Evolución Histórica de España: Desde la Guerra Civil hasta la Actualidad

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La Guerra Civil Española y sus Consecuencias

La historiografía de la Guerra Civil es tan amplia que hoy en día es uno de los acontecimientos históricos más estudiados. Durante el franquismo estuvo asociado a la ideología del régimen para justificar la guerra como una medida para poner fin a la revolución comunista. En los 60 surgieron obras de autores hispanistas y europeos que relataron los hechos de forma externa. El fin de la censura en la transición permitió la afloración de nuevos estudios históricos y documentación oficial, que en los años 80 evolucionaron a análisis regionales y testimonios más precisos. En los 90, se trataron aspectos más políticos en las biografías de los principales líderes (Franco, Azaña). En el S.XXI se crearon obras divulgativas que utilizaban nuevas técnicas para retratar las consecuencias de la guerra en el mundo actual, permitiendo su ‘instrumentalización política’.

Desarrollo del Conflicto

La radicalización política llevó a la violencia en las calles entre los bandos de distinta ideología y a las conspiraciones contra el Estado de los militares africanistas. Tras el golpe de Sanjurjo y otros movimientos golpistas, el general Mola llevó a cabo el Golpe de Estado que culminaría con la Guerra Civil. La muerte de Calvo Sotelo y del General Castillo dieron comienzo al levantamiento militar ejecutado por Yagüe en Melilla y por Franco en Canarias en 17 de julio de 1936. Su objetivo fue coordinar sublevaciones rápidas en distintos puntos del país para derribar al débil gobierno republicano y nombrar un directorio militar que restableciera el orden en el país, pero no fue exitosa en Madrid, en la costa cantábrica y en la zona levantina, a pesar de la pasividad de Casares Quiroga por la aparente resistencia popular.

Inicialmente, el bando sublevado estaba situado en las islas Baleares y Canarias y en dos amplias zonas del norte y sur de la península en las que se desarrollaban actividades agrícolas y mineras. El bando nacional, fiel a la república, ocupaba Cataluña, País Vasco, la zona de levante, Andalucía oriental y la capital Madrid, donde se desarrollaban actividades más de carácter industrial. La disolución del ejército debido a su carácter insurreccionista hizo que se creasen ejércitos milicianos para defender la República. Mientras que los obreros, los campesinos y las clases medias apoyaron a la república, los sublevados contaron con el apoyo de los propietarios de tierras y de las clases altas, aunque hubo lealtad según la zona geográfica en la que se encontraba cada uno. En ambas zonas se llevó a cabo una represión radical para controlar a sus enemigos, aunque fue sistemática en la zona nacional y espontánea en la zona republicana.

Fases de la Guerra

El fracaso parcial de la revolución fue el causante de una Guerra Civil en la que el bando republicano desorganizado fracasó ante la eficiencia del bando nacional organizado. Hasta mitad del 37, los militares y civiles nacionales se unieron en una Guerra de columnas para unificar la zona norte y la sur, mientras que Franco y Mola intentaron dirigirse con sus tropas hacia Madrid, pero fueron detenidos por la resistencia madrileña. Tras intentar rodear Madrid infructuosamente, los militares decidieron aplicar una guerra de desgaste contra el Ejército Popular creado como refuerzo para el bando republicano. Los nacionales llevaron a cabo una campaña militar con la colaboración de fuerzas extranjeras fascistas para dominar la zona cantábrica, aislada del resto de territorio republicano, y bombardearon Guernica para controlar el País Vasco. La muerte de Mola en un accidente hizo que Franco se hiciese con el mando de los sublevados, que terminó de conquistar la zona norte para centrar sus fuerzas en el sur.

A pesar de algunas victorias militares de los republicanos como la de Teruel, la contraofensiva del Ebro de los nacionales terminó por conquistar la zona de Aragón y frenar el avance republicano. La conquista de una Cataluña aislada del resto de las zonas republicanas supuso prácticamente el fin de la guerra en 1939. El presidente del gobierno Negrín trató de aguantar el conflicto para que estallara la 2ªGuerra Mundial y pudiesen ser ayudados por las fuerzas antifascistas, pero el coronel Casado dio un Golpe de Estado para intentar negociar la paz con Franco, que se negó y exigió una rendición incondicional. A finales de Marzo del 39, las tropas nacionales entraron en Madrid y el 1 de abril se publicó el último parte de guerra.

Consecuencias de la Guerra

El conflicto provocó la muerte de aproximadamente medio millón de personas y otro medio millón de exiliados, además de la destrucción generalizada de infraestructura agrícola e industrial, generando un retroceso económico, científico y cultural. La pobreza causada por la falta de productos y servicios básicos obligó a establecer el racionamiento para el reparto de provisiones. Franco impuso una dictadura militar que duró casi 40 años en la que aplicó una dura represión para mantener el orden y centró parte de la actividad económica en el financiamiento de la guerra. Finalmente, el conflicto generó una división social que derivó en un enfrentamiento entre vencedores y vencidos durante generaciones.

El Franquismo: Evolución Política y Social

La Zona Republicana durante la Guerra

La sublevación provocó una ausencia inicial de poder civil organizado, aunque en cada zona el desarrollo político y económico fue muy distinto. En la zona republicana, Casares Quiroga se opuso a armar a la sociedad obrera por miedo a la revolución social y dimitió, por lo que José Giral fue nombrado en su lugar. Las Juntas y Comités Revolucionarios que rechazaron al Estado se unió a la revolución social que puso la colectivización de la propiedad por encima de la gestión de la guerra, dando lugar a episodios de violencia contra la Iglesia, los propietarios y las fuerzas de derechas. El Gobierno de Coalición de Largo Caballero fue una unión entre socialistas, republicanos y comunistas que intentaron recomponer el Estado mediante la supresión de las Juntas y Comités y la creación de un Ejército Popular Miliciano. Dentro del gobierno hubo una división entre los anarquistas, que buscaban ganar la guerra e impulsar la revolución social al mismo tiempo, y el resto de grupos de la coalición, que intentaron priorizar primero el conflicto bélico. Esto generó un enfrentamiento en Barcelona (1937), que acabó con la influencia de los anarquistas y la sustitución de Largo Caballero por Negrín. Este priorizó la organización militar y el fortalecimiento de la estructura económica para poder abastecer las necesidades de la guerra y asegurar el poder centralizado. Negrín intentó resistir los ataques nacionales en la guerra para que comenzase la 2ª Guerra Mundial y pudiesen recibir apoyo antifascista, pero la Conferencia de Munich lo impidió. Se intentó negociar una rendición sin represalias, pero Franco lo rechazó. Tras la caída de Barcelona el presidente Azaña dimitió y Casado ejecutó un golpe de Estado para negociar la Paz con Franco.

La Zona Sublevada y el Ascenso de Franco

En la zona sublevada, el poder militar centralizado se encargó de organizar el Estado sin un proyecto político definido. La Junta Nacional de Defensa se creó como órgano provisional para coordinar las acciones dentro del territorio, pero tras la muerte de Mola y el nombramiento de Franco como Jefe del Gobierno y del Ejército, pasó a ser un gabinete de gobierno llamado Junta Técnica del Estado. Con el Decreto de Unificación (1937) se estableció un partido único para asegurar el control, la FET de las JONS, que además contó con la legitimación de la Iglesia, dando lugar al nacionalcatolicismo. El primer gobierno de Franco, de influencia fascistoide, intentó institucionalizar el régimen mediante la imposición de un estado autoritario y centralizado. Este aplicó una contrarrevolución social en la que suprimió la legislación republicana anterior, se anularon los estatutos de autonomía y se prohibieron las huelgas en un intento de recortar libertades para mantener el orden. Por último se aplicó la Ley de Responsabilidades para reprimir sistemáticamente a dirigentes obreros y favorables a la izquierda.

Apoyo Internacional a Ambos Bandos

A nivel internacional se estableció un Comité de No Intervención para evitar la internacionalización del conflicto, pero ambos bandos fueron abastecidos por las potencias Europeas, que utilizaron la Guerra Civil como una preparación de la 2ª Guerra Mundial. La república compró armamento de la URSS con el oro del Banco de España y obtuvo la ayuda de las Brigadas Internacionales, 60.000 voluntarios que buscaban acabar con el fascismo, para defender Madrid hasta 1938. El Gobierno mejicano prestó algo de ayuda diplomática, pero no fue muy efectiva. Los sublevados recibieron la ayuda de Alemania, que facilitó la llegada del ejército africano a la península y proporcionó a su unidad de aviación, la Legión Cóndor, y de Italia, que proporcionó material militar y reforzó el ejército nacional con más divisiones, técnicos y asesores militares. Estados Unidos y Portugal también mandaron productos básicos para el abastecimiento de la zona sublevada.

Características del Régimen Franquista

El régimen dictatorial establecido por Franco tras la Guerra Civil fue evolucionando en función del contexto internacional para asegurarse el poder político. Su pertenencia al cuerpo militar desde muy joven le hizo rechazar a la democracia, al liberalismo y al comunismo, ya que contaba con poca formación intelectual. Influenciado por la Iglesia, Franco creía que estaba respaldado por Dios y se convirtió en el “Caudillo" tras la guerra porque pensaba que había sido llamado por la Providencia. Todo ello hizo que no contase con un proyecto político definido y que fuese adaptando la dictadura a las circunstancias históricas.

Estructura del Poder y Apoyos del Régimen

En su dictadura personalista, Franco ostentaba el título de Caudillo o Generalísimo como Jefe del Estado, del Gobierno y de las Fuerzas Armadas. Este también era líder del partido único, FET de las JONS, con orientación nacional-sindicalista que tras la 2ª Guerra Mundial pasó a llamarse Movimiento Nacional. Hubo enfrentamientos entre coaliciones de gobierno, familias, por la falta de ideas políticas, aunque no tuvieron mucho poder debido al control de Franco. Los monárquicos apoyaban al régimen pero se alejaron de él tras no conseguir restaurar la monarquía constitucional, mientras que los Franquistas Puros siempre mostraron su apoyo incondicional a la sólida dictadura. Los tecnócratas del Opus Dei buscaron un desarrollo económico que modernizara el Estado para generar bienestar.

Ideología y Pilares del Franquismo

La ideología franquista, que se apoyaba fundamentalmente en el nacionalismo español, defendió el nacionalcatolicismo, la unión Iglesia-Estado que legitimó el régimen y permitió a la Iglesia imponer sus ideas. El nacionalsindicalismo se alzó contra el comunismo y el capitalismo para imponer una ideología económica fascista corporativa, aunque el sistema acabó siendo capitalista en la práctica. Desde 1942, Franco adoptó una democracia orgánica en la que existían órganos políticos en los que el pueblo no estaba representado, y mantuvo el modelo ideológico con la Ley de Responsabilidades, que aplicó represión y censura sobre los medios de comunicación.

Apoyos Políticos y Sociales

  • Falange: Otorgó principios, símbolos y cargos administrativos hasta la derrota del fascismo en 1942.
  • Ejército: Implementó la simbología militar y el orden castrense en la vida cotidiana.
  • Iglesia: Legitimó el régimen y recuperó el control de la educación y la moral pública.
  • Oligarquía Agraria, Industrial y Financiera: Recuperó su hegemonía socioeconómica.

El crecimiento económico favoreció el enriquecimiento de militares y falangistas y permitió el desarrollo de las clases medias y los obreros, que aceptaron las condiciones políticas a cambio de una vida económicamente estable. A pesar de la exaltación pública del Caudillo en tiempos prósperos, la gran mayoría aceptó el régimen por pasividad, ignorancia o miedo a otra guerra. En definitiva, el Franquismo no fue solo un régimen, sino un estilo de vida completo.

La Emancipación de la América Española

Este proceso evolutivo de gran complejidad fue tanto un conflicto internacional entre americanos y españoles como un conflicto civil entre los indígenas partidarios y opuestos a la gestión española. El reformismo borbónico hizo que España aumentase el control sobre América y que su desarrollo estuviera limitado. El grupo criollo, aprovechando que la Guerra de Independencia había reducido la vigilancia de España, comenzó el proceso de emancipación tratando de imitar la estructura de República de la independencia estadounidense frente a la Monarquía asentada en Europa. Estos también fueron influenciados por la Ilustración y su defensa de la libertad e igualdad.

Desarrollo del Proceso de Independencia

El proceso comenzó con la creación de Juntas, favorables a Fernando VII, que buscaban la autonomía e independencia de España, aunque acabaron siendo controladas por el ejército español. El movimiento independentista fue liderado por los militares Simón Bolívar y José San Martín, que consiguieron avanzar por la falta de respuesta militar de España, que sufría una insurrección liberal por el pronunciamiento de Riego (1820). Ante la pasividad durante el Trienio Liberal español y la ayuda inglesa y norteamericana, los virreinatos consiguieron independizarse. Esto hizo que los virreinatos se fragmentaran en partes más pequeñas y controlables, dando lugar a países como Argentina, Chile o México. El último ejército español fue derrotado en Perú (1824), haciendo que su imperio colonial se viese reducido a Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

Consecuencias de la Emancipación

Las consecuencias de la emancipación en España fueron principalmente negativas. La pérdida de su principal fuente de ingresos produjo graves problemas hacendísticos durante la segunda mitad del siglo. La pérdida de comercio también supuso un gran problema para el desarrollo de las industrias españolas. En América, la fragmentación de los territorios y la pérdida del poder centralizado hizo que surgiese la figura del caudillo, cuyo poder estaba basado en el intercambio entre protección y fidelidad personal. Esto favoreció el control político de las élites americanas, influenciadas por el liberalismo doctrinario de origen estadounidense. Los conflictos armados provocaron muchas muertes y dañaron industrias (haciendas, plantaciones), provocando un estancamiento en la estructura productiva. Sin embargo, la ruptura de la circulación comercial hizo que se desarrollase sobre todo la agricultura de plantación (café, té). Las deudas provocadas por la reducción de exportaciones y el aumento de importaciones hizo que entablasen relaciones de dependencia con EEUU y Gran Bretaña. Socialmente se impuso una élite rural dominante frente a una población mayoritariamente empobrecida de indios y negros. La esclavitud fue abolida, excepto en zonas de plantación. En esta sociedad estamentalizada se impuso la ideología de supresión de privilegios contra el individualismo, lo que hizo que el Vaticano no reconociese estos Estados. En este proceso tan solo se produjeron cambios beneficiosos a nivel político, que acabaron lastrando el desarrollo social y económico de los Estados.

El Sexenio Democrático (1868-1874)

Este fue el primer intento de establecer un sistema democrático que incluyese la participación del pueblo en la política. La revolución de “La Gloriosa” (1868) fue un pronunciamiento de militares como Topete y Prim, líderes progresistas y unionistas, al que se le unió un movimiento revolucionario de Juntas urbanas demócratas que exigían reformas políticas y sociales. Esto terminó con el exilio de Isabel II a Francia y la imposición de un gobierno provisional presidido por Serrano. Este disolvió las Juntas Revolucionarias y la Milicia para recuperar el orden del país.

La Constitución de 1869 y la Monarquía de Amadeo I

La Convocatoria de Cortes Constituyentes con sufragio universal masculino dio la victoria a los progresistas y unionistas, con presencia menor de republicanos, demócratas y carlistas. La Constitución de 1869 superó el liberalismo para tratar de imponer un régimen democrático. El modelo político pasó a ser una monarquía parlamentaria, donde el poder del rey estaba limitado por el parlamento, y se reconoció la soberanía nacional, de la que emanaban los poderes. Se concedió la división de poderes, donde las Cortes Bicamerales tenían amplios poderes legislativos y se encargaban de controlar al rey. Por último, se garantizaron una gran cantidad de derechos y libertades inalienables e imprescriptibles como la libertad de culto, de imprenta, el sufragio universal a varones de más de 25 años y el derecho de reunión y asociación. Esta constitución era muy rígida por la presencia de 2 Cámaras y elecciones para consolidar la democracia, y excluía a grupos como los moderados, socialistas o republicanos. El nuevo rey, Amadeo de Saboya, fue elegido por descarte y contó con pocos apoyos sociales por ser extranjero. Además, su mayor apoyo, el general Prim, fue asesinado. Este periodo estuvo marcado por una división política interna que llevó a 3 elecciones y 6 gobiernos en 2 años. La 3ª Guerra Carlista y la Guerra de Cuba acabaron con los recursos económicos y humanos. A nivel social comenzó a desarrollarse el movimiento obrero revolucionario, que se unió a la oposición de los republicanos y de los alfonsinos, nobles liderados por Cánovas y partidarios de Alfonso XII. Finalmente, el conflicto con el General Hidalgo de las Vascongadas forzó a Amadeo I a abdicar.

La Primera República (1873-1874)

La 1ª República fue una solución de urgencia, ya que se vió que el modelo de la monarquía no funcionaba. Hubo división interna de los propios republicanos, que derivó en proyectos con estrategias poco definidas, en ocasiones con ideas opuestas. A nivel político se excluyó a grupos como los monárquicos, alfonsinos y carlistas. A la oposición social de terratenientes y otros estamentos privilegiados se unieron las revueltas campesinas de carácter anarquista y el movimiento obrero de zonas urbanas. Además sufrieron un aislamiento internacional, ya que las potencias Europeas veían en la República un sistema revolucionario peligroso.

El Proyecto de Constitución Federal de 1873 y el Movimiento Cantonalista

Los republicanos unitarios trataron de dar un golpe de estado para imponer su ideología centralista, pero fracasaron. Se convocaron elecciones de Cortes Constituyentes, que dieron mayoría a los republicanos federales gobernados por Pi y Margall. Este propuso el proyecto de Constitución federal (1873), donde la principal novedad era la nueva organización territorial descentralizada, pero no se promulgó. La huelga revolucionaria para imponer una República Social fracasó, pero el movimiento cantonalista fue un gran problema para los republicanos. Este pretendía convertir provincias y comarcas en estados independientes (Cantones) que se uniesen para crear un Estado Federal desde abajo. Pi y Margall dimitió porque no quería usar la fuerza para reprimirlos, así que la gestión de la República la asumieron generales monárquicos. Salmerón estableció el orden con el ejército en los Cantones, pero acabó dimitiendo. Emilio Castelar dirigió la República hacia derechas al establecer el gobierno por decreto y suprimir las garantías constitucionales. Este suprimió las Cortes para tener plenos poderes y acabó con el cantón de Cartagena. Las Cortes se reabrieron, pero por miedo a que se volviesen de izquierdas el General Pavía dió un golpe de estado y las cerró. El general Serrano, elegido por los militares, impuso un régimen casi dictatorial para recuperar el orden en el país. La falta de apoyos sociales y la inestabilidad política mostraron la debilidad de la República, que terminó con el pronunciamiento del General Martínez Campos (1874). Este proclamó a Alfonso XII rey de España (hijo de Isabel II) e inició el proceso llamado la Restauración Borbónica.

Transformaciones Económicas del Siglo XIX en España

Las transformaciones económicas del S.XIX tuvieron como objetivo el sustituir la economía feudal por el capitalismo liberal en España. En el ámbito de la agricultura se llevó a cabo un proceso de desamortización que consistía en la incautación del Estado de tierras amortizadas, eclesiásticas y de ayuntamientos, para venderlas y convertirlas en un bien libre. Las desamortizaciones mejorarían la calidad de la explotación de las tierras y permitirían financiar guerras y pagar deudas, dando una solución inmediata a los problemas del país y eliminando las desigualdades sociales con la redistribución del terreno entre campesinos.

Las Desamortizaciones de Mendizábal y Madoz

El proceso desamortizador, relacionado siempre con los periodos progresistas, comenzó estando vinculado al pago de deudas durante el reinado de Carlos IV y el Trienio Liberal. Para recaudar dinero, el Estado recurrió al intercambio por vales reales para adquirir las tierras del clero regular. Las desamortizaciones de Mendizábal (1836-37) buscaban financiar la 1ª guerra carlista y ganar adeptos al progresismo. Estas se llevaron a cabo sobre tierras del clero regular y secular, y se autorizó la compra de vales por su valor nominal y en subasta. Sin embargo, no se llegó a financiar la deuda del país y la propiedad pasó a la burguesía sin que se repartiese de forma equitativa, generando conflictos con la Iglesia y el campesinado. Las desamortizaciones de Madoz (1856-58) se encargaron de incautar las tierras propias y comunes de los Ayuntamientos, que beneficiaron a nobles y burgueses pero acabaron perjudicando las actividades económicas de los propios concejos y los campesinos.

Consecuencias de la Desamortización y la Revolución Industrial

Una de las consecuencias principales del proceso fue el estancamiento económico, que hizo que no se pudiese financiar la deuda y no se modernizara el proceso de explotación agrícola. Al no ser el campesinado propietario de las tierras se creó una sociedad polarizada muy conflictiva, en la que muy pocos (nobles y burgueses) concentraban mucho poder. Esta polarización causó un movimiento antiliberal rural que fracasó ante el apoyo de la burguesía urbana al liberalismo. Por último, se perdió patrimonio cultural rural mueble e inmueble. La revolución industrial en España surgió después que en Europa y fue un fracaso, ya que había habido muy poco desarrollo agrícola y faltaba capital para invertir en ella. Además, hubo mucha inestabilidad política y una falta de materias primas y de rentas adecuadas para los trabajadores que ralentizaron mucho el proceso.

Industria, Minería y Ferrocarriles

Hubo cierto esplendor industrial en Cataluña con la industria textil, pero la destrucción de las fábricas hizo que la zona sufriera un retroceso. También hubo industria siderúrgica en el País Vasco, que intercambiaba carbón y hierro con Inglaterra para mantener las fábricas nacionales, y otras industrias de consumo menores de tipo artesanal. La ley de Minas (1868) pretendía desamortizar el subsuelo y venderlo al extranjero para paliar las deudas, permitiéndoles extraer metales como el cobre o el mercurio a cambio de préstamos no favorables para el Estado español. La ley General de Ferrocarriles (1855) pretendía crear una red ferroviaria para establecer un mercado nacional, pero la dependencia de otros países para crearla y la inefectividad de la red hicieron que no resultase un proyecto rentable. La red era radial y tenía un ancho de vía distinto al del resto de Europa, haciendo la comunicación nacional e internacional muy difícil, aunque en 1896 comenzó a establecerse una red más efectiva.

Proteccionismo y Sistema Financiero

Para proteger la débil estructura productiva y comercial de España se estableció un sistema proteccionista, que dificulta la entrada de productos extranjeros mediante aranceles, promoviendo así el producto nacional. En algunos periodos progresistas se estableció el librecambismo, que permitía la libre entrada de mercancía externa. El sistema financiero, impulsado por el del Banco de España (1874) y otros bancos del extranjero, se vió favorecido por la creación de un sistema bancario para aumentar el capital nacional mediante el préstamo para especulación o para el Estado. La quiebra del ferrocarril llevó al colapso de las sociedades de crédito, que no se recuperarían financieramente hasta el desarrollo bancario de la Restauración de finales de siglo. En definitiva, este crecimiento económico fue un proceso muy lento y desigual.

Al-Ándalus: Historia, Sociedad y Cultura

2.1 Evolución Política de Al-Ándalus

La conquista musulmana comenzó por la crisis sucesoria en el reino visigodo, el ímpetu expansivo del islam y la expansión árabe en otras regiones del mundo. Derrotaron a Rodrigo en la batalla de Guadalete en el año 711. La rápida conquista musulmana fue gracias a que pactaron con los aristócratas visigodos, a las calzadas romanas y a la tolerancia hacia los cristianos y judíos, que pagaban para seguir con sus creencias religiosas. La dinastía Omeya estableció el Emirato Dependiente de Damasco en Córdoba, con dependencia política y religiosa del califa de Damasco. Se creó la provincia de Al-Ándalus y hubo enfrentamientos entre árabes y bereberes por el reparto de tierras. El avance musulmán se detuvo en el norte de la península. La dinastía fue destronada y el príncipe Omeya Abd al-Rahman I, huyó a Al-Ándalus y proclamó el Emirato Independiente de Bagdad con capital en Córdoba. Tenía independencia política, pero respetando la autoridad religiosa del califa de Bagdad. Se inició el Califato de Córdoba. Abd al-Rahman III se proclamó califa en el año 929 d.C. Controló a los cristianos imponiendo parias y creó un estado fuerte con recursos fiscales. Tras su muerte hay un periodo de conflictividad, habiendo 7 califas en 20 años. Finalmente, un consejo de notables decide acabar con el califato en el año 1031.

Reinos de Taifas y Dinastías Norteafricanas

Tras esto, Al Ándalus se fragmentó en muchos reinos de taifa de orígenes eslavos, bereberes y árabes, la fracción excesiva se corrige porque los grandes bandos conquistan a los pequeños. Las taifas competían entre sí militarmente y en la economía y cultura donde hubo un esplendor. La conquista de Toledo por Alfonso VI en 1085 marcó una amenaza para los reinos musulmanes, que fundaron Madrid y solicitaron ayuda a los almorávides del norte de África, venciendo en Sagrajas. Las taifas vuelven a las parias con los cristianos y los almorávides las conquistan por traicionar al islam. Los almorávides conquistaron hasta Zaragoza y contactaron con los abasíes uniendo Al Ándalus. Su caída fue por la corrupción de los gobernadores y por falta de apoyo. Tras su declive hubo una revuelta que acabó con las segundas Taifas. Los almohades reaccionan frente a la interpretación literal de los textos sagrados y conquistan las taifas. Ganaron a los cristianos pero no rectificaron las fronteras. Finalmente caen por rebeliones en el Norte de África y por la victoria cristiana en Navas de Tolosa en 1212, esto da lugar a las terceras taifas.

El Reino Nazarí de Granada

El avance cristiano ocupó la península, excepto el Reino Nazarí de Granada. Sobrevivieron gracias a la ayuda desde el norte de África y a su habilidad diplomática. Se consolidaron como reino vasallo de Castilla, y tras un periodo de esplendor, en el siglo XV se debilitaron por la presión castellana y las luchas por el poder que facilitaron la caída de Granada en 1492 por los Reyes Católicos y marcó el fin del dominio musulmán en la península ibérica. Este evento culminó la Reconquista.

2.2 Economía, Sociedad y Cultura de Al-Ándalus. El Legado Judío

Al-Ándalus, una sociedad urbana con una red de ciudades como pilares económicos, destacando en comercio y artesanía, aunque la mayoría se dedicaba a la agricultura. Las técnicas hidráulicas mejoraron los regadíos y se introdujeron nuevos cultivos. En ganadería, la influencia bereber consolidó la trashumancia. Se explotaron recursos mineros y se desarrolló la artesanía, especialmente textil. El comercio se intensificó con la recuperación de la moneda y la integración en el circuito islámico.

Estructura Social

La sociedad andalusí se dividió en musulmanes y no musulmanes, con la mayoría siendo muladíes. Las minorías religiosas, como los judíos, tenían libertad religiosa pero pagaban un tributo especial. Los esclavos constituían el escalón más bajo.

Cultura y Legado

La cultura andalusí experimentó un gran desarrollo intelectual, destacando en filosofía, matemáticas, medicina y literatura. El arte islámico se manifestó principalmente en la arquitectura. La gastronomía dejó un legado con especias, aceite y frutos secos. La política restrictiva hacia los judíos durante la dominación visigoda se flexibilizó con la llegada de los musulmanes, permitiendo su participación en la sociedad y cultura. Durante los reinos de taifas, la cultura judía alcanzó su esplendor, pero con la llegada de los almohades se produjo un declive y muchos emigraron. Tras la reconquista, las comunidades judías resurgieron con el apoyo de los reyes cristianos, desempeñando un papel importante en la economía y la cultura. La filosofía y la astrología tuvieron un gran desarrollo, transmitiendo conocimientos a Europa. La llegada de los judíos a la Península se dio en la época romana, destacando su influencia durante el periodo musulmán.

Los Reinos Cristianos: Reconquista y Organización Política

2.3 Evolución de la Conquista de la Península y Organización Política

Tras la invasión musulmana, los focos de resistencia cristiana en la franja cantábrica y Pirineos evolucionaron en reinos que lideraron la Reconquista, culminando en el siglo XV y restableciendo la unidad territorial peninsular. Los astures proclamaron a Pelayo como rey en el 718, dando origen al reino de Astur, que posteriormente se convirtió en el reino de León bajo el reinado de Alfonso II y Alfonso III. En el siglo X, el conde Fernán González unió territorios dispersos para formar el condado de Castilla. En la zona pirenaica, surgieron el reino de Pamplona en el siglo IX y el condado de Aragón en los Pirineos centrales a principios del siglo IX, que posteriormente se convirtió en reino bajo el reinado de Ramiro I. La Marca Hispánica del siglo VIII dio origen al Condado de Barcelona, que posteriormente se convirtió en el Reino catalano-aragonés con el matrimonio de Ramón Berenguer IV y Doña Petronila en el siglo XII. Estos territorios cristianos estuvieron divididos en tres entidades políticas principales desde el siglo XII: el reino de Navarra, la Corona de Aragón y la Corona de Castilla. El modelo político predominante fue la monarquía feudal, en la cual el rey era limitado por la autonomía de los señoríos y los privilegios de la nobleza e Iglesia. Durante la Reconquista, los reinos cristianos recuperaron progresivamente territorios a los musulmanes en diversas fases hasta la conquista de Granada en 1492, finalizando así este proceso histórico.

2.4 Modelos de Repoblación y Organización Estamental

En los siglos XI y XII, la península ibérica se dividió en varias entidades políticas, incluyendo los reinos de Navarra, León y los Condados Catalanes, que luego se unieron para formar la Corona de Aragón y la Corona de Castilla. Estos reinos llevaron a cabo la Reconquista contra los musulmanes, acompañada de la repoblación de las tierras conquistadas. La repoblación varió según la presencia de población y tuvo un impacto en la estructura de la propiedad y el desarrollo social.

Fases de la Repoblación

La repoblación comenzó en el siglo VIII y X, con campesinos convirtiéndose en propietarios de tierras despobladas. En el siglo XI y la primera mitad del XII, se repoblaron los concejos de las ciudades con la concesión de fueros que garantizaban libertades y obligaciones. En la segunda mitad del XII y XIII, la repoblación se extendió a otras regiones, controlada por la oligarquía local y las Órdenes Militares. El proceso de repoblación en el sur condujo al predominio del latifundio, mientras que en el norte prevaleció la mediana y pequeña propiedad.

Organización Social Estamental

Se consolidó un régimen feudal con la nobleza e Iglesia como propietarios de tierras y los campesinos trabajando en ellas. La sociedad estaba organizada en tres estamentos: nobleza, clero y Tercer Estado, con marcadas desigualdades entre ellos. Los estamentos privilegiados, como la nobleza y el clero, tenían su propio estatuto jurídico y económico, mientras que los no privilegiados, como los campesinos, artesanos y burgueses, llevaban la carga del trabajo y los impuestos. Las minorías religiosas, como los mudéjares y los judíos, tenían roles específicos en la sociedad, contribuyendo a su diversidad y complejidad.

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