Evolución y Funcionamiento de los Sistemas Políticos: Factores Clave y Perspectivas

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Capítulo 1: La Clase Política según Gaetano Mosca

En todas las sociedades, desde las medianamente desarrolladas hasta las más cultas, existen dos clases de personas: la de los gobernantes y la de los gobernados. La primera, que siempre es la menos numerosa, desempeña todas las funciones políticas, monopoliza el poder y disfruta de las ventajas que van unidas a él. La segunda, más numerosa, es dirigida y regulada por la primera de una manera más o menos legal, o bien de un modo más o menos arbitrario y violento, y provee, al menos aparentemente, los medios materiales de subsistencia indispensables para la vitalidad de un organismo político.

En todo organismo político hay siempre alguien que está en la cumbre de la jerarquía de la clase política y que dirige el llamado timón del estado. Esta persona no es necesariamente la que dispone del poder supremo; muchas veces, junto al rey hay un primer ministro que tiene un poder efectivo superior al del soberano, o en lugar del presidente elegido, gobierna el político influyente que lo ha hecho ser electo. La presión proveniente del descontento de la masa de gobernados y las pasiones que la agitan pueden ejercer influencia sobre la dirección de la clase política. Asimismo, el hombre que es jefe de estado no podría gobernar sin el apoyo de una clase dirigente que hiciera cumplir y respetar sus órdenes. Y si bien pueden hacer sentir el peso de su poder sobre los individuos que pertenecen a la clase gobernada, no puede oponerse a ella en su totalidad o destruirla, porque si tal cosa ocurriera, se constituiría otra clase sin que su acción quedara anulada por completo.

Es un hecho constante y natural que las minorías mandan a las mayorías y no éstas a aquéllas. Cien que actúan siempre concertadamente y con inteligencia triunfarán sobre mil tomados uno a uno y que no estén de acuerdo. Al mismo tiempo, si son cien y no mil, les será mucho más fácil a los primeros entenderse y actuar concertadamente. Las minorías gobernantes están constituidas, por lo común, de tal manera que los individuos que las componen se distinguen de la masa de los gobernados por cualidades que les otorgan cierta superioridad material, intelectual y hasta moral. En las sociedades primitivas, el valor militar es la cualidad que permite más fácilmente el acceso a la clase política o dirigente. Generalmente, se suele atribuir el dominio de una clase guerrera sobre una multitud pacífica a la supremacía de las razas, a la conquista de un pueblo relativamente débil por otro belicoso. En general, en todos los pueblos que han entrado recientemente en el estadio agrícola y relativamente civilizado, encontramos el hecho constante de que la clase militar por excelencia corresponde a la clase política y dominante.

Cuando se produce una transformación social importante, la cualidad más característica de la clase dominante pasa a ser la riqueza antes que el valor militar; los gobernantes son los ricos más que los fuertes. La principal condición necesaria para que opere esta transformación es la siguiente: es preciso que la organización social se perfeccione de manera que el respaldo de la fuerza pública resulte más eficaz que el de la fuerza privada. En otras palabras, se necesita que la propiedad privada sea tutelada por la fuerza práctica de las leyes para que no sea necesaria la tutela del propietario. Esto se obtiene mediante una serie de cambios graduales en el ordenamiento social que transforma el tipo de organización política que denominaremos estado feudal, en otro tipo socialmente diferente que denominaremos estado burocrático. Una vez consumada dicha transformación, ocurrirá que, así como el poder político produjo la riqueza, ahora la riqueza producirá el poder. Cuando está prohibida la lucha a mano armada y solo se permite la que se hace a fuerza de billetes, los mejores puestos serán conquistados por los que están más provistos de dinero.

En las sociedades en que las creencias religiosas tienen mucha fuerza, a menudo los sacerdotes, además de cumplir con los oficios religiosos, poseían también conocimientos jurídicos y científicos, y representaban la clase intelectualmente más elevada. En las jerarquías sacerdotales, existe la tendencia a monopolizar los conocimientos alcanzados y a obstaculizar la difusión de los métodos y procedimientos que hacían posible y fácil aprenderlos.

En ciertos países encontramos castas hereditarias; la clase gobernante se halla absolutamente restringida a un número determinado de familias, y el nacimiento es el único criterio que decide el ingreso a dicha clase o la exclusión de la misma. Sobre este punto, queremos formular dos observaciones: la primera es que todas las clases políticas tienden a volverse hereditarias, si no de derecho, al menos de hecho. Todas las fuerzas políticas poseen esa cualidad que en física se llama inercia, es decir, la tendencia a permanecer en el punto y en el estado en el que se encuentran. El valor militar y la riqueza se conservan fácilmente en ciertas familias por tradición moral y por efecto de la herencia. La segunda observación es que cuando vemos una casta hereditaria que monopoliza el poder político en un país, se puede estar seguro de que tal estado de derecho ha sido precedido por un estado de hecho; debieron monopolizar todas las fuerzas políticas de la época y del pueblo en el que se afirmaron. Toda clase gobernante tiende a justificar su poder de hecho apoyándose en un principio moral de orden general. Recientemente, la misma pretensión recibió el apoyo de algunos autores que, desarrollando y ampliando las teorías de Darwin, creen que las clases superiores representan un grado más elevado de la evolución social y que, por lo tanto, ellas son mejores que las inferiores por constitución orgánica. Frente a este hecho y a las teorías que tienden a exagerar su alcance, se pueden oponer siempre la misma objeción: que los individuos pertenecientes a estas aristocracias debían sus cualidades especiales, no tanto a la sangre que corría por sus venas, como a la esmerada educación que habían recibido y que habían desarrollado en ellos ciertas tendencias intelectuales y morales. Si observamos a los individuos que cambian de posición social, ya sea para mejorar o empeorar, y que entran como consecuencia de ello en un ambiente diferente al que estaban acostumbrados, podemos comprobar fácilmente que sus aptitudes intelectuales se modifican mucho menos sensiblemente que las morales.

La historia política de la humanidad debería ser mucho más sencilla de lo que ha sido si verdaderamente la clase política perteneciese a una raza diferente o si sus cualidades dominantes se transmitiesen principalmente por medio de la herencia orgánica. No se comprendería por qué, una vez constituida esta clase, tendría que declinar y perder el poder. Y si nos atenemos a la teoría de la evolución, las aptitudes adquiridas por los padres son innatas en los hijos y, con la sucesión de las generaciones, se afinan cada vez más. De este modo, los descendientes de los dominadores deberían ser cada vez más aptos para la dominación, y las otras clases deberían ver cada vez más lejana la posibilidad de medirse con ellos y sustituirlos. Pero la experiencia basta para asegurarnos que las cosas no ocurren precisamente así.

Si en una sociedad aparece una nueva fuente de riqueza, si aumenta la importancia del saber, si la antigua religión declina y nace una nueva, al mismo tiempo tienen lugar importantes cambios en la clase dirigente. Se puede decir que toda la historia de la humanidad se resume en la lucha entre la tendencia que tienen los elementos dominantes a monopolizar en forma estable las fuerzas políticas y a transmitirlas a sus hijos por medio de la herencia, y la tendencia, no menos fuerte, hacia el relevo y cambio de estas fuerzas y la afirmación de otras nuevas. Las clases políticas declinan inexorablemente cuando ya no pueden ejercer las cualidades que las llevaron al poder.

Observamos que en las sociedades humanas predominan a veces la tendencia a la clausura, la inmovilidad, la cristalización de la clase política, y otras veces la que tiene por consecuencia una renovación más o menos rápida.

Es natural que sobrevenga un periodo de renovación o, si se prefiere definirlos así, de revolución, durante el cual las energías individuales tienen importante participación, y algunos de entre los individuos más apasionados, más activos, más audaces, pueden abrirse camino desde los grados inferiores de la escala social hacia los más elevados. Este movimiento, una vez iniciado, no se puede interrumpir de golpe.

Capítulo 2: Influencia de los Sistemas Electorales en la Vida Política según Maurice Duverger

Los sistemas electorales ejercen influencias sobre las estructuras de los estados. No se puede decir que un sistema electoral determina la vida política, sino que la estimula. Aun dentro de la disciplina, es imposible definir las leyes científicas que rigen este campo; son escasos el número de estudios sobre el tema, y la ciencia política permanece en el estado de hipótesis y no en la creación de leyes científicas.

Sistemas Electorales y Partidos Políticos

Por mediación de los partidos políticos, los sistemas electorales ejercen influencia sobre la vida política de un país.

Existen 3 fórmulas:

  1. La representación proporcional tiende a un sistema de partidos múltiples, rígidos e independientes.
  2. El sistema mayoritario con dos vueltas tiende a un sistema multipartidista, con partidos flexibles e independientes.
  3. El sistema mayoritario con una sola vuelta al bipartidismo.

Influencia sobre el Número de Partidos

El Sistema Mayoritario a una Vuelta (países anglosajones)

En este aspecto, el sistema electoral parece actuar de dos maneras diferentes en el impulso que ejerce hacia el dualismo; se distingue un factor mecánico y uno psicológico.

El primer factor consiste en la “subrepresentación” del tercer partido (el más débil): su porcentaje de escaños es inferior a su porcentaje de votos. Entonces, cualquier partido nuevo que compita con los dos antiguos es demasiado débil; el sistema actúa en su contra y levanta una barrera que se opone a su aparición. Pero en el caso de que el partido nuevo supere a uno de sus predecesores, este último se queda en tercera posición y el proceso de eliminación se invierte. El segundo factor (psicológico), en el caso de los tres partidos que participan en el sistema de mayoría de una sola vuelta, los electores advierten que los votos se pierden si continúan entregándolos en el tercer partido; de ahí su tendencia a votar al menos malo de sus adversarios para evitar el éxito del peor.

La Representación Proporcional

Tiende a multiplicar el número de los partidos políticos. Esta opinión es rebatida por el profesor H. Tingsten. El primer efecto de la proporcionalidad es mantener una duplicidad ya existente. El segundo efecto de la polarización es favorecer la división de los partidos existentes. Este segundo efecto es bastante limitado, ya que la representación proporcional mantiene casi intacta la estructura de los partidos existentes en el momento de su aparición.

En el fondo, esta representación no existe en ninguna parte, por su tendencia a multiplicar grupos más o menos minúsculos y más o menos inestables.

La Segunda Vuelta

No existe ningún estudio global en este campo.

Sistemas Electorales y Representación (Explicación General de Duverger)

El sistema mayoritario y el sistema proporcional determinan, en cierto sentido, la vida política, y dentro de esta vida política se encuentran los partidos políticos. Podemos aseverar que en los sistemas mayoritarios los partidos políticos generan una estructura más rígida e insensible con respecto a la opinión pública; así, en el sistema de representación proporcional, los partidos políticos son más sensibles con respecto a la opinión pública. Por ejemplo, durante el Porfiriato, el Grupo de los Científicos, que definían la política del gobierno (hay que recordar que había elecciones), operaba como el partido político mayoritario al servicio de los intereses de una élite. Esta situación los volvió insensibles y rígidos frente a la opinión pública de los críticos del régimen y de los ciudadanos.

Un sistema bipartidista lograría el mismo resultado, en la medida en que cada partido conservara una estructura flexible, permitiendo el nacimiento y la cohabitación de diversas fracciones. Otro aspecto del problema atañe a la amplitud de las discrepancias de la opinión. La representación proporcional tiene el mérito de reducir esta amplitud, disolviendo los grandes antagonismos en varias fracciones, mientras que el sistema mayoritario puro y simple conduce al sistema de los dos “bloques”, es decir, la oposición máxima.

Los partidos tienden a reunirse en un régimen bipartidista (surgido normalmente de un sistema electoral a una sola vuelta); un ejemplo de esto es el de Inglaterra actual. Es en casos como estos en donde el resultado es la reducción evidente de la amplitud de las opiniones públicas. El mito de los “dos bloques”, tan vigente en Francia e Inglaterra, no corresponde a la realidad.

La mayoría de los candidatos de centro electos han triunfado en la segunda vuelta, unos gracias al apoyo de la derecha, otros gracias al de la izquierda.

Pero el problema esencial continúa siendo el de la coincidencia entre la opinión pública y la mayoría gubernamental, coincidencia que, en suma, define al régimen democrático. En este aspecto, debe establecerse una distinción fundamental entre las mayorías “impuestas” y las mayorías “libres”. La primera corresponde a la distribución de escaños entre los partidos es tal que no puede subsistir ningún equívoco acerca de la mayoría, de manera que esta escapa a la acción de los diputados y a las intrigas parlamentarias, mientras que la mayoría libre es cuando varios partidos tienen un número de votos más o menos equivalentes. Solo el primer sistema corresponde a la noción tradicional de democracia; el segundo llega, de hecho, a una mezcla de democracia y oligarquía.

En un sistema a dos vueltas, la determinación de la mayoría es menos libre a causa de la dependencia recíproca de los partidos y de las alianzas electorales que están obligados a contraer.

2. La Sensibilidad a las Variaciones de Opinión

¿Un sistema electoral tiende a acentuar las variaciones de la opinión pública o a atenuarlas? En el primer caso, se dirá que es un sistema sensible (inestable); en el segundo, que es un sistema insensible (estable).

La principal dificultad de la solución es que hay varias categorías de variaciones de opinión y que el grado de sensibilidad de los regímenes electorales varía según cada una de ellas. La representación proporcional es insensible a las variaciones de las opiniones tradicionales y muy sensible a la aparición de nuevas corrientes, aunque sean provisionales y débiles; el sistema mayoritario a una sola vuelta es muy sensible a las variaciones de las opiniones tradicionales, pero es insensible a las nuevas corrientes, a menos que sean poderosas y duraderas; el sistema mayoritario a dos vueltas es relativamente poco sensible tanto a las variaciones de opiniones tradicionales como a las manifestaciones de nuevas corrientes.

Variaciones de las Opiniones Tradicionales

  1. En este tema es evidente el carácter estabilizador de la proporcionalidad. Cuando la representación proporcional se aplicara integralmente, conservaría su insensibilidad. Uno de los resultados más interesantes de las investigaciones realizadas en el campo de la geografía es el descubrimiento de esta “cristalización” de las posiciones políticas.

En un régimen proporcional, las curvas son prácticamente horizontales, con diferencias extremadamente débiles. No obstante, a veces son claramente perceptibles los movimientos a largo plazo.

  1. Escrutinio mayoritario a una vuelta. Cuando funciona normalmente, se comporta como un sismógrafo político, capaz de registrar las variaciones de opinión que, sin él, pasarían desapercibidas. El mérito del sistema sería reintroducir las nociones cualitativas en una democracia que rápidamente tiende a ser dominada por lo cuantitativo. Cuando el sistema mayoritario a una vuelta coincide con el multipartidismo, los resultados del sistema son mucho menos satisfactorios; el sismógrafo está falseado y deforma las variaciones de opinión en lugar de amplificarlas.
  2. No es fácil determinar la sensibilidad de la segunda vuelta a las variaciones de opinión. No parece dudosa su tendencia estabilizadora.

Sensibilidad a las Nuevas Corrientes de Opinión

A veces es difícil distinguir entre las nuevas corrientes de opinión y las variaciones de las opiniones tradicionales. Entre otras cosas, no hay coincidencia absoluta entre la noción de nuevo movimiento de opinión y la del partido nuevo.

  1. Por lo expuesto, no parece dudoso el carácter estabilizador del sistema mayoritario a dos vueltas. Todo nuevo partido que quiera afrontar a los electores está envuelto en el siguiente dilema: o luchar solo, es decir, ser aplastado entre las coaliciones rivales, o participar en una de ellas, es decir, perder gran parte de su autonomía y de su novedad. La segunda vuelta es esencialmente conservadora.
  2. También son difíciles de precisar los efectos del sistema mayoritario en este campo. Por un lado, aparece como un sistema conservador (más conservador que el sistema a dos vueltas), que pone una barrera infranqueable a toda nueva corriente. El sistema a una vuelta puede acelerar el desarrollo de un nuevo partido desde el momento en que se alcanza la solidez, y darle rápidamente la posición de “segundo partido”.
  3. La representación proporcional es extremadamente sensible a los movimientos nuevos, ya que se trata de estremecimientos pasionales pasajeros o de corrientes profundas y durables: es curioso el contraste de este aspecto con su insensibilidad a las variaciones de opiniones tradicionales y la cristalización de antiguos partidos que resulta de ella.

Capítulo 3: La Poliarquía según Robert A. Dahl

I. La democracia puede definirse en función de los procesos gubernamentales específicos necesarios para maximizar todos o algunos de esos objetivos. La teoría madisoniana postula una república no tiránica como objetivo a maximizar; la teoría populista postula la soberanía popular y la igualdad política. Una segunda vía consiste en considerar como una sola clase de fenómenos a todos los estados-nación y a las organizaciones sociales.

II. ¿Qué entendemos por “maximizar la democracia”? Hemos de proceder considerando la democracia como un estado de cosas que constituye un límite, y a todas las acciones que se acerquen a este límite serán maximizadoras. Pero, ¿cómo describiremos el estado de cosas que constituye el límite?

El modelo de la democracia populista sugiere 3 características posibles que podrían hacerse operativamente significativas: 1) Siempre que se aprecie que existen posibilidades políticas a elegir, la alternativa preferida por los individuos. 2) Siempre que se aprecie que existen alternativas políticas, en el proceso de elegir la que ha de imponerse como la política del gobierno se asigna un valor igual a la preferencia de cada individuo. 3) La regla de decisión: al elegir entre alternativas, se elegirá la preferida por el mayor número de individuos.

La condición de igualdad política exige “intercambiabilidad”, es decir, el intercambio de un número igual de individuos de un lado al otro no afecta el resultado de la decisión.

Por lo tanto, suponiendo que las preferencias expresadas son válidas, nunca podemos calificar una decisión concreta de “democrática”, sino sólo una serie de decisiones.

Existe así en la teoría democrática la posibilidad de un tipo de regresión finita a etapas diferentes del proceso de decisión; pero mientras uno tenga claridad absoluta en cuanto a qué etapa está describiendo, puede evitar algunas ambigüedades más comunes.

III. 1) ¿Qué actos consideramos suficientes para constituir una expresión de preferencias individuales en una etapa determinada del proceso de decisión? 2) Considerando esos actos como expresión de preferencias, ¿qué hechos debemos comprobar para saber en qué medida se utiliza la regla en la organización que examinamos? No olvidemos que todavía buscamos una serie de condiciones limitadoras para abordar.

Es preciso distinguir, como mínimo, dos etapas: la etapa de elección y la etapa interelectoral. La etapa electoral, por su parte, se compone de un mínimo de 3 periodos que es conveniente diferenciar: el periodo de votación, el periodo previo a la votación y el periodo posterior a la votación.

Durante el periodo de votación, tendríamos que comprobar en qué medida se dan, al menos, 3 condiciones:

1.- Cada miembro de la organización efectúa los actos que consideramos una expresión de preferencia entre las alternativas previstas. Por ejemplo, votar.

2.- Al tabular estas expresiones (votos), el peso asignado a la elección de cada individuo es idéntico.

3.- La alternativa con mayor número de votos se proclama elección ganadora.

Toda decisión humana puede considerarse una elección consciente o inconsciente de la alternativa preferida entre las que el agente percibe. La esencia de toda política competitiva es, aproximadamente, el soborno del electorado por parte de los políticos (conveniencia).

Además, se puede incluir otras condiciones limitadoras:

4.- Cualquier miembro que perciba un conjunto de alternativas, y considere al menos una de ellas preferible a las demás, puede añadir su alternativa preferida, o sus alternativas, entre las seleccionadas para la votación.

5.- Todos los individuos poseen idéntica información sobre las alternativas.

6.- Las alternativas (políticas o dirigentes) con mayor número de votos desplazan a todas las alternativas (políticas o dirigentes) con menos votos.

8.1.- Que todas las decisiones interelectorales estén subordinadas a las establecidas durante la etapa de elección o que sean aplicación de éstas, es decir, las elecciones controlan en cierto modo;

8.2.- o que las nuevas decisiones del periodo interelectoral estén regidas por las siete condiciones precedentes, actuando, sin embargo, en circunstancias institucionales bastante distintas;

8.3.- o ambas cosas.

IV. Creo que puede sostenerse dogmáticamente que ninguna organización humana ha cumplido jamás, ni es probable que cumpla, esas 8 condiciones.

Como las organizaciones humanas raras veces, quizá nunca, llegan al límite establecido por estas 8 condiciones, es preciso considerar cada una de ellas como el fin de un continuo o escala con el que podría medirse cualquier organización. Por desgracia, no existe actualmente ningún medio conocido para asignar valores significativos a las 8 condiciones. Sin embargo, aun sin ellos, si pudieran medirse cada una de las 8 escalas, sería posible y quizá conveniente establecer clases arbitrarias, pero no absurdas, cuyo sector superior podría denominarse “poliarquías”.

Las “poliarquías” incluyen una variedad de organizaciones a las que los politólogos occidentales llamarían normalmente democráticas, incluyendo ciertos aspectos de los Estados-nación, estados y provincias, algunos sindicatos, numerosas asociaciones. Por lo tanto, el número de poliarquías es muy grande.

¿Cuáles son las condiciones necesarias y suficientes en el mundo real para que existan estas 8 condiciones, por lo menos hasta el grado mínimo que hemos acordado llamar poliarquía? Para responder esta pregunta, sería necesario clasificar y estudiar un número considerable de organizaciones del mundo real. Cerramos así el círculo entre el método de maximización y el método descriptivo.

V. Para empezar, cada una de las 8 condiciones puede formularse como una regla o, si se prefiere, una norma. Si estamos dispuestos a aceptar que la magnitud del acuerdo (consenso) sobre las 8 normas básicas es mensurable, podemos formular las siguientes hipótesis, que han sido un lugar común en la literatura de la ciencia política:

1. Cada una de las condiciones de la poliarquía aumenta al aumentar la amplitud del acuerdo (o consenso) sobre la norma correspondiente.

2. La poliarquía es una función del consenso sobre las 8 normas, si todas las demás condiciones permanecen invariables.

3. La amplitud del acuerdo (consenso) sobre cada una de las 8 normas aumenta con el grado de instrucción social en la norma.

4. El consenso es, pues, una función de la instrucción social total en todas las normas.

De la hipótesis precedente se deduce también que:

5. La poliarquía es una función de la instrucción social total en todas las normas.

6. La instrucción social en las 8 normas aumenta con el nivel del consenso o acuerdo sobre las elecciones posibles entre las alternativas políticas.

De la 5 y la 6 se deduce que:

7. Con el consenso sobre las alternativas políticas aumenta una, o más de una, de las condiciones de la poliarquía.

8. El nivel de instrucción social en una de las 8 normas aumenta también con el grado de acuerdo existente sobre ella.

Para abordar, si existe, esta cuestión de la relación entre diversidad y democracia, necesitamos diferenciar cuidadosamente 2 categorías:

  1. Uno es el continuo que va desde la coincidencia de pareceres sobre objetivos hasta la discrepancia. Debemos distinguir aquí, además, entre las coincidencias sobre objetivos políticos sobre objetivos no políticos. Es político cualquier objeto que los individuos pretendan propugnar o rechazar por medio de la acción del gobierno.
  2. El otro es un continuo que va de la autonomía al control. Un grupo es autónomo en la medida en que su política no está controlada por individuos exteriores al grupo.

Si dos grupos políticos (A y B) no poseen autonomía entre sí, y tienen una gran discrepancia en puntos de vista x e y, se reduce drásticamente el consenso (factor 4), es decir, la discrepancia y falta absoluta de autonomía minan la poliarquía.

Cuando 2 grupos A y B son autónomos entre sí y difieren, la decisión ya no es política, como la tolerancia religiosa. Entonces, pasando cierto punto, mientras mayor desacuerdo, cuanto más individuos en desacuerdo, mayor nivel se necesitará de autonomía para la poliarquía.

9. La poliarquía es una función de la actividad política de sus miembros.

Según Madison, la actividad política está reinada por las personas de mayores recursos (ejemplo EE. UU.), ya que son los que tienen más fácil acceso a la información y participan mayormente en la actividad política. Las personas de menos recursos se excluyen de mostrar preferencia o son más influenciables por la política gubernamental.

El autor diferencia entre la función Madison y el populista; el primero parte de que hay límites constitucionales de la mayoría y el segundo, que los límites son sociales de la mayoría (no constitucionales).

IV. En relación con los requisitos sociales previos, Madison señala principalmente el contrapeso constitucional; en cambio, la poliarquía considera las variables primarias que necesitan de otras ciencias para ser analizadas. No obstante, el autor la considera primitiva, inadecuada e incompleta.

Capítulo 4: Teoría de la Acción Política en una Democracia según Anthony Downs

El mundo gubernamental y el privado están estrechamente relacionados, es por esto que Downs nos invita a mezclar estos 2 mundos de manera tal que podamos analizar la política.

Al comienzo, Downs señala que la economía y política se desarrollan en una serie de aspectos como desigualdad con participación política, entonces debemos recurrir a lo aprendido en otras ciencias sociales para poder analizarla. En cuanto al pensamiento económico, nos señala que toda acción está motivada por una satisfacción o fin personal más que por el sentido social de la acción; es así como un minero extrae recursos del suelo no porque eso traerá mejor bienestar al resto, sino por el sueldo que va a percibir.

II. Para resumir su modelo, usa las siguientes definiciones:

  1. En la división del trabajo, el gobierno es el agente que tiene el poder de coerción sobre todos los otros agentes de la sociedad.
  2. Una democracia es un sistema político que tiene las siguientes características:
    1. Dos o más partidos compiten por el control gubernamental en elecciones periódicas.
    2. El partido o coalición ganadora tiene el control gubernamental hasta las siguientes elecciones.
    3. Los perdedores no intentan evitar que el ganador consiga el poder, ni este último que el perdedor compita.
    4. Son ciudadanos todos los adultos sanos y cumplidores de la ley que son gobernados, y cada uno tiene un voto en cada elección.

Axiomas:

  1. Cada partido político es un equipo de hombres que sólo desean cargos para gozar de la renta, prestigio y poder.
  2. El partido (o coalición) tiene el control total gubernamental hasta las siguientes elecciones.
  3. El poder económico de los gobiernos es ilimitado.
  4. El único límite del poder gubernamental es que no se puede restringir las libertades políticas de la oposición.
  5. Cada agente se comporta racionalmente.

En democracia, supone que él siempre actúa para maximizar su caudal de votos; es un empresario que vende la política.

Acción del votante:

  1. Las acciones del gobierno son funciones de la forma en que esperan que voten por forma de manejo del gobierno y estrategia de oposición.
  2. El gobierno confía en que el ciudadano vote de acuerdo a:
  3. Variación de actividad gubernamental (utilidad o renta) del gobierno inmediatamente anterior.
Alternativa de la oposición.

Cada ciudadano evalúa cuál es su utilidad con el gobierno actual y cuál hubiese sido con las alternativas de posición.

Información Imperfecta

  1. Los partidos no saben lo que los ciudadanos desean.
  2. Los ciudadanos no siempre saben lo que gobierno y oposición han hecho.
  3. La información necesaria para superar la ignorancia es costosa.

Esto contrae los siguientes efectos:

  1. Uso de persuasores: hombres capaces de influir en la decisión del votante y que solo cuentan lo que le conviene a su partido, y también ayuda a actuar como representante para saber qué desea la ciudadanía. Por lo tanto, políticamente estos hombres son más importantes que el resto.
  2. Las ideologías: si el votante distingue claramente las diferencias ideológicas de los partidos políticos, se puede basar en estas para realizar su voto, esto reduce el costo de información. Escala lineal explicativa:
    1. En una sociedad, los partidos políticos pueden ordenarse de izquierda a derecha de forma reconocida por los votantes.
    2. El punto máximo de preferencia del votante tiene lugar en alguna parte de la escala y después va decreciendo.
    3. La distribución de los votantes es variable a lo largo de la escala.
    4. Una vez colocado en la escala política, un partido político puede moverse hacia la izquierda o derecha, pero no puede ir más allá del partido más cercano.
    5. En un sistema bipartidista, si cualquiera de ellos se aleja del extremo más cercano hacia el otro partido, los votantes extremistas finales pueden abstenerse de votar.

3) Ignorancia racional:

Este apartado nos habla sobre si es o no necesario gastar recursos en escoger por qué partido votar, es decir, si el costo marginal es menor que la ganancia a obtener.

¿Por qué se informaría un hombre racional?

  1. Disfrutar de la información como utilidad.
  2. Puede creer que las elecciones estarán reñidas y, por lo tanto, el valor de su voto es alto porque puede ser decisivo.
  3. Puede necesitar información para influir en la decisión de los otros.
  4. Puede necesitar información para influir en la formación política del gobierno.

¿Por qué es racional no informarse?

Principalmente porque los costos son muy altos y, votes o no, igual recibirás los beneficios del gobierno electo, por lo cual no es racional gastar recursos en informarse.

Capítulo 5: Algunos Requisitos Sociales de la Democracia: Desarrollo Económico y Legitimidad Política según Seymour Martin Lipset

Desarrollo Económico y Democracia

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La democracia se relaciona con el grado de desarrollo económico. Solo en grupos pequeños empobrecidos se podría dar una participación inteligente donde no se dejarían llevar por demagogos irresponsables. Una sociedad dividida entre una masa pobre y una pequeña elite se transformaría en oligarquía, o en tiranía. Hoy encontramos la tiranía, que es el comunismo y la oligarquía que aparece como una dictadura tradicional. El grado de industrialización y urbanización son mucho mayores en países democráticos.

En los países europeos mas democráticos hay un vehículo por cada 17 personas, en cambio en los menos democráticos uno por cada 134. En Latinoamérica los mas democráticos uno por cada 99 y los menos democráticos 274. La variación en la renta también es importante debido a las diferencias de d695 dólares los mas y 308 los menos democráticos. En el caso de la industrialización en los países más democráticos vemos menos porcentajes de personas trabajando en agricultura y ligados a este, en cambio en los países menos  democráticos las personas en la agricultura se elevan.

Cuando hablamos de urbanización, también obtenemos las mismas conclusiones, en los lugares de mayor democracia, existe más urbanización que en los lugares con menos niveles de democracia. En cuanto al nivel de alfabetización también podemos ver que los países con mayor democracia casi no existen personas analfabetas, al contrario de los países con bajos niveles de democracia. No podemos olvidar algunas excepciones  como lo es el caso de Egipto donde las ciudades están llenas de analfabetos y a pesar de ser el doble de  urbanizado que Turquía, este país tiene el doble de alfabetización. (Según Lerner esto se explica por los desequilibrios, que hacen acelerar la desorganización social política y económica).

Dentro del desarrollo de la urbanización se distinguen dos atributos: alfabetización y crecimiento de  los medios de comunicación, la alfabetización desarrolla los medios de comunicación y estos difunden la alfabetización. El desarrollo del periódico comienza en la tercera fase donde el proceso de alfabetización esta mucho mas propagado y puede dar paso a las instituciones de participación naciendo así el voto, por ejemplo.

En el caso de las clases mas bajas se les hace muy importante la riqueza y la instrucción, ya que esto los empuja a apoyar menos a los sectores políticos extremos y los acerca a los valores burgueses >  El crecimiento de la riqueza no solo se relaciona con el desarrollo, sino también con el aumento de la clase media teniendo un papel importante y mitigador al poder premiar a los moderados y castigar a los extremistas. Los estratos superiores no apoyan la democracia y consideran que darle participación política a los sectores mas bajos es algo ilógico e inmoral, incluso hacen que se intensifiquen las reacciones extremistas de las clases bajas. Existen veces en que se les perdona los errores y no importa el partido que gobierne cuando a) cuando el grupo tiene poco poder para influir en las oportunidades de los poderosos. b) hay riqueza suficiente en el país para que no importe si se hace una redistribución.

Legitimidad y democracia:

Legitimidad y eficacia: en el mundo moderno el desarrollo económico que implica industrialización, urbanización, instrucción elevada y un aumento de la riqueza, esto es un requerimiento básico para que la democracia  se sostenga. El grado de legitimidad puede ayudar a superar las crisis de eficacia, como las guerras perdidas o depresiones económicas. Las sociedades feudales antes de venir el industrialismo, contaban con la lealtad de la mayor parte de sus miembros. Una crisis de legitimidad es una crisis de cambio y sus raíces como factor que afecta a la estabilidad de los sistemas democráticos. Sin embargo la democracia parece estar mucho mas segura si el estatus y símbolo de los grupos conservadores importantes no resultan amenazados durante este periodo de transición, aunque pierdan la mayor parte de su poder. La preservación de la monarquía  a asegurado al parecer la lealtad hacia el sistema de los sectores aristocráticos, tradicionalistas y clericales de la población, molestos por el avance de la democratización y el igualitarismo.

La única monarquía que se convirtió en dictadura fascista, Italia, era como la republica francesa, nueva y los grupos importantes de la sociedad no la consideraban ilegitima. La iglesia prohibió a los católicos participar en la política italiana casi hasta la primera guerra mundial y solo retiro la prohibición por miedo a los socialistas. La perdida de legitimidad depende de como afrontan las sociedades el problema del acceso a la política, un acceso relativamente fácil a las instituciones políticas legitimas tiende a asegurar la lealtad al sistema de estos nuevos grupos ppueden permitir que los viejos estratos dominantes conserven su propia integridad y estatus. Los sistemas políticos que niegan a los nuevos estratos el acceso al poder político, salvo a través de medios revolucionarios  también impiden que se desarrolle la legitimidad provocando esperanzas milenarias en el terreno de la política


Problemas principales de los estados de occidente: Religioso, el lugar que ocupaba la religión en la sociedad. Admisión de los estratos bajos a la condición de ciudadanos, el derecho de poder negociar colectivamente en lo económico. La lucha constante en la división de las riquezas nacionales. Los problemas se abordaron uno a uno, antes de que surgiese el siguiente o se acumulara. La cuestión religiosa, la mayoría de las naciones protestantes en los siglos XVIII y XIX y dejo de ser motivo de polémica política grave. En países como Francia, Italia, España y Austria, ser católico ha significado estar aliado con grupos derechistas o conservadores en política, mientras que ser anticlerical (o de una religión minoritaria) ha significado en general una alianza con la izquierda. Para muchos intelectuales laicos de la Italia contemporánea la oposición a la iglesia legitima la alianza con los comunistas. En los estados unidos y en Inglaterra se otorgo la ciudadanía plena a los obreros a principios o mediados del siglo XIX. Suecia y otras naciones europeas se resistieron hasta el siglo XX, donde se negaron los derechos civiles, económicos y políticos a los trabajadores, su lucha por la redistribución de la renta y del estatus se vinculo a una ideología revolucionaria.

En Francia los trabajadores obtuvieron el sufragio, pero se les negaron los derechos económicos básicos hasta después de la segunda guerra mundial. Los católicos y los socialistas en general en gran parte de Europa y antes de 1939, preocuparon aumentar las comunicaciones interreligiosas e interclasistas creando una red de organizaciones económicas y sociales vinculadas a la iglesia y al partido, dentro de las cuales sus seguidores podrían vivir la totalidad de su vida.

La única justificación de para aislarse del resto de la cultura es una vigorosa fidelidad a la idea de que el partido posee la única verdad, que hay determinados temas básicos que deben resolverse con el triunfo de la verdad histórica. Es evidente que la iglesia católica y la calvinista no son democráticas en la esfera de la religión ya que creen que solo existe una sola verdad, lo mismo que los comunistas y los fascistas en la política. En la Alemania contemporánea un católico de clase sobrera presionado en dos direcciones, es mas probable que vote a la democracia cristiana. Los factores relacionados con la modernización o el desarrollo económico están estrechamente vinculados a los relacionados con la institucionalización histórica de los valores de legitimidad y tolerancia.

Sistemas de gobierno y democracia.

Los sistemas bipartidistas son mejores que los multipartidistas, las democracias estables son compatibles con sistemas multipartidistas, con la representación proporcional y con un estado unitario. El argumento en favor del sistema bipartidista se apoya en los supuestos de que en una sociedad compleja, esos partidos tienen que ser forzosamente coaliciones amplias que no ´pueden pretender servir solo a los intereses de un grupo importante, que no pueden ser partidos de integración, al formar coaliciones electorales se exponen inevitablemente a perder apoyo entre los que les son mas leales y por el contrario han de intentar obtener apoyos entre grupos próximos al partido de la oposición.

El federalismo sirve para fortalecer la democracia por que aumenta la posibilidad de múltiples fuentes de división. Añade valores e intereses regionales a otros que recorren la estructura social como clase, religión y etnicidad. Una excepción importante a esta generalización es la que se produce cuando el federalismo divide el país de acuerdo con líneas divisorias básicas, por ejemplo entre distintas zonas étnicas, religiosas o lingüísticas. Pero donde no existen las divisiones el federalismo puede servir bien a la democracia.

Problemas de la democracia contemporánea:

La característica de las democracias occidentales estables del siglo XX es s que son pospoliticas, no existe mucha diferencia entre derecha e izquierda democráticas. Los socialistas son moderados y los conservadores aceptan el Estado de bienestar.

Apéndice metodológico

En general se han manejado características complejas de un sistema social, como la democracia, el grado de burocratización, el sistema de estratificación, a través de un enfoque reduccionista o de “tipo ideal”. El primer enfoque desdeña la posibilidad de considerar esas características como atributos del sistema en cuanto tal, y sostiene que las cualidades de las acciones individuales son la suma y la sustancia de las categorías sociológicas.

El enfoque de “tipo ideal” parte de un supuesto similar, pero llega a una conclusión contraria. El supuesto similar, que se deriva de las perspectivas e intereses concretos del científico, es que las sociedades son un orden complejo de fenómenos, con tanta contradicción interna que las generalizaciones sobre ellas como conjuntos deben ser necesariamente una representación elaborada de elementos seleccionados. La conclusión opuesta es que abstracciones del tipo “democracia” o “burocracia” no tienen necesariamente conexión alguna con estados o cualidades de sistemas sociales complejos que existen realmente, sino que constituyen colecciones de atributos que están lógicamente interrelacionados, pero que ni son todos característicos de ninguna sociedad existente.

La crítica de categorías o tipos ideales de este género, sobre la base exclusiva de que no se corresponden con la realidad, es intrascendente, porque estas no pretenden describir la realidad, sino proporcionar una base para comparar aspectos diferentes de ellas y sus desviaciones del tipo coherentemente lógico.

Este enfoque discrepa en su se puede considerar que categorías teóricas generalizadas tienen una relación valida con características de sistemas sociales totales. Lo que significan los daros estadísticos sobre la democracia, y las relaciones entre democracias, desarrollo económico y legitimidad política, expuestos en este articulo es que hay aspectos de sistemas sociales totales que pueden exponerse en términos teóricos, que pueden compararse con aspectos similares de otros sistemas y, al mismo tiempo, pueden deducirse de datos empíricos que pueden comprobar otros investigadores.

Este enfoque fortalece también la opinión de que las complejas características de un sistema total tienen una causalidad múltiple y también múltiples consecuencias, siempre que la característica tenga cierto grado de autonomía dentro del sistema. La burocracia y la urbanización, lo mismo que la democracia, tienen en este sentido causas y consecuencias. Con este punto de vista, seria difícil identificar un factor único como decisivamente relacionado con una característica social compleja o como “causa” de ella. Se considera que todas las características tienen más bien una causalidad múltiple y múltiples consecuencias.

Así, en un sistema múltiple, el interés puede centrarse en cualquier elemento, y pueden establecerse sus condiciones y consecuencias sin que ellos signifiquen que hayamos llegado a una teoría completa de las condiciones necesarias y suficientes para que surja.

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