La Evolución de la Escultura en la Antigua Grecia: Del Periodo Arcaico al Helenismo

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La Escultura en la Antigua Grecia

Características Generales

La mayoría de las esculturas griegas que han llegado hasta nosotros son copias romanas, y las primeras obras muestran una clara influencia egipcia. El arte escultórico griego está en una constante evolución, buscando siempre un equilibrio entre la forma física y la espiritual (Sofrosyne). A lo largo de sus etapas, vemos una creciente expresividad de sentimientos en los rostros y una constante preocupación por el volumen y la representación del movimiento.

El Periodo Arcaico

El final del arte egipcio marca el principio de la escultura arcaica. En esta etapa se desarrollaron dos tipologías principales:

  • Los kuroi (atletas desnudos).
  • Las korai (mujeres sacerdotisas vestidas).

Se trata de figuras rígidas, lo que evidencia la dificultad técnica para modelar articulaciones. Presentan cierta abstracción, aunque son fundamentalmente naturalistas al representar la musculatura masculina y la esbeltez de la cintura. Sus rasgos son orientales: ojos almendrados, cabello geométrico y una expresión hierática, a menudo con una leve sonrisa conocida como “sonrisa arcaica” o eginética. Estas esculturas mantienen la ley de la frontalidad, heredada de Egipto.

Obras representativas:

  • La Dama de Auxerre
  • Hera de Samos
  • El Kouros de Anavyssos
  • El Efebo de Critias

Transición al Clasicismo

Este breve periodo se caracteriza por un mayor dominio del movimiento y una creciente variedad en las expresiones faciales, abandonando la rigidez arcaica. Algunas de las obras más destacadas son el Auriga de Delfos y el Trono Ludovisi.

La Escultura Clásica

El siglo V a.C.: Mirón, Fidias y Policleto

Mirón

Realizó la célebre obra del Discóbolo, representando el momento de máxima tensión justo antes de lanzar el disco para marcar con detalle la anatomía de la figura. Sin embargo, los músculos aún son planos y las facciones poco expresivas, lo que denota su posición en los inicios del Clasicismo.

Fidias

Gran parte de su obra fue ejecutada por los miembros de su taller. Sus creaciones transmiten una belleza serena en los rostros. Es conocido por perfeccionar la técnica de los paños mojados, con la que lograba que las vestimentas parecieran flexibles y transparentes, adhiriéndose al cuerpo y revelando la anatomía. Sus figuras poseen un movimiento lento y pausado. Sus obras más importantes están vinculadas al Partenón:

  • El Friso de las Panateneas
  • Las esculturas de Atenea
  • Las Metopas, con movimientos más dramáticos
  • Los Frontones, con rostros más expresivos
Policleto

Policleto fue un gran teórico de la anatomía humana y creador de un canon de proporciones. En su obra maestra, el Doríforo, representa a un atleta ideal. Utiliza el pliegue inguinal y la contraposición de miembros (contrapposto) para dar un efecto de profundidad y dinamismo contenido. Las proporciones de la escultura son matemáticamente perfectas, buscando un equilibrio entre la forma física y la espiritual. Presenta una luz homogénea y suave, sin policromía, y una expresión figurativa idealizada. Otra de sus obras es el Diadúmeno, con una expresión más dulce y que encarna los ideales griegos: la fuerza unida al equilibrio y la belleza.

El siglo IV a.C.: Scopas, Praxíteles y Lisipo

Lisipo

Su obra más conocida es el Apoxiomeno. En ella, los músculos se representan con fibra y grasa, y se introduce un canon más alargado y esbelto que el de Policleto. La figura es inestable y parece que su cuerpo oscila, rompiendo con la visión frontal única.

Praxíteles

Es el creador de un estilo original y refinado. Sus esculturas presentan cuerpos blandos y una característica y sinuosa curvatura de la cadera conocida como la “curva praxiteliana”. Los rostros son melancólicos y el canon es igualmente alargado. Sus obras más famosas son el Hermes de Olimpia y la Afrodita de Cnido.

El Periodo Helenístico

Con la crisis de las polis y la centralización del poder bajo el dominio macedonio de Alejandro Magno, los valores de la Grecia Clásica (armonía y medida) desaparecen. Emerge un realismo, a menudo amargo, que representa a personas que sufren, con cuerpos retorcidos, desequilibrados y expresiones muy dramáticas (pathos). Se explora la fealdad y lo monstruoso, como se aprecia en la lucha contra la serpiente en el grupo escultórico del Laocoonte. Los músculos aparecen hinchados por la tensión y los pliegues de las vestimentas presentan un gran movimiento y teatralidad.

Obras emblemáticas:

  • El Altar de Pérgamo
  • Laocoonte y sus hijos
  • La Venus de Milo
  • La Victoria de Samotracia

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