Evolución Demográfica y Social de España: Modernización y Transformación
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Evolución Demográfica y Social de España: La Modernización
4.1. Demografía y Migraciones
La mejora de las condiciones de vida de la población provocó un aumento de la natalidad y una disminución de la mortalidad en España, lo que produjo un fuerte aumento demográfico. Además, la población española experimentó los movimientos migratorios más importantes de los últimos siglos.
Como el crecimiento de la población fue superior al ritmo de creación de empleo, muchos españoles tuvieron que trasladar su lugar de residencia en busca de trabajo y mejores oportunidades de vida.
La emigración exterior afectó a casi dos millones de españoles que marcharon esencialmente hacia Alemania, Suiza y Francia, países necesitados en aquellos momentos de mano de obra. El dinero que estos emigrantes enviaban a sus familias fue un elemento importante para el desarrollo económico de esos años.
Las migraciones interiores implicaron a un número mayor de españoles, que se desplazaron desde las regiones agrícolas hacia los núcleos industriales. Ese éxodo movilizó a cerca de cuatro millones de personas y significó el crecimiento de las grandes ciudades (Barcelona, Madrid, Bilbao, Valencia, Sevilla, Zaragoza…) y el despoblamiento de muchos núcleos rurales.
La rapidez de los desplazamientos internos provocó un crecimiento caótico de las ciudades receptoras, donde surgieron nuevos barrios con ausencia de planificación y de infraestructuras básicas, como asfaltado, luz eléctrica, alcantarillado y servicios (escuelas, hospitales…).
4.2. La Transformación de la Sociedad
Durante la década de 1960, tras los años de la posguerra en los que la sociedad había mantenido formas de vida muy tradicionales, se produjo un acelerado cambio social.
La mejora del nivel de vida
La mecanización agrícola y la industrialización dieron lugar a un drástico descenso de la población agraria y a un notable crecimiento de la población urbana, dedicada a la industria y los servicios. La modernización de la economía originó también el crecimiento de la clase media (obreros especializados, profesionales liberales, trabajadores de la administración, la banca, enseñanza, sanidad…) frente a sectores menos favorecidos socialmente (jornaleros o peones).
El incremento de los niveles de renta hizo que las familias pudiesen destinar parte de su presupuesto a la adquisición de bienes de consumo (frigorífico, lavadora, televisión, automóvil...). Así, España fue incorporándose a la denominada sociedad de consumo, aunque con menor intensidad que otros países occidentales.
Una sociedad más abierta
La llegada del turismo, la apertura de fronteras y los viajes a otros países permitieron a los españoles tomar contacto con el exterior: conocer sus costumbres, literatura, cine, arte y, sobre todo, los regímenes políticos democráticos y de amplias libertades.
Esta apertura de la sociedad comportó cambios en la mentalidad de los españoles. Se impusieron nuevos hábitos de relación social, las mujeres fueron incorporándose a la vida laboral fuera de casa y la Iglesia disminuyó su influencia social.
La mentalidad de las nuevas generaciones, que no habían vivido la guerra, cambió radicalmente y poco a poco fue extendiéndose un amplio movimiento social a favor de la democratización de la vida española.