Evolución Industrial en Inglaterra y Francia: Comparativa del Siglo XIX

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Inglaterra

El progreso industrial británico continúa, aunque su ritmo decrece. La competencia de otros países y la deficiente racionalización son las dos causas fundamentales de este amortiguamiento.

La industria siderúrgica y pesada avanzó lentamente. La racionalización era escasa y las empresas, por lo general pequeñas, mantenían criterios muy tradicionales. En estas condiciones era muy difícil resistir la fuerte competencia mundial.

La industria algodonera, gracias a las integraciones, continuó su ritmo expansivo.

La industria lanera trabajaba con lana importada. Londres era el primer mercado lanero mundial.

En el sector eléctrico y químico, el retraso británico respecto a Alemania y EE. UU. era considerable. La abundancia de carbón había sido un gran obstáculo para el progreso de la energía eléctrica, en cuyo consumo iban por delante varias naciones europeas.

A lo largo de estos años, Inglaterra pierde el liderazgo como potencia industrial, suplantada por Alemania, EE. UU. e incluso Japón. Sus causas fueron, entre otras, la inexistencia de empresarios dinámicos, por lo que se vive de las rentas y las herencias anteriores.

Por ello, hubo escasas innovaciones tecnológicas, procedentes todas ellas exclusivamente de Alemania, lo que provoca una fuerte competencia con los EE. UU.

Otro factor del declive fue que, tras la crisis de 1873, Gran Bretaña adopta una política librecambista, por lo que su comercio se simplifica al Imperio Colonial (“Commonwealth”).

Francia

Francia realizó notables progresos de 1850 a 1870 bajo la égida de Napoleón III. Después de 1870, una serie de circunstancias colocaron a Francia en una situación difícil.

Perdida la guerra con Prusia, tenía que pagar cinco millones de francos. Por otro lado, perdió Alsacia, donde se hallaban los mejores centros de la industria textil, y Lorena, con gran riqueza de mineral. A la pérdida de todo aquello hay que añadir los disturbios civiles interiores, para tener un cuadro de la situación económica y social, que fue mejorando, aunque lentamente, unido a otra serie de dificultades que aparecen, como son las crisis agrícolas.

Por lo que respecta a la industria, tuvo lugar un lento desarrollo hasta aproximadamente el año 1898. La distribución regional de la industria dependía en gran parte de la localización de los recursos. Las cuencas mineras del Norte y del Este concentraron la mayor parte de la actividad. El Norte, tradicional foco de la industria textil, con la zona del Paso de Calais, presentaba un conjunto industrial completo.

Otras zonas industriales se encontraban en el Este y en el centro-sur alrededor de Le Creusot, con fundiciones y fábricas de locomotoras y material de guerra; en St. Etienne y en Lyon, con manufacturas sederas.

El proteccionismo también se manifestó en el sector industrial. Se producía para un mercado protegido y limitado, y nunca se había manifestado con un espíritu de promoción, venta y conquista de mercados exteriores.

Por lo que respecta a la estructura bancaria, se caracterizó fundamentalmente porque sobrevivieron los bancos locales y regionales. Estos pequeños bancos se vieron sometidos a la competencia de los fuertes establecimientos de crédito. También durante esta época se desarrollaron bastante las Cajas de Ahorro, que movilizaron principalmente todos los pequeños ahorros.

La organización de toda la economía francesa, junto con la participación en el movimiento colonialista europeo de la época, llevó a un progreso económico real, aunque de forma bastante lenta.

Francia entraba en la economía moderna y fue progresando. El que progresara lentamente le llevó a que pudiera mantener un cierto equilibrio económico y social que se había perdido en los otros países.

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