Evolución de la Novela Española en el Siglo XX: Corrientes y Autores Destacados
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Crisis de fin de siglo y la Generación del 98
La transición del siglo XIX al XX en Europa se caracteriza por ser una crisis espiritual. En España, a esto se le suma la derrota contra Estados Unidos en Cuba (el Desastre del 98), por lo que en el siglo XX se pretende encontrar una solución a estos problemas. En este ambiente, la llamada Generación del 98 manifiesta su descontento, su afán de reformas y su deseo de modernización y europeización. Las características más importantes de sus obras narrativas en prosa son:
- La preocupación social con una intención crítica.
- Las inquietudes religiosas y existenciales (como el paso del tiempo, el sentido de la vida).
Por lo que hay una renovación de la novela, que adopta un lenguaje sobrio, sencillo y claro. Todos los miembros de la Generación del 98, a excepción de Antonio Machado, escriben novelas, aunque Pío Baroja es el novelista por excelencia del grupo. Sus novelas son una mezcla que nace entre el vitalismo individualista y el pesimismo.
La Generación del 14, Novecentismo y las Vanguardias
En 1914 se empieza a notar el agotamiento de la Generación del 98 y un nuevo grupo toma el relevo: la Generación del 14 o Novecentismo, que se caracteriza por su intelectualismo. Sus miembros tienen una importante actividad política. En la década de los 20 se produce la entrada y desarrollo de las vanguardias en España. Finalmente, en los años 30 se produce en todos los géneros una rehumanización de la literatura, un preludio a los cambios que traerá el conflicto bélico.
La novela española durante la Guerra Civil y la posguerra (Años 40)
La Guerra Civil (1936-1939) irrumpe en un momento en el que la novela se decantaba hacia posturas sociales y comprometidas. La propia guerra acentúa ese carácter ideológico. Los novelistas escriben en defensa de sus ideales: republicanos o nacionales. Tras la guerra, en los años 40, muchos de los escritores partidarios de la República o, mejor dicho, enemigos del nuevo Régimen, se exilian. Esto supondrá en ellos desarraigo, nostalgia y el recuerdo de España como tema central de su obra. Los principales novelistas exiliados son Max Aub, Francisco Ayala y Rosa Chacel. En España se desarrolla especialmente una novela triunfalista, patriótica y de exaltación del Régimen. Sin embargo, la publicación de La familia de Pascual Duarte (1942) de Camilo José Cela y de Nada (1944) de Carmen Laforet abre un nuevo camino a la novela española: la narrativa existencial y tremendista. Los problemas sociales y políticos aparecen como trasfondo de la problemática personal de los personajes. Se dan también otras tendencias como la novela fantástica y humorística o el realismo clásico.
El auge de la novela social en los años 50
En los años 50, una nueva generación de novelistas se suma a los anteriores para escribir una novela más abiertamente social y con una visión crítica de su entorno. Los conflictos sociales son el tema central y se caracteriza por un estilo coloquial y un realismo objetivista (o neorrealismo), en el que un narrador externo cuenta situaciones socialmente injustas para crear conciencia. Este cambio hacia el realismo social atraviesa dos etapas: una primera en la que siguen predominando los enfoques personales, y una segunda etapa de carácter más social y hasta político.
Renovación y experimentación narrativa: Años 60 y 70
A partir de los años 60 comienzan a verse los primeros signos de cansancio del realismo social. Este agotamiento, unido a la influencia de las innovaciones de la narrativa extranjera y, sobre todo, de la nueva novela hispanoamericana (el "boom"), llevará a los autores a experimentar nuevas formas narrativas. Surge así una etapa de novela formalista o experimental. La novela se hace más abierta, el lenguaje abandona el prosaísmo y el compromiso militante explícito. Esta manera narrativa implica transformaciones en todos sus elementos: estructura, punto de vista, tiempo y espacio. La experimentación continúa en los años 70, aunque se suaviza debido al cansancio de ciertos excesos experimentales y se recuperan ciertos aspectos de la novela tradicional. Se da importancia a géneros hasta el momento considerados marginales, como la novela policíaca o la ciencia ficción, y se inicia una transición hacia la novela de la democracia.