Evolución Industrial, Demográfica y de Transportes en la España del Siglo XIX

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La Industria Siderúrgica en España: Transformación del Hierro en el Siglo XIX

El desarrollo de la industria siderúrgica en España durante el siglo XIX experimentó varias etapas y se concentró en diferentes regiones:

  • Málaga: Fue pionera en los primeros intentos de establecer una siderurgia moderna. Sin embargo, estos esfuerzos iniciales fracasaron debido al uso de carbones vegetales, lo que incrementaba significativamente los costes de producción.
  • Asturias: Gracias a sus yacimientos de carbón, se convirtió en el principal centro siderúrgico de España entre 1864 y 1879. La producción de hierro experimentó un rápido crecimiento. No obstante, la llegada de carbón galés, con un mayor poder calorífico, restó competitividad a las empresas asturianas.
  • Vizcaya: Esta región contaba con importantes minas de hierro. La llegada del carbón galés impulsó la consolidación de la industria siderúrgica en el País Vasco, gracias al establecimiento del eje comercial Bilbao-Cardiff. Este eje se basaba en la exportación de mineral de hierro a Gran Bretaña y la importación de carbón.

En las últimas dos décadas del siglo XIX, se fundó la empresa Altos Hornos de Vizcaya, que construyó varios altos hornos. También se creó la Sociedad Anónima Altos Hornos y Fábrica de Hierro y Acero de Bilbao. En 1885, se instaló el primer convertidor Bessemer, permitiendo la fabricación de acero en serie a partir de lingotes de hierro.

Evolución Demográfica en España: Crecimiento y Desafíos en el Siglo XIX

Aumento de la Población

La población española experimentó un crecimiento superior al 75% durante el siglo XIX. La tasa de crecimiento fue más alta en la primera mitad del siglo y disminuyó en la segunda. Este incremento se debió principalmente a:

  • Desaparición de epidemias.
  • Mejora de la dieta.
  • Expansión de cultivos como el maíz y la patata.

A pesar de este crecimiento, el ritmo demográfico español fue uno de los más bajos de Europa. Se mantenían rasgos típicos de la demografía tradicional, como alta mortalidad y baja natalidad. La natalidad española era más elevada que la media europea, pero la mortalidad (incluida la infantil) también era significativamente superior. La esperanza de vida rondaba los 34 años, mientras que en países como Francia, Gran Bretaña o Suecia superaba los 45 años.

Éxodo Rural y Urbanización

A partir de 1860, se inició un paulatino éxodo rural que provocó un aumento de la población urbana. El crecimiento urbano más significativo se produjo a partir de 1850, especialmente en Madrid y Barcelona. El atraso agrario obligaba a la mayor parte de la población a dedicarse a la producción de alimentos y a permanecer en el campo. A pesar de la creciente urbanización, la población española seguía siendo predominantemente rural, con más de la mitad de los habitantes residiendo en pueblos.

Emigración a Ultramar

A finales del siglo XIX, el desequilibrio entre el aumento de la población y las limitadas oportunidades de empleo llevó a muchos españoles a emigrar a ultramar en busca de mejores condiciones de vida. Los principales destinos fueron países de Latinoamérica como Argentina, México, Cuba y Brasil. También hubo emigración hacia el norte de África.

Los focos de emigración más importantes fueron Galicia, Asturias, Cantabria y Canarias, regiones con escasez de tierra y de puestos de trabajo. También hubo emigración desde Cataluña. Los gallegos constituyeron el grupo más numeroso de emigrantes hacia América.

Desarrollo de los Transportes en España: El Ferrocarril como Motor de Cambio

Insuficiencia de los Transportes

El atraso en los transportes fue una de las principales causas de los problemas económicos de España en el siglo XIX. A diferencia de otros países europeos, no existía una red hidrográfica que permitiera el transporte fluvial. La situación de las carreteras era precaria, con menos de diez mil kilómetros construidos.

La falta de una red de transportes eficiente dificultaba los intercambios comerciales e impedía que productos como el trigo llegaran a zonas como el Mediterráneo o que el carbón pudiera abastecer a los campesinos. El ferrocarril se planteó como una solución para vertebrar un mercado nacional que impulsara la economía.

Construcción del Ferrocarril

  • 1848: Se inauguró el primer trazado ferroviario español, que unía Barcelona y Mataró.
  • 1855: La Ley General de Ferrocarriles impulsó la construcción de una red ferroviaria más amplia.
  • 1866: La crisis financiera provocó una caída en bolsa y la paralización de las construcciones.

La rápida construcción del ferrocarril se debió, en parte, a las subvenciones ofrecidas por el gobierno. Sin embargo, la Ley General de Ferrocarriles también tuvo consecuencias importantes:

  • Se consolidó una estructura radial de la red ferroviaria.
  • Se estableció un ancho entre carriles mayor que el de la mayoría de las líneas europeas. Esto dificultó los intercambios con otros países, ya que las mercancías debían ser transbordadas en la frontera, aumentando los costes y el tiempo de transporte.
  • Se autorizó a las compañías ferroviarias a importar materiales libres de aranceles. Esto limitó el impacto positivo que la construcción del ferrocarril podría haber tenido en la industria siderúrgica y de maquinaria nacional.

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