Evolución de la Lengua Gallega: Normativización, Literatura y Teatro en el Siglo XX

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Historia de la Normativización del Gallego

La existencia de una variedad estándar, usada en ámbitos formales y descrita en las gramáticas, contribuye a frenar la dispersión. El gallego tardó en contar con una variedad estándar: fijación de una ortografía, una gramática y un diccionario (normativización lingüística). Nuestra lengua no emprendió esa tarea, imprescindible para su normalización social, hasta el siglo XIX, con el Rexurdimento.

En este largo proceso hay cuatro etapas:

  • a) Hasta fines del siglo XIX. Se utiliza el gallego oral en su registro popular (el que se había conservado), lleno de vulgarismos, castellanismos y dialectalismos.
  • b) Hasta 1936. Los autores se inclinan por un modelo diferencialista, que marque distancias con el castellano.
  • c) Hasta comienzos de 1980. Simplificación ortográfica (eliminación de apóstrofos, guiones, acentos graves y circunflejos) y apuesta por una ortografía inspirada en el castellano.
  • d) Hasta hoy. En 1982 la RAG (Real Academia Galega) y el ILG (Instituto da Lingua Galega) aprobaron las Normas Ortográficas e Morfolóxicas do Idioma Galego, levemente reformadas en 2003, que son la norma culta oficial vigente en la actualidad. En los últimos años, las herramientas informáticas e Internet han supuesto un importante avance en la implantación de la norma culta.

Llamamos desviaciones a aquellas voces que no se ajustan a la normativa, bien porque no pertenecen al nivel culto (vulgarismos, dialectalismos), bien por no ser palabras de uso actual (arcaísmos), bien por ser inventos motivados indirectamente por la presión del castellano (hipergalleguismos). Las interferencias son el influjo de una lengua sobre otra, frecuente en situaciones de contacto lingüístico y que afectan mayoritariamente a la lengua más débil; son los castellanismos en el gallego: la mayoría son de tipo léxico.

La Prosa Gallega del Primer Tercio del Siglo XX: Las Irmandades y el Grupo Nós

Esta etapa es la Época Nós, comienza con las Irmandades da Fala (1916) y termina con la Guerra Civil (1936). Otero Pedrayo, Risco, Cuevillas tienen una primera etapa de inadaptados y Castelao proviene del agrarismo. Todos ellos son políglotas, cultos, universitarios y participan en todas las actividades galleguistas: Irmandades da Fala, Seminario de Estudos Galegos, Partido Galeguista... Ellos son los creadores de la moderna narrativa gallega, introductores de las corrientes europeas del momento e iniciadores del ensayo en gallego.

Ramón Otero Pedrayo trata temas como la Galicia rural de la segunda mitad del siglo XIX, haciendo referencia al proceso de decadencia de la fidalguía y a los cambios en las estructuras sociales de la sociedad tradicional. Sus obras están divididas en dos clases: obras realistas, Contos do camiño e da rúa y Os camiños da vida, que cuenta con tres partes y dos familias; y obras culturalistas, en las que los protagonistas siempre tienen conflictos internos, como Arredor de si y Devalar.

Castelao tiene una procedencia social más popular y un pensamiento laico, además de una literatura próxima al pueblo y un importante compromiso con este. Destaca por su producción literaria, con obras como Un ollo de vidro, que trata una temática de ultratumba y hace una crítica al caciquismo, u Os dous de sempre. También es importante mencionar Retrincos, y por su labor pictórica: Cousas da vida.

Vicente Risco practica distintos géneros y fue un gran investigador, crítico literario y con gran carga ideológica. Dentro de sus relatos destaca Do caso que lle aconteceu ao doutor Alveiros y en las novelas, O porco de pé, en la que hace una parodia a la ideología y a los usos sociales del mundo urbano gallego de los años 20 y 30.

Rafael Dieste no pertenece al Grupo Nós, ya que está considerado vanguardista. Dos arquivos do trasno es su obra a destacar, formada por 20 relatos.

Estos autores fueron también los impulsores del ensayo y la investigación en gallego, en torno al Seminario de Estudos Galegos: Vicente Risco con la Teoría do Nacionalismo Galego, que servirá de guía de los nacionalistas antes de la II República; Castelao publica en Buenos Aires Sempre en Galiza, donde elabora una nueva teoría del nacionalismo, que se convirtió en la biblia del galleguismo después de la Guerra Civil; Otero Pedrayo se dedicó fundamentalmente a los estudios geográficos e históricos.

En esta etapa de nuestra cultura hay que hacer mención también a la labor desarrollada en el periodismo, en el que todos colaboraron, desde A Nosa Terra hasta la Revista Nós.

El Teatro Gallego del Primer Tercio del Siglo XX: Irmandades, Vanguardias y Grupo Nós

Después de la esperanzadora etapa del Rexurdimento, la literatura gallega comienza un período de decadencia en casi todos los géneros, excepto en el teatro.

Con las Irmandades da Fala, el teatro deja de ser un divertimento para convertirse en un arma política, reivindicativa. Se diversifica la oferta teatral: teatro histórico, social (denuncia de la emigración y caciquismo), señorial (de pazo fidalgo), cómico, infantil y comedia burguesa. En 1919 se inaugura el teatro de las Irmandades da Fala con la creación del Conservatorio Nacional de Arte Galego, de la mano de la obra de Ramón Cabanillas A man da Santiña. Cabe señalar la existencia de dos corrientes: la conservadora y la renovadora. En la primera de ellas nos encontramos con Xesús San Luís Romero y sus obras Rosiña y O Fidalgo. En la segunda, hay un elenco de autores más conocidos: Ramón Cabanillas con O Mariscal, en colaboración con Antón Vilar Ponte; este último con A patria do galego, en contra del caciquismo y a favor de la emigración; Armando Cotarelo Valledor, autor de una variada obra, destacando la tragedia histórica como Hostia; y X. Quintanilla escribió Alén para demostrar la universalidad de la lengua gallega.

El Grupo Nós no utilizó el teatro como arma política o pedagógica, pero sí le dio un impulso extraordinario desde el punto de vista literario, haciéndolo participar también de las corrientes europeas. Aquí tenemos a tres de los grandes de nuestra cultura: Vicente Risco con O bufón de El Rei, drama simbolista que relaciona deformidad física y moral; Ramón Otero Pedrayo escribió una extensa obra teatral, pero sus obras teatrales son más apropiadas para la lectura que para la representación escénica, como A lagarada, en la que mezcla escenas realistas con otras fantásticas, y Teatro de máscaras, 16 piezas con un carácter esquemático e incompleto que es compatible con una concepción dramática muy moderna; y Castelao con Os vellos non deben de namorarse, que concebía el teatro como un espectáculo global, por lo que adquieren una gran importancia los artificios escenográficos (iluminación, decorados, máscaras de los personajes...) y utiliza también otras artes, como la música.

El teatro de las vanguardias vivió un período más turbulento, pero logró mantenerse. Rafael Dieste es el autor teatral de la Generación de los vanguardistas, A fiestra baldeira es una comedia simbólica sobre la identidad (individual y colectiva) que trata sobre un conflicto entre un indiano y su familia.

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