La Evolución de la Escultura y Pintura en el Imperio Romano: Clasicismo y el Giro Anti-Clásico

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La Escultura en el Alto Imperio Romano

A partir de Trajano surge con fuerza el **“relieve narrativo”** que aparece en grandes monumentos conmemorativos (*Columna Trajana*), el cual sacrifica la belleza formal y la perspectiva en aras de un lenguaje comprensible. Pero, a la vez, persiste un relieve clasicista, aúlico, que enlaza con Augusto, sobre todo a partir de Adriano y los Antoninos (*Pedestal de la Columna Antonina*, *relieves de Marco Aurelio y Adriano en el Arco de Constantino*).

Los Sarcófagos Romanos

Una mención especial merecen los **sarcófagos**, paralelepípedos regulares decorados en tres de sus caras con escenas de la vida del difunto, mitológicas, vegetales y algunas bélicas que irán caminando hacia una temática cristiana. Su estructura decorativa será muy variada: desde los medallones con el retrato del difunto (*imago clipeata*) a los *strigilos*, pasando por una decoración frontal que deja gran espacio a los motivos escultóricos (*sarcófago Ludovisi*), bien con una única escena o divididos en bandas o verticalmente por columnas. A partir del siglo III, su importancia aumentó de tal modo que sarcófagos y retratos fueron prácticamente los únicos tipos de escultura realizados.

El Periodo Bajo Imperial y el Giro Anti-Clásico

Las razones de los cambios estéticos de este periodo parecen estar en la **crisis económica y política del Imperio** y en la llegada con fuerza de nuevas corrientes culturales y religiosas provenientes de Oriente.

Características de la Escultura Bajo Imperial

La primera consecuencia de este proceso fue la **degradación técnica** que sufrió la escultura (crisis de los talleres, reducción de encargos). Unido a ello, se produjo una simplificación de las formas, de los rasgos y detalles. De esta forma, la escultura que se desarrolle puede considerarse **“anti-clásica”**. Los retratos se deshumanizan. Se abandona paulatinamente cualquier atisbo de realismo e idealización. A partir del siglo IV, los artistas no se preocuparán tanto del refinamiento, la perfección formal y la armonía. Se tiende a una **esquematización** que aleja al emperador de la sociedad.

Será un arte más **intelectualizado**, menos sensible y más espiritual, donde dominan convenciones como la **perspectiva jerárquica** y se es capaz de destruir las proporciones para expresar ideas. Tratan de conseguir nuevos efectos destacando rasgos concretos que reflejen las potencias anímicas: los ojos adquieren mayor volumen e importancia, en un proceso de simplificación y esquematismo tendente a reforzar la expresividad. Tras el *Edicto de Milán* (313 d.C.), que otorgó libertad de culto a los cristianos, comenzará a desarrollarse una nueva iconografía de simbolismo cristiano (moscóforo, crismón, pez, trigo) durante los últimos años del Imperio.

Pintura Romana: De Grecia a Pompeya

La cultura y el arte griego están presentes, desde sus orígenes, en la pintura romana. La llegada de obras pictóricas procedentes de los botines obtenidos en Grecia influye en las temáticas, aumentando gradualmente las escenas mitológicas y la plasmación de los ritos religiosos. A partir del siglo I a.C., se extiende la práctica de la decoración de interiores (casas, palacios, edificios públicos y religiosos), utilizando la técnica de la **pintura mural al fresco** y mostrando una mayor preferencia por temáticas cotidianas.

La mayor parte de estas obras se han conservado gracias a la erupción del Vesubio en el 79 d.C., que sepultó ciudades enteras como *Pompeya* y *Herculano*, dejando edificios intactos. En su conjunto, estas pinturas se caracterizan por un alto grado de **realismo**, en el que destaca el uso de la perspectiva (disminuyendo el tamaño de las figuras y difuminando los detalles con la profundidad), el detallismo, la precisión, la riqueza cromática y la fuerza expresiva.

Los Cuatro Estilos Pictóricos Romanos

Tradicionalmente se establecen cuatro estilos o sistemas pictóricos muy diferenciados:

1. Primer Estilo o Estilo de Incrustación

Desarrollado a mediados del siglo II a.C. hasta el inicio del siglo I a.C., este estilo presenta una intensa influencia griega.

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