La Evolución de Galicia en la Corona de Castilla durante la Baja Edad Media (1230-1406)

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El Reino de Galicia en la Corona de Castilla en la Baja Edad Media (1230-1406)

1. El inicio de la marginación: 1230-1295 --> En primer lugar, cabe recordar el peso territorial, político y simbólico de Galicia en el Reino de León (1157-1230). Santiago es la única sede arzobispal de este reino. También hay una presencia constante de los reyes en Galicia, con el especial caso de Alfonso IX/VIII.

Con Alfonso IX se había instituido la merindad mayor de Galicia, un oficio desempeñado por el maiordomo regis o el maiorino regis. Esta es una nueva prueba del carácter distintivo de Galicia en el conjunto del reino; la otra merindad era la de León, que incluía Asturias. También hay que recordar que buena parte de los diplomas de Alfonso IX lo presentan como rey de León y Galicia.

En septiembre de 1230 muere Alfonso IX. Su hijo (del segundo matrimonio), Fernando III, rey de Castilla desde 1217, se convierte también en rey de León, produciéndose la unión dinástica entre León y Castilla. Sus medio hermanas (del primer matrimonio), Sancha y Dulce, que aspiraban al trono leonés (por el testamento de Alfonso IX), son finalmente convencidas para que dejen el trono a Fernando en la Concordia de Benavente en diciembre de 1230, mediante un pacto entre Tareixa de Portugal y Berenguela de Castilla, las viudas de Alfonso IX. El rey hace un prolongado viaje a Galicia para hacer efectivo el acuerdo en 1232, pero hasta el fin de su reinado (1254) no vuelve a pisar Galicia.

Desta forma, Fernando III (1230-1252) se convierte en rey de Castilla, Toledo, León y Galicia. A costa de las conquistas andaluzas, incorporará nuevos títulos.

Galicia pasa a tener un menor peso territorial, ya que queda integrada en una entidad mucho mayor: la Corona de Castilla. Además, continúa expandiéndose: conquista del valle del Guadalquivir y el reino de Murcia ya en vida de Fernando III. Por lo tanto, el peso territorial de Galicia en este conjunto territorial es mucho menor que el que tenía en 1230.

Desde 1230, Santiago ya no tiene el monopolio arzobispal del reino, ya que también aparecen Toledo y, desde 1248, Sevilla. Fernando III y Alfonso X van a ser enterrados en Sevilla. También se observa un retroceso del papel de la sede de Compostela en la cancillería real. Por otra parte, el Camino Francés deja de ser el eje viario-comercial principal, sustituido por el eje Norte-Sur de Burgos-Toledo-Sevilla.

El historiador Pérez Rodríguez advierte que, siendo ciertos estos cambios, no son exclusivos de Galicia, sino que también se pueden aplicar al conjunto del antiguo reino de León. Este recomienda una visión menos dramática, ya que Galicia sigue siendo un territorio vital para los reyes. No hay un abandono regio al noroeste.

Las merindades mayores de la Corona de Castilla desde 1230 son Galicia, León y Castilla. Por otra parte, como contrapeso, a la ausencia física del rey comienza la práctica de entregar territorios del antiguo reino de León al hijo mayor del monarca Alfonso X.

Este, como infante, tuvo la tenencia de Ribadavia y posiblemente también alguna otra en Galicia, como podría ser Lemos.

Con respecto al reinado de Alfonso X (1252-1284), debemos descartar la tradición de infancia gallega, aunque la esposa de su ayo era gallega. A pesar de las funciones que tuvo como infante en Galicia, este no volvió a visitar este reino. Se mantuvo la merindad mayor de Galicia, pero se crean las de Murcia y Andalucía.

En su reinado surgen los Adelantados Mayores, delegados del poder real que superan en poder a los meiriños, con un rango casi de virreyes. Galicia, como reino, tiene a su Adelantado Mayor, cargo ocupado por miembros de la nobleza y en el XIV por familiares del rey.

Sus vínculos con Galicia son, por otra parte, obvios. Por un lado, por su maestría en el uso del gallego, como las Cantigas de Santa María y las de escarnio. La elección de Allariz como lugar de fundación del gran monasterio de Santa Clara por doña Violante será importante por el papel desarrollado por la reina en el refuerzo de la presencia real en Galicia.

Su hijo primogénito pero bastardo, Alfonso Fernández, entre 1265 y 1274 aparece como tenente de Trastámara y Montenegro y, en algunos documentos, referido como príncipe de Galicia. Otra muestra de los contactos de Alfonso X con Galicia.

Otro aspecto de la política del Rey Sabio en Galicia fue la fundación de una serie de burgos en zonas olvidadas por sus predecesores. Debemos tener en cuenta que la fundación de villas reales es una estrategia de los monarcas para limitar el poder señorial. La fundación más importante fue Monterrei hacia 1262. Sobre el castro de Baronceli, en tierras del dominio de Celanova, y en un enclave próximo en el cual previamente Alfonso IX fundara Verín. Otras fundaciones fueron Ortigueira, Pontedeume u Outeiro del Rey.

Si hay algo que podemos destacar de Alfonso X en el caso gallego fue su lucha contra los señoríos episcopales. Fue defensor y promotor de la soberanía real, por lo que apoyó a los concejos de las ciudades episcopales en las disputas contra sus señores. Especial importancia tiene su política sobre Santiago, ya que en 1266, a la muerte de Xoán Arias, asume el señorío del arzobispado. En el año 1277 envía un ejército que toma la ciudad, apropiándose de los bienes del arzobispo y derogando su señorío. La ciudad quedó bajo el dominio real hasta 1311-1320. Parecida situación, aunque de efectos más breves, en Ourense y Lugo.

Sancho IV (1284-1295). Este mantiene las políticas paternas frente a los señoríos episcopales. Concede a Santiago muchas concesiones. Sin embargo, no restituye el señorío. En Ourense, se resiste a aceptar el nombramiento del obispo auriense Pedro de Nóvoa, en línea con el concejo de la ciudad. En el conflicto, asesinato del juez designado por el Rey para resolver la disputa.

El rey, tras cincuenta años de ausencia de monarcas, visita Galicia. En 1286, con motivo de una peregrinación a Santiago, pero visitando las localidades principales del reino. En 1291 hace una segunda visita episódica a Ourense para intentar mediar en el conflicto concejo-obispo.

En la corte de Sancho IV, el uso del gallego sigue teniendo gran prestigio, ya que parte importante del cancioneiro se compone en su reinado. Estaba rodeado, además, por un importante grupo de colaboradores gallegos.

Nestos años sucedió la posibilidad de recrear el reino de Galicia-León. En el contexto de la crisis sucesoria de finales del reinado de Alfonso X y a lo largo del reinado de Sancho IV, aparece la posibilidad de entregar el reino de Murcia a los infantes de la Cerda, y el reino de Galicia-León al infante Xoán, hermano de Sancho IV y hijo del Rey Sabio. Este llega a ser coronado en 1296, pero renuncia en 1300.

La imagen tradicional de Galicia como tierra señorial y eclesiástica, más supuesto desinterés de la Corona. Sin embargo, en 1290, frente a los 185 coutos monásticos hay 175 centros de recaudación tributaria (reales). Hay una fragmentación de la gran tierra de Trastámara, ahora en manos de 22 vasallos del rey y once infanzones.

2. Galicia en la primera mitad del siglo XIV: 1295-1350 --> Los reinados de Fernando IV (1295-1312) y de Alfonso XI (1312-1350), iniciados ambos en minoría de edad. Sendas regencias de María de Molina (viuda de Sancho IV), no pueden evitar el despegue de facciones nobiliarias y el deterioro del poder real. En segunda minoría, tener en cuenta, además, el protagonismo del infante Felipe, Adelantado Mayor de Galicia. Fue regente tras la muerte de María de Molina.

Esa etapa en Galicia tiene un hecho político principal, la tensión entre los obispos, que van recuperando sus privilegios públicos con Fernando IV, y los concejos, deseosos de seguir vinculados con reguengo. Es una fase de rectificación de las políticas de Alfonso X y Sancho IV. La situación más tensa se da en Santiago.

Se produce en este contexto una de las historias más curiosas de la historia de Santiago. En 1316 muere Rodrigo de Padrón, arzobispo de Santiago y quien consiguió recuperar el señorío arzobispal sobre la ciudad. El señorío sobre la Tierra de Santiago no se discute, eran cosas diferentes. Tras su muerte, el cabildo se encuentra dividido, no se logra proponer un candidato.

Será el papa avignonés Xoán XXII quien resuelva el problema nombrando arzobispo al dominico francés Berenguel de Landoira. Paralelamente, el concejo consigue la restitución de Compostela al reguengo por parte de uno de los regentes ante la actitud pasiva y cambiante de Don Felipe, Adelantado Mayor.

En noviembre de 1317, Don Berenguel llega a Santiago, pero se encuentra con la ciudad cerrada, por lo que no puede entrar. La situación se mantuvo tres años. Mientras, Don Berenguel reside en distintas propiedades de la Mitra, pero siempre fuera de la ciudad, como Padrón, la Rocha Branca, Pontevedra, Noia o la Rocha Forte.

En el año 1230, María de Molina consigue reunir a todas las partes enfrentadas y acuerdan la devolución de la ciudad al arzobispo. Cuando todo parecía resuelto, el Concejo compostelano, liderado por Suárez de Deza, se resiste, por lo que Berenguel decide resolver el asunto por su fuerza, asesinando líderes concejiles y al propio Suárez de Deza. De esta forma, el arzobispo entra en Santiago.

Entre los años 1325-1350 tendrá lugar el reinado personal de Alfonso XI con solo 14 años. Su inicial tarea será la de recomposición de la autoridad real, en contraste con el reinado de su padre y su minoría. En el año 1332 viaja a Galicia con destino a Santiago, siendo su objetivo ser armado caballero en la Catedral. Era un paso previo a la coronación, parte de una campaña propagandística de restauración de la imagen real.

Por lo tanto, vemos que estamos ante un rey con una clara vocación jacobea, lo que contrasta con Alfonso X. El papel ya consolidado de Santiago como santo guerrero y capitán general del Reino. De hecho, Alfonso XI vuelve a peregrinar a Santiago en el año 1345 para agradecer la victoria en la batalla de El Salado.


3. Medio siglo de guerras: 1350-1406 --> Pedro I reinará entre 1350-1366. Su reinado estuvo condicionado por la rivalidad con sus medio hermanos a quienes Alfonso XI concedió amplios poderes, donde parte de esos señoríos radicaban en Galicia. Enrique, por ejemplo, recibió el condado de Trastámara y los señoríos de Lemos y Sarria, así como diversos enclaves en el Bierzo.

Pedro I adopta una actitud regalista frente a los privilegios de los grandes señoríos eclesiásticos. Sus principales aliados son los concejos y una parte de la gran nobleza laica. En Galicia, su principal valedor es Fernando de Castro, hijo de Pedro Fernández de Castro.

En 1354 tendrá un efímero matrimonio (una noche) con Xoana de Castro, hermana de Fernando de Castro. Este hecho provocará la sedición inicial de los de Castro, pero finalmente se reconcilian. La alianza con Enrique de Trastámara será la cabeza visible de la oposición al rey.

Entre los años 1366-1369 habrá una guerra civil. Al comienzo de la contienda, Fernando de Castro se instala en Galicia, convertida en bastión del petrismo. Hay una reunión con el rey en dos asambleas celebradas en Monterrei y Santiago. Pedro I parte de A Coruña hacia Gascuña.

Aprovechando la ausencia real, Enrique entra en Galicia. Sitia a Fernando de Castro en Lugo. Habrá una resistencia y tregua final entre ambas partes. La presencia del Trastámara en Galicia sirve para establecer alianzas con la nobleza emergente gallega y parte de la Iglesia.

Henrique II (1369-1379). Perdonó a las cabezas visibles del legitimismo, de Fernando de Castro, y al arzobispo Rodrigo de Moscoso (designado a instancias de Pedro I). Mercedes para el arzobispo y devolución del señorío sobre la ciudad y, sobre todo, amplias concesiones para sus leales: Xoán Rodríguez de Biedma y Fernán Pérez de Andrade.

Sin embargo, en la Corona de Castilla, ciudades y sectores de la nobleza no aceptaron la legitimidad de Henrique II. Logroño o Vitoria decidieron hacerse vasallos de Navarra, mientras que Requena o Molina pasaron a formar parte de Aragón. En lo relativo a Galicia, sectores de la nobleza y algunos concejos propusieron la integración del reino de Galicia en Portugal, siendo Alvar Pérez de Castro y Nuño Freire de Andrade, ya residente (este último) en Portugal, los líderes de esta idea. De los sectores intermedios sobresale el coruñés Xoán Fernández de Andeiro.

A pesar de la reconciliación inicial con Henrique II, Fernando de Castro se une al bando legitimista portuguesista. Esta postura fue apoyada por concejos como Santiago, Tui, Lugo y A Coruña. El paso decisivo lo dará Fernando I de Portugal, quien reclama la Corona de Castilla por ser descendiente de Sancho IV.

Fernando I de Portugal en Galicia (1369-1370). Fue el último rey de la casa de Borgoña y entra en Galicia personalmente, donde muchas ciudades llegan a proclamarse como rey. Llegó hasta A Coruña, donde fue recibido por Xoán Fernández de Andeiro (pasó también por Santiago, Ourense, Pontevedra, Lugo… Su estancia en Galicia duró unos meses,

en los cuales llega a acuñar un tipo de moneda con el escudo del reino de Portugal y con el faro de A Coruña. López Carreira defiende que esboza una política municipalista y contraria a los señoríos episcopales.

La reacción de Henrique II estuvo comandada por Pedro Ruiz Sarmiento y, por su parte, Fernando I de Portugal decidió retirarse a Portugal (acompañado por varios leales gallegos). Por otra parte, a comienzos del año 1371, Fernando de Castro es derrotado cerca de Lugo y se exilia a Portugal. La Paz de Alcoutim (1371) entre Henrique II y Fernando I puso fin a este episodio.

En el año 1372, Henrique II visita Galicia. Pasa entonces medio año recorriendo un territorio aparentemente pacificado y bajo control, ya que tuvo que liquidar un último foco de resistencia en Tui.

Habrá un surgimiento de un núcleo petrista en el exterior. López Carreira valora la existencia, entre parte de la nobleza gallega, de una “corriente atlantista y pro-portuguesa”. En el año 1371, se da el segundo matrimonio de Xoán de Gante, duque de Lancaster, con Constanza, hija de Pedro I de Castilla. Alrededor del duque surge un nuevo círculo legitimista que lo señala como candidato al trono de Castilla. Entre los integrantes de dicho círculo están los gallegos Fernando de Castro y Xoán Fernández de Andeiro, siendo este último el que va a pasar a ser el principal “embajador” de la causa Lancaster en Castilla. En el contexto de la Guerra de los Cien Años, Henrique II se alía con Francia (Carlos V).

A finales de 1372, Andeiro consigue que Inglaterra y Portugal firmen una alianza para luchar contra Castilla. Se dieron entonces varios intentos fallidos y, como consecuencia, sube Xoán I al trono de Castilla (1379-1390).

En 1383 muere, sin descendencia, Fernando I de Portugal. Entonces, Xoán I de Castilla casa con la hermana del rey portugués y reclama el trono luso. Sin embargo, se desata una guerra entre Castilla y Portugal (1385) que, en parte, termina con la victoria portuguesa y con el establecimiento en el reino de una nueva dinastía; los Avís. Inglaterra, aliada de Portugal, aprovecha para intervenir en Castilla y, el duque de Lancaster, reclama nuevamente su puesto como rey. En julio de 1386, llega a A Coruña una flota comandada por Xoán de Gante integrada por 7.000 soldados, entre los que es notable cierta presencia portuguesa.

Xoán de Gante es recibido en Galicia sin entusiasmo, pero sin oposición. De A Coruña marcha hacia Santiago, donde pacta la entrada en la ciudad para allí proclamar, como legítimo Papa, a Urbano VI. Recorre parte de Galicia instalando la Corte en Ourense y recibiendo, en Ferrol, a Xoán I de Portugal. De hecho, Xoán de Gante llegó a acuñar monedas en

A Coruña, en Santiago y en Porto. El poco entusiasmo cosechado con su presencia y, principalmente, el agravamiento de la posición del duque de Inglaterra, provocaron el final de la estancia gallega de Xoán (1387). Para García Oro, con este episodio termina una etapa de la historia de la Galicia medieval.

Henrique III (1390-1406). Su reinado comienza cuando aún era menor de edad, por lo que tuvo dos regentes: los arzobispos de Toledo y de Santiago. Así, en 1393 accede al trono como rey y comienza un reinado marcado por el clima de crisis interna. El rey tiene que enfrentarse a una parte de los grandes del reino, encabezados por el arzobispo compostelano. Llegó a exiliarse a Portugal, donde lo siguieron fustigando con una presión sobre Xoán de Avís para que invadiese Castilla. En 1396 tenemos un ataque sobre Pontevedra del propio arzobispo y del rey de Portugal, quien toma Salvaterra y Tui.

De esta segunda mitad del siglo XIV, podemos decir que la guerra pasa a convertirse en una realidad casi cotidiana. En ella se ven envueltos los nobles y caballeros, quienes consiguen abundantes beneficios de esta actividad bélica. La situación contribuye a la consolidación de la nueva nobleza surgida al amparo de los Trastámara.

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