Evolución Económica y Social en España (1939-1975): De la Autarquía Franquista al Desarrollismo

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Política Económica del Franquismo y Transformaciones Sociales: De la Autarquía al Desarrollismo

La Etapa Autárquica y sus Consecuencias (Años 40 y 50)

En los años cuarenta y cincuenta, el régimen franquista apostó por la economía autárquica, cuyo objetivo era conseguir la autosuficiencia económica. Esta política situó a la economía española al borde del colapso, haciendo necesario el racionamiento de productos básicos.

El Plan de Estabilización de 1959: Hacia la Liberalización Económica

Ante la grave crisis, la reacción de Franco fue la remodelación del gobierno en 1957, nombrando ministro de Hacienda a Navarro Rubio y ministro de Comercio a Ullastres. Estos tecnócratas elaboraron el Plan de Estabilización Económica (1959). Las medidas más destacadas de este plan fueron:

  • La reducción de los gastos del Estado, la congelación de los salarios y la devaluación de la peseta.
  • La progresiva desaparición del control del Estado sobre las actividades económicas.
  • La apertura a los mercados exteriores, facilitando la inversión extranjera y la instalación de empresas multinacionales.

Este plan liberalizó la economía española y sentó las bases del despegue económico de los años sesenta, un crecimiento que también fue favorecido por la coyuntura económica internacional favorable. Como contrapartida, una de sus consecuencias iniciales fue el aumento de la emigración al exterior de muchos españoles en busca de trabajo.

El Desarrollismo de los Años Sesenta

En los años sesenta, la economía española experimentó un crecimiento explosivo, aunque desequilibrado. Son los años del desarrollismo. Varios factores contribuyeron a este fenómeno:

  • La abundante mano de obra, barata y férreamente controlada, procedente del éxodo rural.
  • La existencia de capitales acumulados en el interior.
  • La llegada de capital extranjero, atraído por los bajos costes laborales y las oportunidades de inversión.
  • Los ingresos crecientes procedentes del turismo.
  • Las remesas de dinero enviadas por los emigrantes españoles desde el extranjero.
  • El desarrollo de la industrialización, aunque concentrada geográficamente en Madrid, Cataluña, País Vasco, Asturias y Valencia.

Los Planes de Desarrollo

En 1962 se pusieron en marcha los Planes de Desarrollo, bajo la dirección de Laureano López Rodó. Estos planes tenían una duración de cuatro años (hubo tres planes, que se extendieron hasta 1975). Con la finalidad de su correcta aplicación, se creó el Ministerio de Planificación y Desarrollo. Los planes establecían directrices obligatorias para las empresas públicas e indicativas para las privadas. Se concedieron ventajas fiscales y crediticias a las empresas que siguieron las directrices del Estado, con los siguientes objetivos:

  • Un notable crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB).
  • El desarrollo preferente de la industria y la modernización de la agricultura.
  • El desarrollo de regiones tradicionalmente no industrializadas, para lo cual se crearon los Polos de Desarrollo (localizados en ciudades como Burgos, Huelva, Valladolid y Vigo), aunque con resultados dispares.

Limitaciones del Desarrollismo

No obstante, el desarrollismo presentó una serie de limitaciones significativas:

  • El desarrollo de una industria con escaso contenido tecnológico propio y muy dependiente del capital y la tecnología exterior.
  • La incentivación de la emigración al exterior como válvula de escape para evitar el paro masivo.
  • La renta per cápita y el bienestar social, aunque mejoraron, no alcanzaron el nivel medio de los países de Europa occidental.
  • Un sistema fiscal regresivo, junto con un fraude y una evasión de impuestos considerables.

Transformaciones Demográficas y Sociales

Como consecuencia de la combinación de una natalidad elevada y una mortalidad en descenso, se produjo un notable crecimiento de la población, conocido como el Baby Boom. Durante los años sesenta, las migraciones fueron masivas.

Migraciones Interiores y Exteriores

En el interior, se produjo un intenso éxodo rural hacia las zonas industriales, lo que llevó al surgimiento de suburbios y ciudades dormitorio en torno a las grandes ciudades (especialmente Madrid, Barcelona y Valencia), frecuentemente sin una planificación adecuada e infradotados de servicios y equipamientos básicos. Como resultado, se despoblaron amplias zonas de Andalucía, las dos Castillas, Extremadura y Galicia, acentuándose las diferencias de riqueza entre las distintas regiones del país. Por otro lado, más de 1,5 millones de personas emigraron al exterior, fundamentalmente a países europeos como Alemania, Francia, Suiza y Bélgica.

Modernización de la Estructura Social

La estructura de la población activa se modernizó significativamente: disminuyó el número de jornaleros en el campo, aumentó el de obreros industriales y de servicios, y se desarrolló una incipiente clase media.

Cambios en los Modos de Vida y la Mentalidad

Los modos de vida y la mentalidad de los españoles cambiaron profundamente, sobre todo entre los jóvenes y en las ciudades, por la influencia de los turistas europeos y la difusión de la televisión. Uno de los cambios sociales más destacados fue la progresiva incorporación de la mujer al trabajo fuera del hogar y al sistema educativo.

El nivel de vida mejoró para una parte importante de la población y apareció la sociedad de consumo. Los salarios subieron y se generalizaron bienes y servicios antes considerados de lujo, como el teléfono, la nevera, la lavadora, el automóvil (simbolizado por el SEAT 600), las vacaciones pagadas y, en general, la cultura del ocio.

Conclusión: Contrastes de una Época

El crecimiento económico de este período transformó profundamente la sociedad española. No obstante, estos notables cambios económicos y sociales contrastaron con el inmovilismo y la represión políticos característicos del régimen franquista.

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