Evolución Demográfica, Migraciones y Revolución Industrial en la España del Siglo XIX

Enviado por Chuletator online y clasificado en Geografía

Escrito el en español con un tamaño de 10,5 KB

Evolución Demográfica y Movimientos Migratorios en el Siglo XIX. El Desarrollo Urbano.

A lo largo del siglo XIX hay un crecimiento demográfico lento pero sostenido; por tanto, hay una relación entre crecimiento demográfico e industrialización. No obstante, el crecimiento español estaba por debajo del europeo como consecuencia de las guerras del siglo XIX, las crisis de subsistencia (provocadas por las malas cosechas, atraso agrícola y transporte deficiente), epidemias periódicas y enfermedades endémicas como la tuberculosis, que diezmaron una población debilitada por la subalimentación, falta de higiene y cuidados médicos.

La densidad de la población española era baja y además había contrastes regionales: interior casi despoblado frente a una periferia con mayores densidades.

La mayor parte de la población, el 83%, seguía viviendo en núcleos rurales que, debido a sus condiciones de pobreza y miseria, inician una migración tanto al exterior como al interior.

Las migraciones interiores se intensifican a lo largo de la segunda mitad del siglo debido al crecimiento de las ciudades, el desarrollo industrial y comercial, la mejora de los transportes y el deseo de mejorar sus expectativas de vida. Partían de zonas deprimidas económicamente del país: Galicia, el interior y Andalucía, hacia destinos con gran desarrollo industrial, como Cataluña, País Vasco y Madrid, principalmente a ciudades como Barcelona, Bilbao, Valencia y Madrid, donde surgen problemas de falta de viviendas.

Las migraciones exteriores se dirigieron fundamentalmente a América, pero también emigraron al resto de Iberoamérica, aunque al principio eran clandestinas porque tras la independencia americana se interrumpió hasta la segunda mitad del XIX. Desde entonces la situación cambió, debido a la necesidad que tenía Iberoamérica de reclutar gente para poblarse, explotar sus recursos, etc. España facilitó la salida porque había mucho atraso agrario y provocaba crisis y levantamientos, excedente de mano de obra agraria y la industrialización era escasa, junto al efecto llamada de los familiares o evitar el servicio militar de 3 años. Eran varones del medio rural, jóvenes, solteros y sin cualificación, procedentes de Galicia, Asturias y Canarias, principalmente se dirigían a Argentina. Algunos de los emigrantes, conocidos como “indianos”, hicieron “las Américas” y cuando retornaron colaboraron en el desarrollo económico, político y social de sus lugares de origen del país.

Hacia USA y Canadá fue una corriente migratoria minoritaria, así como a Australia.

La emigración hacia el norte de África coincide con la colonización francesa en Argelia en 1833. Es una emigración con procedencia de Levante (Alicante, Murcia y Almería) ocasionada por la debilidad de la estructura agraria y escaso desarrollo del regadío; eran campesinos para trabajar en faenas agrícolas. Emigraron unos 160.000, de ellos solo el 12% llegó a propietarios, el resto sobrevivió. Aportaron poco a sus zonas de origen y volvieron en 1911, cuando Francia aprueba la Ley de Naturalización.

Hacia Europa la emigración fue escasa y estacional; eran campesinos de Levante, Aragón, Navarra o Castilla y León que emigraron para trabajar en la construcción o en el servicio doméstico.

El Crecimiento de las Ciudades

Las ciudades que conocieron cierto desarrollo industrial y contaban con puerto de mar, aunque debido al retraso de la industrialización el desarrollo de urbanización fue lento. Las ciudades que más crecieron fueron Bilbao y Santander en el Cantábrico, La Coruña, Vigo y Cádiz en el Atlántico y Málaga, Valencia y Barcelona en el Mediterráneo. Madrid, por ser la capital de España y centro industrial y administrativo, es la excepción.

El aumento de la población urbana trajo problemas por la falta de viviendas. La revolución liberal y las desamortizaciones crearon las condiciones necesarias para el diseño de las nuevas ciudades que se extendieron más allá de los centros tradicionales, en las que surgieron suburbios periféricos de barrios obreros, desordenados, sin servicios ni infraestructuras. También surgieron áreas burguesas de urbanismo planificado, los denominados ensanches, etc. Tomándolos como ejemplo se construyeron otros en Bilbao, San Sebastián, Valencia o Zaragoza. Estos ensanches, con plano ortogonal y espacios reservados para jardines y fines sociales, fueron motivo para la especulación urbanística.

Las ciudades ejercen una gran influencia en la sociedad, favorecida por la facilidad de los desplazamientos, debido a la ampliación de la red de transportes y abaratamiento de los mismos.

La Revolución Industrial en la España del Siglo XIX. El Sistema de Comunicaciones: El Ferrocarril. Proteccionismo y Librecambismo. La Aparición de la Banca Moderna.

El Proceso de Industrialización

En España tiene un retraso con respecto a Europa, además será lento y desequilibrado debido a que la débil revolución demográfica y ausencia de una revolución agrícola, falta de materias primas, fuentes de energía, dependencia de capital y tecnología extranjera, ausencia de mercado interior y pérdida del mercado exterior, además, falta de espíritu de empresa.

El Sector Textil

Se desarrolla en Cataluña en torno al algodón, domina el mercado nacional, está protegido y es incapaz de competir en el extranjero.

El Sector Siderúrgico

Al principio se desarrolla en Marbella y a partir de 1860 se instala en Asturias y Vizcaya aprovechando una relación complementaria con Inglaterra, pero por falta de demanda su desarrollo fue débil.

El Sector Minero

Se nacionalizó durante el Sexenio, con la Ley de Minas de 1869 quedó bajo dominio extranjero y España pasará a ser exportadora de materias primas.

El balance es una industria escasa, tardía, desequilibrada y muy protegida, centrada en el País Vasco, Asturias y Cataluña. Como consecuencia de esto, el comercio exterior creció durante el siglo XIX pero se mantuvo deficitario. España exportaba materias primas e importaba productos manufacturados, especialmente del Reino Unido y Francia.

Modernización de las Infraestructuras: El Ferrocarril

En la segunda mitad del XIX se produjo una modernización de las infraestructuras: se mejoraron las carreteras, correos y telégrafos, pero la gran apuesta fue la instalación del ferrocarril.

Tras la Ley General de Ferrocarriles de 1855 iniciará su expansión, pero dependiendo del capital extranjero; también participó el capital público. El Estado subvencionó la construcción con la condición de que las vías férreas pasaran a ser propiedad estatal transcurridos 99 años. Como consecuencia de las condiciones, las empresas utilizaron materiales de baja calidad, por eso los beneficios fueron escasos. La industria española no se benefició de la construcción, porque parte del material utilizado se compró a empresas extranjeras.

Las líneas iniciales fueron: Barcelona-Mataró, Madrid-Aranjuez y Gijón-Sama de Langreo; eran segmentos inconexos, pero la generalización del trazado fue a partir de 1855, cuando priman los Planes Nacionales. Su máximo desarrollo está entre 1855-1864, con una media de 430 km anuales. Se creó una red radial entorno a Madrid, con un ancho de vía mayor que el europeo, lo que dificultó las comunicaciones con Europa.

La expansión del ferrocarril contribuyó a la consolidación de un mercado nacional, conectando los diferentes espacios económicos, uniendo los centros productores con los centros de consumo y facilitando el traslado de alimentos, artículos industriales y materias primas.

Proteccionismo y Librecambismo

Se llevaron a cabo políticas proteccionistas que limitaban la entrada de sus productos con la imposición de aranceles. En España, los fabricantes de algodón catalanes, los productores cerealísticos castellanos y los industriales vascos siderúrgicos solicitaban aranceles.

Frente a los partidarios del proteccionismo estaban los comerciantes y las compañías ferroviarias, partidarios del librecambismo, defensores de la menor intervención del Estado en la economía y dejar que las fuerzas del mercado actuaran libremente.

La política arancelaria española del siglo XIX pasó por 4 etapas:

  1. Un acusado proteccionismo: Arancel de 1826, prohibía la importación de 657 artículos.
  2. Una reducción paulatina del proteccionismo: Aranceles de 1841 y 1849, que prohibían la entrada de 83 artículos y 14, respectivamente.
  3. Una política relativamente librecambista: el Arancel de Figuerola de 1869, por el cual las tarifas que se aplicaban se rebajaron o se suprimieron y no prohibía la importación.
  4. Durante la Restauración, el Arancel de 1891, que se prolongó hasta 1960.

La Aparición de la Banca Moderna

El desarrollo de la banca moderna es paralelo a la industrialización española. Este fue lento y desigual. Durante el primer tercio del siglo XIX solo existió el Banco Nacional de San Carlos, creado para la administración de la deuda pública, pero la Guerra de la Independencia y la mala política lo arruinaron y desapareció.

En 1829, por iniciativa del ministro López Ballesteros, se creó el Banco Español de San Fernando para prestar dinero al Estado y se publica el código de comercio que permitía fundar sociedades anónimas. En 1831 se creó la Bolsa de Comercio de Madrid, pero por la situación política interna fue necesaria la presencia de capital financiero extranjero.

La banca privada tuvo escaso desarrollo hasta 1850, pero durante la Década Moderada hubo una rápida acumulación de capitales que permitieron la creación de los primeros bancos privados: el Banco de Barcelona y el madrileño Banco de Isabel II, que en 1856 se convirtió en el Banco de España tras la fusión con el Banco Español de San Fernando y tuvo el monopolio de la emisión de billetes; desde entonces pasó a realizar las funciones de un banco central y asentó la nueva moneda nacional.

La progresiva industrialización de algunas regiones propició la formación de nuevas entidades. Así se creó el Banco de Bilbao y el Banco de Santander, pero a finales de siglo es cuando el sector se fortaleció con la creación de grandes bancos. La causa está en la repatriación de capitales tras el desastre del 98. En este momento surgieron el Banco Hispano Americano (1900), el Banco de Vizcaya (1901) o el Banco Español de Crédito (1902).

Entradas relacionadas: