Evolución de la Legislación Educativa en España: Hitos Clave del Siglo XIX
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Evolución de la Legislación Educativa en España: Hitos Clave del Siglo XIX
Se iniciaron procesos de organización de la administración española central, provincial y local, que tuvieron consecuencias muy directas en la administración educativa. Se establecieron las estructuras político-escolares que regularían la educación a lo largo de un amplio periodo histórico.
El Plan General de Instrucción Pública de 1836
La legislación escolar del periodo se inició con el Plan General de Instrucción Pública de 1836, promulgado por el Ministerio del duque de Rivas.
El plan de 1836 organizó la enseñanza primaria en dos niveles, el elemental y el superior, y postuló la creación de las escuelas normales de formación de maestros: una central en Madrid y otra en cada una de las capitales de provincia. La secundaria se ordenó igualmente en dos niveles, elemental y superior, y se impartía en los institutos. Este tipo de enseñanza se orientaba a la educación de las clases acomodadas, los hijos de la burguesía emergente, que continuarían sus estudios en las universidades y escuelas especiales.
En 1839, se abrió en Madrid la Escuela Normal Central, que quedó bajo la tutela del médico y pedagogo Pablo Montesino. Fue también el fundador, en 1838, de la primera escuela de párvulos en Madrid, y el mentor del Reglamento de Escuelas antes aludido.
El Plan General de Estudios de 1845 (Plan Pidal)
Tras el bienio progresista, se abrió una década de especial significación en la historia escolar del país. El Plan General de Estudios de 1845, o Plan Pidal, vino a organizar y consolidar las enseñanzas media y superior. La enseñanza media, estructurada en un nivel elemental de cinco años y otro superior de dos, e impartida en los institutos, se concibió como un tipo de educación acorde con las expectativas culturales de las clases medias y la pequeña burguesía, y, al mismo tiempo, como estudio de implicación preparatoria para la universidad. El plan dispuso que el título de doctor podía ser otorgado por la Universidad Central. Por otra parte, la reforma de 1845 consolidó los principios de estabilización y secularización de la enseñanza propia del Estado burgués, regulando con más restricciones la participación del sector privado en el nivel medio y reservando para el Estado el nivel universitario. También abandonó definitivamente el principio de la gratuidad.
La Ley de Instrucción Pública de 1857 (Ley Moyano)
Después del bienio progresista, se volvió a la situación moderada, que se mantuvo con algunas vicisitudes hasta la revolución de 1868. Durante este ciclo se aprobó la Ley de Instrucción Pública de 1857, o Ley Moyano, una norma ecléctica y consensuada que sintetizó medio siglo de iniciativas político-educativas y que, como ley de bases, vino a armonizar las posiciones de moderados y progresistas. Estas características de equilibrio explicaron también su larga vigencia a lo largo de los siglos XIX y XX. La nueva ley recogió los principios de obligatoriedad y gratuidad parcial de la enseñanza elemental, así como los de centralización administrativa, uniformidad, secularización y libertad limitada. También reflejó algunos compromisos del Concordato de 1851 con la Iglesia. En el orden jurídico-pedagógico estableció los tres niveles del sistema escolar, organizó la enseñanza primaria en elemental y superior, distinguió entre los estudios medios generales y de aplicación, y estructuró la educación de tercer nivel en carreras de facultad y técnico-profesionales.