos llegar a conocerlo? ¿Cuál es el origen de las religiones?, etc. Además, la religión trata de construir un sistema coherente para justificar racionalmente la fe. A este intento de racionalización del mito se le llama Teología ("natural" o "racional"). La diferencia entre Teología y Filosofía consiste principalmente en que la Teología parte de que las creencias son indiscutibles, mientras que la Filosofía intenta poner en cuestión cualquier principio indemostrado. Es crítica.
c) Diferencias entre Filosofía y Literatura
En muchos aspectos la filosofía y la literatura se relacionan, pues ambas utilizan el lenguaje como principal medio de expresión para transmitir una idea del mundo. La literatura imagina o recrea diversas situaciones, algunas fantásticas y otras más reales. Busca que el lector disfrute, sienta o se cuestione su mundo. Dependiendo del tipo de literatura se acercará más al objetivo de la filosofía o no. Hay literatura solo de evasión y hay otra que, aparte de comunicar emociones o vivencias, transmite una interpretación del mundo y, en este sentido, se acerca a la filosofía. No obstante, el lenguaje de esta es más riguroso y argumentativo, pues la literatura, al pertenecer al ámbito del arte, pretende crear belleza con la expresión del lenguaje.
Los Grados del Conocimiento
A. La Ignorancia
La ignorancia es la ausencia de conocimiento en un sujeto capaz de tenerlo. Puede que se desconozca lo que no está obligado a saber, o no se sepa lo que se debe saber, como la materia de un examen o los conocimientos de la propia profesión. La ignorancia en filosofía se refiere al estado de desconocimiento o falta de conocimiento sobre un tema específico o sobre la realidad en general. La filosofía considera la ignorancia no solo como la ausencia de información, sino también como la incapacidad de reconocer nuestra propia falta de conocimiento. Es un concepto fundamental en el pensamiento filosófico porque la búsqueda del conocimiento y la comprensión de la verdad a menudo comienzan con la conciencia y la aceptación de nuestra ignorancia. Filósofos como Sócrates enfatizaron la importancia de reconocer nuestra ignorancia como el primer paso hacia el conocimiento genuino. En resumen, en filosofía, la ignorancia es tanto un obstáculo para la comprensión como un punto de partida para la exploración y el aprendizaje.
B. La Duda
La duda es la actitud mental que posee quien se debate entre varias opciones porque considera que tienen puntos fuertes y débiles y no sabe por cuál decidirse. También es la suspensión de juicio por falta de elementos que le permitan aceptar por completo la afirmación. La duda caracteriza al escepticismo en la medida que cuestiona la posibilidad de lograr algún conocimiento verdadero. En resumen, la duda en filosofía es un proceso intelectual fundamental que busca cuestionar y examinar críticamente nuestras creencias y suposiciones, lo que nos lleva a un mayor entendimiento y claridad en nuestra comprensión del mundo y de nosotros mismos.
C. La Creencia
La creencia es el estado de la mente en el que una persona supone verdadero el conocimiento o la experiencia que tiene acerca de un suceso o cosa. No necesita pruebas objetivas para sostener esas creencias. Hay creencias externas (surgidas en el contexto cultural) o internas (el pensamiento crea convicciones a partir de experiencias propias o ajenas). Existen creencias racionales, que se fundamentan en buenas razones, e irracionales, que son meras suposiciones sin fundamento racional alguno. Entre estas últimas, encontramos las supersticiones.
D. La Opinión
La opinión es un juicio subjetivo sobre algo de lo que no hay plena seguridad sobre su conocimiento o sobre si está en lo cierto o no. La mente se apoya en motivos para aceptar una alternativa, pero le falta conocimientos para asegurar su verdad. La opinión en filosofía se refiere a las creencias o juicios subjetivos que las personas tienen sobre diversos temas, sin necesariamente basarse en evidencia sólida o razonamiento riguroso. A diferencia del conocimiento, que se fundamenta en información verificable y argumentación lógica, la opinión puede estar influenciada por factores emocionales, culturales o personales.
E. La Certeza
La certeza es una convicción profunda que ofrece una gran seguridad y elimina la menor duda. Esto no significa que la certeza sea lo mismo que el saber. Por ejemplo, en la época medieval se tenía la certeza de que la Tierra se encontraba en el centro y los astros giraban a su alrededor; hoy sabemos que esto no es cierto. Así pues, para poder hablar de saber no es suficiente creer que un enunciado X sea verdadero, o de tener la certeza, sino que es necesario que X sea realmente verdadero. Por lo tanto, podemos concluir que solo cuando estamos informados de proposiciones verdaderas podemos afirmar que las sabemos.
Funciones de la Filosofía
a) Función Lógica
La filosofía fomenta el desarrollo de la inteligencia lógica y del pensamiento abstracto. Es una especie de gimnasia mental que nos ayudará a razonar, argumentar mejor y a detectar las trampas que comenten los demás con el lenguaje. Es necesario practicar la inteligencia lógica si no queremos que se nos atrofie.
b) Función Transformadora
La filosofía, además de analizar el mundo tal y como es, imagina e idea cómo podría ser. Dentro de la actividad filosófica, además de la crítica de la realidad presente, se encuentra el formular nuevas formas de organización social que mejoren nuestras vidas. Desde siempre se han imaginado utopías que, las que tuvieron desarrollo, se han convertido en realidades.
c) Función Crítica y Autocrítica
La filosofía problematiza el mundo que nos rodea. Esto significa que convierte en problemas asuntos que el resto de las personas ve como normales. Reflexiona sobre los relatos sociales, políticos, artísticos, científicos, culturales,... que dominan nuestras vidas y detecta los errores y prejuicios que los fundamentan. Pero no se conforma con criticar a las otras disciplinas, además, cuestiona sus propios argumentos y no da por válida ninguna idea que no tenga un fuerte soporte racional. Por ello se muestra alerta frente a los prejuicios que impiden una argumentación libre y veraz.
d) Función Terapéutica
Hay un tipo de utilidad que en los últimos años se ha abierto camino dentro de las actividades de la filosofía. Es la filosofía que intenta ayudarnos a mejorar nuestra propia vida. La actividad del filósofo Gerd Achenbach es un ejemplo de este tipo de funcionalidad. Se inició como filósofo asesor con el objetivo de que su clientela reflexionara sobre su modo de pensar, para que se diera cuenta de que cómo sus pensamientos influían en su modo de sentir y vivir, causándole beneficios o no. La asesoría, a través del diálogo, pretende que la persona que acude a recibir consejo mejore su comprensión de las circunstancias de su vida para que adopte decisiones más acertadas que le conduzcan a mejorar su existencia.
Descartes (1596-1650)
Descartes es el iniciador del Racionalismo, corriente que duda del valor de los sentidos, pero sí le da importancia a la razón y a las ideas innatas. La principal aportación del pensamiento cartesiano es el Cogito, ergo sum: pienso, luego existo. Este es el primer principio de Descartes, a partir del cual se puede deducir toda la realidad. Llega a la conclusión de que por el acto de pensar el individuo confirma su existencia y su conexión con el mundo.
Para Descartes el ser humano es un compuesto de alma y cuerpo, que son sustancias distintas. A cada una la llama sustancia finita, pues dependen de otra, que es infinita y es su creadora: Dios. El alma no es sino pensamiento: es una substancia finita cuyo único atributo o esencia es el pensamiento (juzgar, razonar, imaginar, sentir). Por eso Descartes llama al alma res cogitans (cosa o substancia pensante). Por el contrario, el cuerpo no es sino extensión, la cual es su único atributo o esencia. Los "modos" propios del cuerpo son, fundamentalmente, la figura y el movimiento (y reposo). De este modo, Descartes geometriza el mundo corpóreo.
La concepción sobre la persona será, en consecuencia, dualista y el ser humano sería una mezcla de máquina y autoconciencia. En algunas partes de su obra Descartes menciona una unión entre el alma y el cuerpo a través de la glándula pineal. Su pensamiento, no obstante, no quedó muy claro en este aspecto.
Hume (1711-1776)
Para este autor, el alma o la noción del yo es solo una colección de contenidos perceptivos que se suceden continuamente, pero de los que no deberíamos deducir la existencia de una sustancia que les sirva de soporte, como sería el alma. Gracias a la memoria reconocemos la conexión entre las diferentes impresiones o sensaciones que tenemos y eso nos produce la conciencia de nuestra identidad; gracias a ella se unifica nuestra existencia, ya que la memoria permite conectar entre las múltiples sensaciones que tenemos. Pero, en rigor, no existe un yo o alma. El error en el que caemos cuando creemos que existe ese yo dotado de esencia propia consiste en que confundimos sucesión con identidad. Unimos percepciones distintas por la relación causa-efecto porque estas percepciones se originan, se influyen y se modifican mutuamente. Una misma persona puede cambiar de carácter y disposición, y hasta sus impresiones e ideas, pero sigue creyendo que tiene identidad propia. El ser humano sería para Hume un ser más dentro del conjunto de la naturaleza. Se aleja del dualismo y concibe al individuo, por tanto, como un ser natural.
Sofistas (segunda mitad del s. V a. C.)
Con la transición del Mito al Logos, estos modelos de vida que representaban los dioses comienzan a romperse. Los presocráticos desconfían de los mitos como explicación total de la naturaleza, pero serán los sofistas quienes más pongan en cuestión las leyes y costumbres anteriores. Los sofistas eran profesores itinerantes cuyos temas principales giraban en torno al individuo, la civilización y las costumbres. Enseñaban el arte de la palabra para desenvolverse bien en los asuntos públicos. Protágoras fue el máximo representante de la sofística. Criticaba los usos religiosos y mantenía una postura agnóstica. Defendió un relativismo cultural: cada pueblo posee costumbres y leyes diversas y considera que son las mejores; la ley, por tanto, es invención de los legisladores y por ello modificable. Para él, el verdadero sabio era el que sabía adecuar su comportamiento a las circunstancias presentes, pues creía que no existían verdades absolutas. Su sentencia más famosa fue: "El hombre es la medida de todas las cosas".
Sócrates (aprox. 470-410 a. C.)
Para Sócrates el objeto de estudio es el ser humano y la comunidad en que vive. Piensa que cada persona debe estar en claro consigo misma, reconocer sus límites y ser justo y solidario con los demás. Por esto le dio importancia al "Conócete a ti mismo". Pero para ello primero hay que reconocer la propia ignorancia: "Solo sé que no sé nada"; quien se cree en posesión de un saber ficticio es incapaz de investigar, no se preocupa de sí mismo y permanece alejado de la verdad. Para él, la moral y el saber van unidos (intelectualismo ético). Quien verdaderamente sabe debe escoger el placer de la virtud, el que comprende el placer máximo. El ignorante, en cambio, prefiere el placer del momento, a pesar de las malas consecuencias que de él se derivan.
Platón (aprox. 427-347 a. C.)
La preocupación principal de Platón era la política. De niño, fue testigo de los errores que los políticos cometían y quedó impactado por la acusación que llevaría a su maestro, Sócrates, a la muerte. Afirmaba que había ideas o conceptos fijos, estables, duraderos (Mundo de las Ideas que, según él, son los modelos de las cosas que vemos) en los que un gobernante-filósofo debe basarse para gobernar el Estado con Justicia. Creía que el Bien, la Verdad, la Justicia, la Belleza eran conceptos absolutos que estaban en nosotros y si llevamos una vida de conocimiento y virtud los recordaríamos. Para Platón el ser humano se divide entre un cuerpo (la cárcel del alma; un mal por las necesidades y pesares que le crea al alma, impidiéndole el verdadero conocimiento) y un alma (superior al cuerpo; es el auténtico yo, que se ha creado tomando como modelo las ideas eternas y transmigra de cuerpo en cuerpo hasta contemplar todas las ideas y descansar por fin). Divide a los seres humanos de acuerdo a tipos de almas diferentes, con virtudes y ocupaciones distintas en la ciudad: el alma racional de los gobernantes-filósofos; el alma irascible de los guerreros o guardianes; el alma apetitiva de los artesanos. Es de los primeros filósofos en pensar que la mujer puede recibir idéntica educación a la del hombre, instruidos ambos por el Estado y no por las familias.
Aristóteles (384 a. C.- 322 a. C.)
Para este autor, el ser humano es un ser sociable y político por naturaleza, debido a que está dotado de lenguaje y es insuficiente para valerse por sí mismo. En la polis o ciudad el individuo encuentra la felicidad, participando en las deliberaciones políticas, y siguiendo la función propia. Esta consiste en el desarrollo de la inteligencia (la contemplación teórica, la sabiduría) y debe de acompañarse de virtudes como la práctica del término medio o la prudencia (alejarse de los extremos). La virtud se logra mediante el ejercicio de los hábitos, de la costumbre y la tenacidad por llevar a cabo el camino que uno se ha propuesto. Aristóteles evolucionó desde una postura platónica o dualista —entre cuerpo corruptible y alma inmortal— hasta su concepción hilemorfista, en la que afirma que el ser humano es un compuesto de materia (cuerpo) y forma (alma). El alma es la forma de un cuerpo, pero no de cualquier cuerpo, por lo que niega la reencarnación platónica, dado que ambos están unidos (cuerpo y alma). Asimismo, defiende que el alma no se localiza en ninguna parte especial del cuerpo, no es el alma la que siente o piensa, sino toda la persona gracias al alma. En ella distingue la función vegetativa (propia de las plantas, quienes únicamente poseen esta. Se ocupa del crecimiento, nutrición y reproducción); la función sensitiva (propia de los animales, quienes también poseen la anterior; se encarga de deseos, percepciones sensibles y movimiento local); y la función racional, propia del ser humano, quien, además, posee las otras anteriores.