Evolución de la Narrativa Española: Posguerra y Tendencias Actuales
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La Narrativa de Posguerra a la Actualidad
Etapas
- Etapa de posguerra (1940-1970)
- Novela existencial (1940-1950)
- Novela social (1950-1960)
- Novela experimental (1960-1970): Aunque persisten la crítica social y la preocupación por el ser humano, el novelista centra más su atención en el lenguaje que en la realidad. Prevalece la experimentación de nuevas técnicas narrativas. Algunas obras representativas son Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos; Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes…
- La narrativa a partir de los años setenta
Durante los primeros años de esta década continúan editándose obras con las características del período anterior; no obstante, el año 1975 abre un período en la narrativa en el que, abolida la censura, la libertad de expresión se convierte en un factor determinante para la creación artística. Los narradores se alejan de la novela experimental y se decantan por la búsqueda de una voz propia.
La promoción de los ochenta
En las últimas décadas del siglo XX coexisten varias generaciones de escritores: los de la posguerra y una nueva generación de narradores, nacidos a partir de los años cincuenta, que ha sido denominada Promoción de los ochenta: Juan José Millás, Eduardo Mendoza, Manuel Vázquez Montalbán, Soledad Puértolas…
Se advierte una vuelta a la concepción clásica del relato y la narrativa adquiere las siguientes características: recuperación del gusto por contar historias, organizadas en capítulos; preferencia por el tiempo lineal y cronológico; sencillez y naturalidad del lenguaje…
Etapa de Posguerra (1940-1970)
La narrativa española de esta época, dejando aparte la producción en el exilio, persigue la búsqueda de nuevas formas que rompan el letargo cultural de los primeros años de la posguerra. La producción de esta etapa suele clasificarse en tres periodos.
La Novela Existencial (1940-1950)
Las condiciones ambientales de la posguerra determinan, fundamentalmente, la temática y las técnicas narrativas de las novelas escritas en este período. Su temática trata sobre el desencanto del ser humano y su destino trágico. Los protagonistas reflejan la miseria de la realidad española de posguerra. Se advierte, sin embargo, la influencia de la picaresca de los Siglos de Oro, y sobre todo, la de Pío Baroja.
Los temas de la novela existencial son:
- La incertidumbre de los destinos humanos. Las acciones de los personajes no son etapas hacia una meta definida, sino errores, vueltas, desvíos…siempre en busca de unos valores auténticos que den sentido a su vida.
- La ausencia o la dificultad de comunicación. El aislamiento de los individuos es una consecuencia del sinsentido de la existencia, que imposibilita el acercamiento a los otros.
- El motivo básico de estos temas es la guerra civil española. Los novelistas intentan entender el porqué y el cómo de su estallido y el terrible desconcierto y resentimiento que la contienda dejó tras de sí.
En cuanto a las técnicas narrativas, los rasgos más característicos son:
- Personajes: El protagonista es un único individuo. Son seres violentos, oprimidos o indecisos, conscientes de su desenfoque vital. Se les coloca en situaciones límites que les conduce a la violencia, la rutina o el aislamiento. De este modo, se observan su vacío y su monotonía en la vida.
- Estructura interna: El espacio es reducido y suele ser interior; está relacionado con la temática: incomunicación, estrechez de miras. Se reflejan ambientes urbanos: la ciudad caótica o el asfixiante aire provinciano. Por lo que respecta al tiempo, también se reduce y lo narrado abarca unas horas o unos días.
- Punto de vista: Predomina el narrador en primera persona, es decir, el narrador y el protagonista de la obra coinciden. El autor intenta infundir sus pensamientos y sus sentimientos en los personajes. Por este motivo, es frecuente la utilización del monólogo.
- Estilo: Prevalece el lenguaje funcional sobre el artístico. En algunas obras, sobresale el registro coloquial. Hay que señalar excepciones de prosa más elaborada como la de Camilo José Cela y Delibes.
Más que de novelistas pertenecientes a esta década hemos de hablar de obras concretas, puesto que la mayoría de los autores evoluciona hacia un enfoque social de la realidad.
La familia de Pascual Duarte (1942) de Camilo José Cela, Nada (1945) de Carmen Laforet y La sombra del ciprés es alargada (1948) de Miguel Delibes constituyen las tres obras más representativas de la novela existencial.
La familia de Pascual Duarte
La publicación, en 1942, de La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela, abre el camino hacia la renovación de la narrativa española de posguerra, después de un letargo cultural en la producción literaria.
Esta obra está considerada por su tendencia a revelar los aspectos más violentos y crueles de la existencia, como la iniciadora de un movimiento llamado tremendismo, término que el propio autor no aceptó.
- Argumento: Un transcriptor anónimo presenta unas memorias escritas por un campesino condenado a muerte, Pascual Duarte. El protagonista, Pascual, narra en primera persona los crímenes que ha cometido (entre ellos, el asesinato de su propia madre), como consecuencia del ambiente familiar y social que determinaron su conducta.
- Protagonista: Pascual Duarte es el antihéroe, el individuo abandonado, solitario, la criatura angustiada que utiliza la violencia gratuita para impartir justicia. Es un narrador subjetivo ya que solo cuenta aquellos episodios que le sirven para justificar sus crímenes.
- Estilo: El autor utiliza un lenguaje coloquial que responde a la condición social de sus personajes; sin embargo, no falta en su estilo la intención artística: comparaciones expresivas, adjetivaciones, repeticiones… Emplea un rico vocabulario en el que incluye términos en desuso, pero que dan una gran expresividad a la narración.
La familia de Pascual Duarte enlaza con la tradición literaria de la novela picaresca (siglos XVI y XVII) y de la novela naturalista (siglo XIX):
- Con la novela picaresca, por el carácter autobiográfico del relato, el protagonista-antihéroe, la crítica de la sociedad y la baja condición social de los padres de Pascual Duarte.
- Con la novela naturalista, por la caracterización del protagonista que actúa condicionado por el entorno social que le rodea y por su herencia biológica.
La Novela Social (1950-1960)
La década de los cincuenta marca el inicio de una lenta recuperación económica que lleva implícito un cambio sociocultural. La apertura de España a la comunidad internacional y una censura más tolerante posibilitan la entrada de corrientes literarias que introducen técnicas narrativas nuevas. Los autores llevan a cabo una dura crítica de la injusticia y de las desigualdad de clases; los protagonistas son individuos representativos de la sociedad: obreros, campesinos, mineros…
En este período, escriben sus obras los autores Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos, Rafael Sánchez Ferlosio y Juan Goytisolo, entre otros. Con ellos se consolida la renovación de la novela. Sin embargo, el gran impulsor de la novela social será Camilo José Cela con La Colmena.
Estos novelistas constituyen un grupo generacional comprometido. Se interesa por los problemas humanos y sociales del momento y quieren contribuir a la transformación de la realidad española; de ahí, que la reivindicación social sea el denominador común de todos ellos.
Los novelistas de esta década siguen esencialmente dos tendencias:
- El objetivismo (también llamado neorrealismo): El escritor como un simple espectador, se limita a presentar la realidad sin emitir juicios de valor. Describe la realidad para que aparezca ante el lector tal y como es. Pertenece a esta tendencia Los bravos (1954), de Fernández Santos y El Jarama (1956) de Sánchez Ferlosio
- El realismo social: El escritor aspira no solo a presentar la realidad, sino a explicarla y a denunciar las injusticias que marginan a determinados grupos sociales: obreros, campesinos, habitantes de suburbios… Esta actitud de denuncia le lleva a simplificar el estilo y la técnica narrativa. Algunas obras de esta tendencia son: Duelo en el paraíso (1955) de Juan Goytisolo y Las ratas (1962) de Miguel Delibes.
Temas
El tema de la novela social en su conjunto es la propia sociedad española, caracterizada por la soledad individual y colectiva; una soledad que es fruto de la desconexión entre pobres y ricos, campo y ciudad, y de la división de los españoles a causa de la guerra civil.
El tema de la sociedad española se refleja en tres ámbitos distintos: la vida rural, urbana y el mundo obrero.
- La vida rural: En la novela social se muestran las condiciones de la vida y de trabajo infrahumanas de la población rural, que vive aislada de la realidad de las grandes ciudades, como en El camino de Miguel Delibes. Destaca, en esta temática, la novela de Jesús Fernández Santos Los bravos. En esta obra el autor describe la monotonía de la vida cotidiana de los campesinos de un pueblo leonés. La rutina, el atraso, la pobreza y la despoblación son, entre otros, algunos aspectos de la vida rural que denuncia el escritor.
- La vida urbana: La ciudad es el escenario adecuado para las novelas protagonizadas por la burguesía. En estas obras, se critican e ironizan los valores y los modos de vida de esta clase social. En La hoja Roja (1959), Miguel Delibes critica el comportamiento de los círculos burgueses.
- El mundo obrero: Los fuertes movimientos migratorios del campo a la ciudad dan lugar a la transformación del campesino en obrero industrial. El proceso de adaptación y los conflictos que se generan se reflejan en obras como La mina de Armando López Salinas.
Técnicas narrativas
Esta novela se caracteriza por la sobriedad y la sencillez. Sus rasgos más destacados son:
- Personajes: Del protagonista individual de la novela de los cuarenta, se pasa al protagonista colectivo; grupos humanos que adoptan diferentes actitudes ante situaciones difíciles; unos se mantienen pasivos (El Jarama) y otros se esfuerzan por sobrevivir y dignificar la vida propia y ajena (Volverás a Región, de Juan Benet).
- Predomina el tiempo lineal. La acción se concentra en breves periodos de tiempo (uno o varios días). Lo que importa es el presente, las vivencias de los personajes. Retahílas, de Carmen Martín Gaite transcurre en una noche y El Jarama en dieciséis horas.
- Punto de vista: El narrador se expresa en tercera persona. El autor pierde el protagonismo que tenía en la novela existencial y se convierte en narrador testigo, es decir, ni juzga, ni opina sobre la conducta de los personajes; narra lo que ve y oye sin añadir nada más. Este tipo de narrador está influido por una corriente filosófica llamada conductismo, que pretende conocer al individuo por medio de la observación de su conducta.
- Estructura externa: La novela se divide en largos capítulos sin título. Cada capítulo, a su vez, en breves fragmentos separados por un espacio en blanco o por un asterisco.
La colmena
Esta obra de Camilo J. Cela inaugura la tendencia de realismo social dentro de la narrativa española. Aunque su autor la escribe varios años antes, La colmena se edita en Buenos Aires en 1951; La censura española prohibió su publicación calificándola de francamente inmoral.
- Argumento y tema: No hay propiamente un argumento. Es una novela abierta sin desenlace.
- Personajes: El protagonista es el Madrid de 1942; la vida que bulle como una colmena de gentes, en los reducidos espacios en los que se desarrolla la acción. Es una masa de personas mediocres, alienadas, que viven obsesionadas por el hambre, el sexo y los recuerdos de la guerra. La desesperanza, la violencia y el vacío llenan sus existencias. La obra cuenta con cuarenta y cinco personajes. La acción se desarrolla en el café de doña Rosa. Cela vertebra las relaciones de todos los personajes en torno a la figura de Martín Marco, despistado poeta que no puede pagarse ni tan siquiera una consumición, con este personaje concluye la obra.
- Estructura: El tiempo se reduce a tres días escasos. Se destruye la narración lineal y se adapta la simultaneidad de situaciones y personajes, es decir, varias acciones ocurren a la vez en lugares diferentes (técnica calidoscópica). La trama se desarrolla en lugares cerrados (el café de doña Rosa, pensiones…) y, alguna vez, en espacios al aire libre.
- Punto de vista: Narrada en tercera persona, predomina el narrador testigo, pero en ciertos pasajes se hace patente la presencia del autor, en esos casos, el narrador es omnisciente y opina sobre hechos y personajes.
- Estilo: Es natural y antirretórico, duro y desgarrado, aunque no falta el humor y la ternura. En el diálogo, abundan las frases hechas, los vulgarismos, los tópicos…
- Las descripciones son generalmente impresionistas: el autor transmite impresiones o sugerencias renunciando a toda descripción detallada; pero siempre aportan un significado o sirven para crear un ambiente determinado.
La Novela Experimental (1960-1970)
A finales de los años cincuenta, algunos escritores empiezan a cuestionar la calidad literaria de la novela social. El estilo sencillo, supeditado a la finalidad de denuncia objetiva de los hechos, había empobrecido el subgénero narrativo, y el interés del lector por este tipo de novelas había disminuido.
Estos síntomas de desgaste de la novela social, tanto en sus técnicas narrativas como en su finalidad, dan paso a una renovación total de la novela en la que prima la continua experimentación con elementos formales (lenguaje y técnicas narrativas).
Tiempo de silencio (1962), de Luis Martín Santos, marca el inicio de la renovación total de la novela. A lo largo de la década otros autores siguen experimentando estas nuevas formas: Gonzalo Torrente Ballester La saga/fuga de J.B., Camilo José Cela San Camilo, 1936 Miguel Delibes Cinco horas con Mario y Juan Goytisolo Señas de identidad.
La renovación de la novela
La novela experimental representa un nuevo enfoque en los temas de la novela social y una renovación de las técnicas narrativas.
En cuanto a los temas, el novelista no busca ya la denuncia objetiva de los hechos sino la visión dialéctica de la realidad española, es decir, dar testimonio de la realidad confrontando los diferentes estratos sociales que la componen (ideológicos, sociales…) y, mediante esa confrontación, captar el sentido global de la sociedad.
Las técnicas narrativas más importantes de la renovación son:
- Argumento: Pierde importancia y en algunas novelas desaparece por completo.
- Personajes: Reaparece el personaje individual, pero siempre en conflicto consigo mismo en la búsqueda de su identidad o con el medio social que trata de destruirlo.
- Estructura: En la externa, a menudo desaparece el capítulo y se introduce la secuencia (fragmentos de extensión variable). En la interna, el orden cronológico se rompe con referencias anteriores (flashback) o posteriores (flash forward) al tiempo de la acción, conforme las evoca la conciencia del personaje. También se narran varias historias simultáneas cuyas secuencias se van alternando; técnica del contrapunto.
- Punto de vista: Reaparece el narrador en tercera persona omnisciente que comparte su visión de la realidad con la de otros personajes, es, pues, un punto de vista múltiple. La narración en tercera persona se enriquece combinándola con la primera y la segunda persona. En este último caso el “tú” es autorreflexivo, es decir, el narrador es el doble del autor (narrador protagonista).
- Forma de expresión: Predomina el monólogo interior y las digresiones. El monólogo interior consiste en reproducir los pensamientos de un personaje tal como brotan de su conciencia, a veces, sin coherencia o conexión lógica entre ellos. Las digresiones son comentarios que el autor hace sobre algún hecho o personaje.
- Lengua y estilo: Se impone el lenguaje barroco que resulta inadecuado para la realidad pobre que narra el autor. Las características más importantes del estilo son:
- Variedad de registros lingüísticos (cultismos, vulgarismos)
- Uso abundante de figuras retóricas.
- Introducción de fragmentos de otros géneros (ensayo, periodismo…)
- Mezcla de prosa y verso, alteración de la disposición tipográfica habitual y ruptura del párrafo como unidad significativa.
- Abandono de la estructura sintáctica con la alteración o la ausencia de puntuación y la mezcla de conversaciones en otros idiomas.
La Novela en el Exilio
A causa de la guerra civil una serie de escritores continúa su producción literaria fuera de España, principalmente en los países de América y Europa. Son entre otros, Arturo Barea, Rosa Chacel, Francisco Ayala, Max Aub y Ramón J. Sender.
Estos novelistas pertenecen a la llamada Generación perdida, desvinculada de la sociedad española de posguerra. Algunas de sus obras no han sido conocidas en España hasta el final de la dictadura franquista (1975), debido a la prohibición de sus ediciones.
Los novelistas del exilio producen una narrativa de temática social que enlaza con el realismo de los años treinta; incorporan, además técnicas innovadoras.
Estos novelistas recrean tres temas: el pasado y la añoranza de España y la realidad del exiliado.
- El pasado de España: El novelista exiliado añora la patria pérdida; busca en su pasado el ser de la propia España y la razón que le permita vivir en la distancia. La guerra civil y sus consecuencias son los hechos más evocados.
- La añoranza de España: El exiliado presenta una imagen inventada de la nueva España al evocar vivencias, lugares e imaginar cómo será el presente. También plantea la posibilidad del regreso, pero teme sufrir una nueva desilusión al encontrarse con un país diferente del que mantiene en su recuerdo.
- La realidad del exiliado: El interés del novelista exiliado continua centrado en España. No obstante, ha de superar una nueva situación: la adaptación al país de acogida. Constantemente cambiando de lugar de residencia, (Inglaterra, Francia…), el novelista busca en sus recuerdos algo que le conecte con todo lo que abandonó.
A falta de una realidad sobre la que escribir, algunos autores optan por la abstracción y el simbolismo. Sus relatos toman un aire filosófico sobre diversos temas.
La Narrativa a Partir de los Años Setenta
La experimentación temática y, sobre todo, formal de la novela de la década de los sesenta se extiende a lo largo de los años setenta, pues continúan creándose obras con renovadas técnicas narrativas.
El fin de la dictadura en 1975 abre un nuevo periodo en la novela gracias al clima de libertad y a la desaparición de la censura. Los narradores se alejan de la novela experimental y cultivan diversas tendencias.
A partir de 1980, se advierte una vuelta a la concepción clásica del relato y la novela adquiere de forma general las siguientes características:
- Argumento: Recuperación del gusto por contar historias y creación de tramas reconocibles por el lector. Se busca la verosimilitud.
- Personajes: Regreso al protagonista individual, de que se nos ofrecen, en ocasiones, detalladas descripciones.
- Tiempo y espacio: Preferencia por el tiempo lineal, por el orden cronológico de los hechos; creación de ambientes exóticos.
- Punto de vista: Predominio de historias contadas en tercera persona, con narradores testigos u omniscientes.
- Estructura externa: Vuelta a ofrecer historias organizadas en capítulos, con o sin títulos.
- Forma de expresión: recuperación del diálogo y disminución del uso de técnicas narrativas experimentales como el monólogo interior y las digresiones.
- Lengua y estilo: Retorno a la sencillez y la naturalidad en el lenguaje; en cuanto al estilo, cuidadosa construcción de oraciones que, a veces, ocultan la superficialidad del contenido. Los personajes continúan mostrando variedad de registros lingüísticos.
Temática
En la novela de los últimos años vuelven a prevalecer las inquietudes existenciales. El novelista duda de la realidad que percibe, incluida su propia identidad y continúa la búsqueda de su verdad. Algunas de las preocupaciones que reflejan estas obras son:
- La decepción de la ideología en crisis que aleja al novelista del compromiso político.
- Los asuntos existenciales y religiosos: las ansias de comunicación, el sentido de la vida, el desarraigo…
- Los asuntos intimistas: la soledad, la evocación del pasado, el paso del tiempo…
- El misterio y la intriga como una nueva forma de evasión y en la que destaca el sentido lúdico de la literatura.
- La tensión entre el individuo y la sociedad permanece, pero ahora con un tratamiento de los temas colectivos más cercanos a la ficción o a la fábula que a la realidad.
Tendencias
Se da libertad de tendencias en esta época. Este panorama tan variado viene dado por la coexistencia de autores de distintas promociones (Cela, Delibes, Goytisolo, Marsé…) junto con novelistas de la promoción de los ochenta: Juan José Millás, Rosa Montero, Julio Llamazares, A. Muñoz Molina, Soledad Puértolas, etc.
Las tendencias más representativas son:
- Novela histórica: El auge de esta novela está relacionado con el deseo de volver a contar historias. El novelista sitúa la acción en un momento histórico realista con distintas finalidades: ofrecer una interpretación personal, recrea el ambiente, efectuar un simple ejercicio de estilo, reinterpretar el pasado… La realidad y la verosimilitud se mezclan con frecuencia en estas novelas. No digas que fue un sueño de Terenci Moix; Crónica del rey pasmado de Torrente Ballester o El manuscrito carmesí de Antonio Gala son algunos ejemplos.
- Novela policiaca y novela de aventuras: Con ellas la literatura recupera la invención. La novela policiaca se presenta como un juego para el intelecto. La trama está muy bien articulada: un policía o un detective investiga y descifra una serie de pistas para llegar a la resolución de un enigma. La acción suele transcurrir en ambientes urbanos: El misterio de la cripta embrujada de Eduardo Mendoza; la serie Carvalho de Vázquez Montalbán o Plenilunio, de Muñoz Molina son algunos ejemplos de novela policiaca de los últimos años. La novela de aventuras se sitúa en espacios abiertos y en distintos tiempos de la historia. Cuenta los incidentes de un personaje que viaja por tierras exóticas por motivos científicos, sentimentales… Pérez Reverte con su saga del Capitán Alatriste, o novelas como El maestro de esgrima o La reina del Sur.
- Novela intimista: Trata una variada gama de problemas personales o existenciales. Lo destacable es la abundancia de historias en las que resalta una intimidad desasosegada: la angustia y la incertidumbre de la persona y de la existencia, los problemas de identidad, la búsqueda del sentido de la vida… Juegos de la edad tardía de Luis Landero; Corazón tan blanco de Javier Marías, o Atlas de geografía humana, de Almudena Grandes son ejemplos representativos de la novela intimista de los últimos tiempos.
Es importante destacar que no toda la producción novelística de los últimos años se agota en estas líneas. Continúan surgiendo nombres como José Manuel de Prada, Manuel Rivas, Lucía Echevarría…, que siguen enriqueciendo el panorama de nuestras letras.
El Ensayo de la Posguerra a la Actualidad
El ensayo al igual que la novela atraviesa diferentes etapas.
- Tras la guerra civil hasta los años setenta: Lo cultivan tanto los escritores que permanecen en España tras la contienda, como los que tuvieron que exiliarse. Tras la muerte de Ortega en (1955) sigue manteniendo un alto nivel. A partir de la década de los sesenta, con el progresivo debilitamiento del régimen franquista y la europeización de la cultura, surge un nuevo ensayo de opinión en el ámbito universitario: J.L. Aranguren, P. Laín, E. Tierno Galván…
- A partir de 1975: Se produce un cambio importante en los contenidos y estilos del género ensayístico. La desaparición de la censura y el regreso de los pensadores exiliados dan paso a la libertad de expresión que hará evolucionar el ensayo por nuevos derroteros temáticos e ideológicos.
- Desde la década de los ochenta hasta la actualidad: Se divulga el ensayo histórico y político desde la perspectiva que da el paso del tiempo y la evolución política. En la actualidad, algunos ensayistas destacan por su interés en hacer asequible y atractiva la reflexión filosófica. En este sentido podemos citar autores como Fernando Savater y José Luis Sampedro. En esta línea de acercamiento del pensamiento crítico al lector, autores como Eduardo Haro Tecglen, Javier Pradera, Fernando G. Delgado, Maruja Torres, Juan José Millás… publican habitualmente artículos ensayísticos sobre temas cotidianos de interés general en prensa diaria, revistas divulgativas.