Evolución Humana y Culturas Antiguas de la Península Ibérica hasta la Romanización
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El Proceso de Hominización en la Península Ibérica
Los cambios climáticos prehistóricos provocaron modificaciones en la distribución de las especies, afectando directamente a su evolución física y dando lugar al proceso de hominización. Nuevos hallazgos arqueológicos en la Península Ibérica continúan arrojando luz sobre este complejo proceso, que se desarrolló principalmente durante el Paleolítico, etapa que se subdivide en Inferior, Medio y Superior.
Evidencias del Proceso Evolutivo
El registro fósil es fundamental para comprender la evolución humana en la región, mostrando una secuencia desde los primeros homínidos hasta especies más cercanas al ser humano actual, el Homo sapiens.
- Paleolítico Inferior: En la Península Ibérica, destacan los restos de Homo antecessor, hallados principalmente en el yacimiento de Atapuerca (Burgos). En este mismo yacimiento se han encontrado también fósiles de Homo heidelbergensis.
- Paleolítico Medio: Esta etapa se caracteriza por la presencia del Homo neanderthalensis.
- Paleolítico Superior: Aparece el Homo sapiens, la especie humana actual.
Desarrollo Tecnológico y Cultural
La evolución de los útiles líticos también refleja este proceso:
- En el Paleolítico Inferior, predominaba el uso del bifaz o hacha de mano, una herramienta robusta pero rudimentaria.
- Durante el Paleolítico Medio, se desarrollaron técnicas como la Levallois, produciendo lascas más pequeñas y afiladas.
- En el Paleolítico Superior, se perfeccionó el trabajo de la piedra, logrando una mayor variedad y especialización de herramientas (puntas, raspadores, buriles, etc.), además de trabajar el hueso y el asta.
En el Paleolítico Medio, surgen las primeras evidencias de ritos funerarios. Los enterramientos, a menudo acompañados de objetos personales (ajuar funerario), sugieren el desarrollo de un pensamiento simbólico y creencias espirituales. También existen indicios de prácticas como la incineración.
Primeras Manifestaciones Artísticas
El arte rupestre florece en el Paleolítico Superior, con dos estilos principales en la Península:
- Arte cantábrico: Predominantemente naturalista, con representaciones detalladas de animales (bisontes, caballos, ciervos), localizado en cuevas como Altamira o El Castillo.
- Arte levantino: Más esquemático y narrativo, representando escenas de caza, recolección o rituales, ubicado en abrigos rocosos de la zona oriental peninsular.
Pueblos Prerromanos y Colonizaciones Históricas
Alrededor del primer milenio a.C., la Península Ibérica experimentó la llegada y asentamiento de diversos pueblos, un fenómeno conocido como colonizaciones históricas. Estos grupos interactuaron con las poblaciones autóctonas y contribuyeron a la formación de los llamados pueblos prerromanos, que serían las culturas que Roma encontraría a su llegada.
Las Colonizaciones
- Indoeuropeos (Norte): Procedentes del centro de Europa, introdujeron la metalurgia del hierro. Su influencia daría lugar, en parte, a los pueblos Celtas.
- Fenicios (Sur): Originarios del Mediterráneo oriental, eran principalmente comerciantes. Establecieron factorías y bases comerciales a lo largo de la costa sur, atraídos por la riqueza mineral, comerciando intensamente con la civilización autóctona de Tartesos. Su legado fue continuado por los Cartagineses (púnicos), que intensificaron la explotación económica y territorial.
- Griegos (Noreste): También llegaron por mar, fundando colonias como Emporion (Ampurias) o Rhode (Rosas). Al igual que los fenicios, buscaban establecer rutas comerciales.
Tanto fenicios como griegos introdujeron importantes avances culturales, como la escritura (cada uno con su propio alfabeto) y la moneda.
Los Pueblos Prerromanos
- Íberos (Este y Sur): Desarrollaron una cultura rica y compleja, influenciada por los colonizadores griegos y fenicios. Poseían una economía basada en la agricultura y la ganadería, una notable metalurgia del hierro (incluyendo su famoso armamento como la falcata), una estructura social jerarquizada y poblados fortificados (oppida). Desarrollaron una escritura propia y acuñaron moneda, imitando modelos griegos y cartagineses.
- Celtas (Norte, Centro y Oeste): Caracterizados por una economía predominantemente ganadera, una sociedad más tribal e igualitaria y poblados fortificados denominados castros, a menudo de planta circular u ovalada.
- Celtíberos (Interior - Sistema Ibérico): Surgieron de la fusión de elementos celtas e íberos. Combinaban rasgos de ambas culturas, como la organización en tribus de tipo celta, pero habitando en ocasiones grandes núcleos urbanos fortificados (como Numancia) con cierta influencia íbera.
Conquista y Romanización de Hispania
El Proceso de Conquista
La conquista romana de la Península Ibérica fue un proceso largo y complejo que se extendió desde el siglo III a.C. hasta el siglo I a.C.
- Segunda Guerra Púnica (Siglo III a.C.): Los romanos desembarcaron en Emporion (218 a.C.) en el contexto de su guerra contra los cartagineses. Con el apoyo de algunos pueblos íberos, lograron expulsar a los cartagineses y dominar las zonas este y sur de la península. Las ciudades que colaboraron mantuvieron cierta autonomía, mientras que las que se opusieron quedaron bajo gobierno directo romano.
- Guerras contra Celtíberos y Lusitanos (Siglo II a.C.): Roma avanzó hacia el interior, enfrentándose a la resistencia de los pueblos del centro y oeste. Destacó la figura de Viriato, líder lusitano, símbolo de la resistencia indígena. Los celtíberos también ofrecieron una fuerte oposición, siendo especialmente célebre el asedio y la caída de Numancia (133 a.C.), cuyos habitantes prefirieron el suicidio colectivo a la rendición.
- Guerras Cántabras y Astures (Siglo I a.C.): La conquista finalizó con el sometimiento de los pueblos del norte (cántabros y astures), dirigida por el propio emperador Augusto. Con estas campañas, Roma unificó bajo su dominio toda la península, a la que denominó Hispania.
La Romanización
Tras la ocupación militar, se inició un profundo proceso de romanización, es decir, la asimilación de la cultura, la lengua, las leyes y las formas de vida romanas por parte de los pueblos conquistados. Este proceso fue desigual en el tiempo y el espacio, siendo más intenso y rápido en las áreas íberas (sur y este) y más lento en el norte.
Varios factores contribuyeron a la romanización:
- La administración territorial: La división de Hispania en provincias y la implantación de la estructura administrativa romana.
- El ejército: Los campamentos militares se convirtieron en focos de romanización y, a menudo, en el origen de nuevas ciudades. El reclutamiento de hispanos en las legiones también fue un factor clave.
- La red de calzadas: Facilitó las comunicaciones, el comercio y el movimiento de tropas e ideas.
- La vida urbana: La fundación de colonias y municipios, y la adopción del modelo urbanístico romano (con foros, templos, teatros, anfiteatros, acueductos, termas) transformaron el paisaje y la vida cotidiana.
- La concesión de la ciudadanía romana: Otorgaba derechos y privilegios, incentivando la adopción de la cultura romana.
El legado cultural de Roma fue inmenso y perdura hasta nuestros días:
- El Latín: Se impuso como lengua común y de cultura, desplazando a las lenguas prerromanas (excepto el vasco). Del latín vulgar derivarían las lenguas romances peninsulares (castellano, catalán, gallego, portugués).
- El Derecho Romano: Constituye la base de gran parte del sistema jurídico occidental. Reguló la vida social, política y económica, introduciendo conceptos como el derecho a la ciudadanía.
- La Religión: Inicialmente, se difundió el panteón politeísta romano, a menudo fusionado con divinidades indígenas (sincretismo). Posteriormente, a partir del siglo I d.C., se introdujo el cristianismo, que acabaría convirtiéndose en la religión oficial del Imperio.
- Obras públicas y arte: Acueductos (Segovia, Mérida, Tarragona), puentes (Alcántara), teatros (Mérida, Sagunto), anfiteatros (Itálica), murallas (Lugo), templos, mosaicos y esculturas son testimonios monumentales de la presencia romana.