Evolución Humana: Bipedismo, Desarrollo Cerebral y Cooperación Social
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El Desafío Ecológico
La necesidad de sobrevivir en un nuevo medio como consecuencia de un cambio climático, el paso del medio boscoso a la sabana, fue lo que quizá inició el proceso evolutivo. Tal desafío ecológico pondría en marcha el mecanismo de selección natural que actuaría sobre la anatomía y la conducta de los individuos para dar respuestas adecuadas al entorno.
Modificaciones en los Rasgos Anatómicos
Los antropólogos observan en los restos de los homínidos un progresivo desarrollo en la configuración de los huesos para posibilitar la posición vertical, que permite caminar de manera confortable, liberar las manos y desarrollar la capacidad craneal.
El Bipedismo y la Liberación de las Manos
El bipedismo permite al homínido explorar y vigilar atentamente su entorno, andar erguido sin gran fatiga para buscar los alimentos y precaverse de ataques enemigos. Como consecuencia de la posición erecta y la marcha bípeda, se produjo otro rasgo anatómico de suma importancia en el proceso de hominización: la liberación de las manos. Estas, al no ser ya necesarias para los desplazamientos, se fueron haciendo más cortas y anchas, y quedaron mejor dispuestas para servirse de útiles.
Además, los dedos de la mano desarrollaron un movimiento más armónico y el dedo pulgar quedó opuesto a los demás, posición que permitió el efecto pinza, es decir, el poder agarrar los objetos.
Aumento de la Capacidad Craneal
La posición erecta, la liberación de las manos y una conducta cada vez más compleja, como resultado de una mayor cooperación entre individuos y del progreso experimentado en el manejo de los útiles empleados, iría desarrollando el sistema nervioso central del homínido. Así, la relación cabeza-cuerpo iría progresivamente aumentando en favor de la cabeza, montada ya sobre la columna, y, a su vez, el cerebro se fue haciendo cada vez mayor en volumen y en complejidad neurológica.
Así pues, el desarrollo de la mano, posibilitado a su vez por la posición vertical, posibilitaba la función técnica y el desarrollo del cerebro facilitaba la función teórica. Ambos aspectos guardan una especial relación en el proceso de la evolución.
Transformaciones Psicosociales
Uno de los rasgos más característicos del homínido y que perdurará en el Homo sapiens es su carácter social, su actividad de cooperación como forma de vida. Al pasar de un medio boscoso a un hábitat de campo abierto, los homínidos se vieron impulsados a agruparse más en busca de ayuda recíproca para conseguir el alimento mediante la fabricación y uso de útiles para la caza y la cocción.
Comienza así una actividad típicamente humana: compartir sus actividades con otros miembros del grupo y aplicar conocimientos a las condiciones del trabajo.